Como estudiante de último año de la carrera de Diseño de Ambientes y Objetos, siempre que me han propuesto algún proyecto que conlleve madera, es un desafío que implica saber tratar este maravilloso material.
A mi parecer, cada madera es distinta entre sí, cada tronco, sea cual sea su especie, posee una historia distinta, ya sea la cantidad de sol que tomó, cuánta agua adquirió, etc. Esto genera que cada una de ellas se comporte de manera distinta al ser procesada, donde en cada una hay diversas vetas, agujeros y cortezas que permiten que cada trozo tenga su memoria de lo que la naturaleza le proporcionó.
Es por esto que nace mi proyecto “Bewood”, una tabla para maridaje que consiste en realzar lo que comúnmente se conoce como imperfecto (vetas, agujeros, etc.) transformándolo en perfecto, aplicando un técnica ancestral japonesa que implica madera quemada y carbonizada, la que destaca sus imperfecciones evidenciándolas desde todos sus ángulos.
Mi inspiración nace producto de la cantidad de incendios forestales provocados en las grandes extensiones de bosque forestal y nativo que posee Chile, en donde muchas veces han sido por acción del hombre, donde éstos son desperdiciados y olvidados luego de haber sido exterminados. La idea es rescatarla, tomarla y darle un valor estético y funcional, como es “Bewood”.
Lo anterior me ha permitido observar el comportamiento (en mi caso, del Pino Oregón) desde su estado original hasta ser quemado. Al aplicar calor, ésta se sella, creando una especie de protección, haciéndola más resistente, donde al quemarla ésta elimina toda el agua contenida, contrayéndose y generando que se curve.
Finalmente, una de las cosas más maravillosas que he podido observar durante el desarrollo de mi proyecto, es que cada madera es distinta entre sí, cada trozo de madera posee diferentes vetas, al momento de quemarla, ningún diseño será igual al otro, lo que le dará valor a mi producto final.
