9 estructuras en madera dan vida al renovado Jardín Japonés del Parque Metropolitano

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17 de Enero, 2019

Este ícono urbano reabrió sus puertas el pasado viernes 11 de enero, luego de estar cerrado durante dos años. Hoy, su reinauguración luce diversos elementos en roble, con estructuras prefabricadas en Villarrica y un montaje final en pleno Cerro San Cristóbal. Madera21 entrevistó a los encargados de este proceso, quienes nos explican cómo trabajaron en este nuevo diseño.

Un mirador, un escenario y una rueda de agua. Esas son parte de las nuevas estructuras en madera que han cambiado la cara del simbólico Jardín Japonés, en el Parque Metropolitano de Santiago.

Detrás de esta nueva era del emblemático espacio urbano existe un equipo de profesionales que se las ingeniaron para resaltar la madera y perfeccionar este proyecto de restauración, el cual incluyó un aumento de la superficie del parque de 3.200 a 4.500 m2.

Junto con esto, se desarrolló un completo bosquejo de diseño industrial, a cargo del arquitecto italiano Rosario Magro, quien proyectó nueve estructuras en madera de roble, material nativo que se eligió debido a su alta resistencia.

“Este espacio es importante desde un punto de vista educativo, especialmente para que las instituciones comprendan que la madera también puede tener un protagonismo en próximos proyectos. Sobre todo, revalorizar el uso de madera nativa chilena”, destaca Magro.

Ventajas prefabricadas

Inspirado en la cultura japonesa y tomando como referencia algunos diseños antiguos del jardín, Magro creó los nuevos planos, con detalles específicos para cada una de las estructuras en madera. Así, hace un año, comenzó a idear los nuevos integrantes en madera que adornarían este paseo metropolitano, figuras entre las que hoy destacan un escenario, una rueda, un parrón, dos puentes y un mirador. Todos estos elementos fueron prefabricados en Villarrica, por la empresa Tronconoble, y luego montadas en el sitio de la obra.

 

A partir de láminas de madera de 2 pulgadas de espesor, se fabricaron vigas, pilares, cerchas y la totalidad de las estructuras. Durante el montaje, estas secciones se ensamblaron utilizando tornillos y tarugos. Los beneficios de este sistema fue que, por una parte, esto esconde estéticamente las uniones y, por otra, permite que el material sea fácil de sustituir sin comprometer todo lo demás.

Rosario Magro explica que fue fundamental la elaboración de las piezas en taller, sobre todo para mejorar la eficiencia del proyecto.

“Eso te asegura una calidad en las uniones de las piezas, porque tienes a disposición toda la maquinaria posible. También, otorga mejores condiciones para los trabajadores quienes no tienen que estar meses en obra. El futuro de la madera es la prefabricación”, enfatiza.

 

Una renovación resguardada

Antes de fabricar todos los elementos, proceso que tardó poco más de cinco meses, Andrés Gutierrez, fundador de Tronconoble, explica que debió someter la madera a una serie de tratamientos. De esta forma, la mayor parte del material fue vaporizado, un proceso previo al secado.

“Lo hace más estable dimensionalmente, facilita un secado más rápido y permite un menor colapso durante el mismo”, explica Gutiérrez.

Posteriormente, la madera fue secada para que tuviera entre un 10% y 12% de humedad, y así fuera aún más estable. Luego, se realizó el cortado y biselado de los elementos. Esto último favoreció la aplicación de los tratamientos de sellado e impermeabilización. Andrés Gutiérrez cuenta que varios componentes de las estructuras fueron prearmados en fábrica, por ejemplo, las ocho barandas del puente o algunas partes de la rueda de agua. De ahí, solo quedaba unir las piezas en el sitio de la obra.

Previo al ensamblaje de las secciones, Gutiérrez cuenta que se les aplicó AF7000, una sustancia que retarda la acción del fuego y resguarda al material contra las termitas. Junto con eso y, considerando que todos los elementos estarán expuestos a la intemperie y a constante humedad, la madera se recubrió con Osmo, para preservarla por más tiempo sin que absorba agua.

Por lo mismo, para Gutiérrez fue trascendental generar un trabajo colaborativo junto a Rosario Magro. Esto generó algunas modificaciones en diseño y en ciertas especificaciones técnicas, con el fin de lograr que el proyecto tuviera un acabado funcional y de larga vida. Un ejemplo de este tipo de adaptaciones fue decidir que la madera utilizada para la rueda de agua sería secada a un menor porcentaje, con el fin de evitar que absorbiera mayor humedad y se reventara.

Actualmente, el Jardín Japonés y estas estructuras en madera, al interior del Parque Metropolitano, estarán disponibles de martes a domingo, con la opción de ser visitadas desde las diez de la mañana y hasta las siete de la tarde.


Escrito por Yuriko Takahashi

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