3 de Julio, 2018

La historia en madera que esconde Valparaíso a 15 años de ser declarado Patrimonio de la Humanidad

En 2003 la UNESCO incorporó al casco histórico de esta ciudad dentro de la lista mundial de lugares que son protegidos por su importante valor cultural o natural. La madera es una parte fundamental de su arquitectura y por eso el especialista austriaco Michael Bier profundiza sobre su valor en la construcción de reconocidos edificios que dan vida a este puerto.

Zona Típica o Pintoresca. Esa fue la denominación que recibió Valparaíso cuando en 2003 fue declarado Patrimonio Mundial por la La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, UNESCO, por ser “testimonio excepcional de la fase temprana de globalización de avanzado el siglo XIX, cuando (Valparaíso) se convirtió en el puerto comercial líder de las rutas navieras de la costa Pacífico de Sudamérica”, de acuerdo con la entidad internacional.

De esta forma, y por su zona histórica, esta ciudad de la Quinta Región cuenta con un reconocimiento mundial, gracias a su diversidad espacial donde una estrecha planicie costera con cerros al rededor, forma una especie de anfiteatro, en el que casas, edificios, ascensores y escaleras dan vida a este puerto. Así, destacan lugares típicos como los Cerros Alegre y Concepción, el Entorno de la Iglesia La Matriz, el sector Quebrada Márquez, entre otros.

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Valparaíso posee una arquitectura característica y una serie de construcciones donde la madera ha tenido un destacado papel y ha compartido lugar con otros materiales como el adobe y ladrillo. A eso se suman ciertas técnicas específicas como las uniones carpinteras, que permitieron unir diversas piezas de madera encajándolas, incluso sin usar clavos.

Sin embargo, en muchos casos pasa desapercibida a primera vista. Eso es lo que destaca Michael Bier, arquitecto austriaco que se ha dedicado a desarrollar diversos proyectos de recuperación de viviendas, investigaciones en arquitectura y urbanismo, y construcción de obras nuevas en la quinta región.

“La madera en las construcciones de Valparaíso no es tan visible, porque en general está cubierta con la típica lata ondulada. Donde hay estructuras visibles son elementos destacados, como la torre de la Iglesia La Matriz, los balcones del Museo Historia Natural, y en decoraciones de los edificios más nobles. Aunque no se ve, los edificios antiguos, patrimoniales, casi siempre tienen la estructura de madera”, explica Bier y enfatiza que este material está presente, principalmente, en elementos verticales como tabiques, que son de roble, mientras que los horizontales son de pino Oregón.

Con más 400 años de historia, en varios de los edificios y monumentos que fueron levantados en el siglo XIX y que permanecen en pie hasta hoy en día, la madera juega un papel clave. Por ejemplo, la Iglesia La Matriz fue edificada en su última versión en 1842 gracias a un diseño que combinó muros de adobe con un techo de madera a dos aguas y una torre octogonal de dos cuerpos, también construidos con madera.

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A pesar de no ser visible fácilmente, Bier explica que el valor de la madera a nivel constructivo demuestra una gran capacidad artesanal, donde la rapidez y eficiencia que aporta el material develan una desarrollada técnica de construcción de una época. Y esto no solo se aplicó a edificios monumentales. “La madera es el medio de la construcción de Valparaíso, la liviandad de las casas colgando sobre los abismos, construcciones en lugares de difícil acceso, espacios amplios, por los largos de las vigas de pino Oregón, todo esto no se habría podido construir en otro material. Por eso, el patrimonio de Valparaíso está estrechamente vinculado con la estructura de madera, sin esta tecnología, la ciudad será otra”, enfatiza el arquitecto.

Con el paso de los años, cabe preguntarse cuál es el estado de conservación de estas construcciones. Aquí radica el principal desafío. Michael Bier explica que a causa de los incendios se ha perdido mucho patrimonio, consecuencias que van más allá de malas instalaciones eléctricas. “Creo que es mucho más, es un descuido general, empezando con la nula protección contra incendios. La madera, después de 100 años, se enciende muy fácil y es difícil de apagar, pero no hay fiscalización ni autocuidado de dejar los edificios con mejor protección”, explica el experto.

Bier, además, sugiere mayor control al momento de realizar modificaciones en las construcciones, para así evitar posteriores derrumbes o desplomes. Junto con eso, enfatiza en la problemática de los daños bióticos, causados principalmente por termitas. “Es una plaga de extrema seriedad, muy difícil a combatir y, según mi opinión, no reconocido con la urgencia que requiere. Es muy difícil para una persona particular proteger su casa, porque hay que aplicar medidas mucho más amplias”, concluye.

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