Auge de la prefabricación en madera: Las ventajas de un método eficaz, sustentable y de calidad

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20 de Enero, 2022

Construcciones terminadas en pocos días, reducción de costos en el mantenimiento y el nulo desperdicio de material, son algunos de los beneficios que entrega este procedimiento. Una alternativa que, en vista del escenario tras la pandemia, se alza como una exitosa estrategia de rentabilidad por parte de la industria y una excelente alternativa para los que buscan eficiencia y adaptabilidad.

Ante los tiempos que corren, pareciera que todo lo que no es inmediato se mirara con cierto recelo. Y no porque no se quiera esperar, sino que, simplemente, porque el tiempo ha cobrado un valor demasiado alto. De hecho, la hiperconexión e instantaneidad del mundo, han contribuido para concebir el actual escenario. Uno que tras la realidad del Covid-19 volvió a cambiar un poco las reglas del juego y nos enseñó, en síntesis, que la presencialidad ya no es un factor primordial a la hora trabajar y convivir. 

Llevando el actual contexto al rubro constructivo, surge la pregunta: ¿es posible poder edificar algo en muy poco tiempo y que, a la vez, sea de calidad, eficiente, sustentable y pueda entregar diversas alternativas de diseño? La respuesta es sí, pues el uso de material prefabricado –en este caso, la madera- proporciona al desarrollador un proyecto económico sostenible y eficaz, pudiendo realizar la obra en el menor lapso posible, reducir el mantenimiento y evitar el desperdicio de material. Para aquello, debe existir un proceso constructivo definido, que respete el planteamiento arquitectónico e integre todas las instalaciones de la estructura.

Al contar con una planificación clara y concisa, se estandariza el proceso de construcción y se reduce el tiempo de montaje en el sitio. Además, el entorno controlado en el que se fabrican los componentes, produce material preciso y de alta calidad, los cuales se clasifican, se cargan en camiones y se llevan directo para su ensamblaje. 

Diseño flexible

La madera es un gran aislante por su baja conductividad térmica / Agencias

Además del valor del tiempo, otro de los rasgos que se pueden apreciar ante la demanda de construcciones prefabricadas es la adaptación. Dicho de otra manera, el cliente busca que el inmueble tenga la capacidad de acomodarse a las necesidades requeridas, principalmente por temas de estilo, espacio, clima y distribución. Por ejemplo, hay empresas que cuentan con un equipo técnico de profesionales que se dedican a la creación de toda clase de diseños, siempre flexibles a los cambios que el comprador necesite. Algunas tienen hasta más de 20 modelos diferentes, acordes a los distintos climas y asegurando una vida útil de varias décadas.

Deteniéndonos en el ítem climático, es importante recalcar que la madera, debido a su porosidad, posee una baja conductividad térmica, lo que la convierte en un excelente aislante. Es justamente por esta razón que el material puede satisfacer los requerimientos de aislación incluso en zonas extremas, ya que las cavidades presentes en su estructura celular le permiten aislar el calor hasta seis veces más que el ladrillo, 15 veces más que el hormigón y 400 veces más que el acero.

Eficiencia

El año 2011, la compañía McGraw Hill-Construction realizó un estudio sobre los avances de la construcción prefabricada en Estados Unidos. Para esta investigación, recolectaron experiencias de contratistas, arquitectos e ingenieros y, a su vez, analizaron la actividad del mercado. Según algunos datos del informe, un 35% de los consultados experimentaron ahorros de tiempo que iban desde las cuatro semanas o más en la planificación y plazos de la obra, traduciéndose en un 47% para las firmas medianas y grandes y en un 50% para aquéllas que utilizaban BIM. 

Las razones para tales números tienen que ver, sobre todo, con que el uso extensivo de la prefabricación permite ser más intensivo en las tareas, lograr una coordinación temprana y también mejorar el diseño del proyecto, reflejándose en el impacto de costos. Tanto es así que el 65% de las empresas que utilizaban la prefabricación, mencionaron la reducción de ellos –un 42% indicó que fue de un 6% o más-, lo que se relaciona directamente con la construcción fuera del sitio de la obra, con el control de los gastos fijos y no previstos y, fundamentalmente, con la buena calidad del material utilizado.

Como complemento, dado que la estructura se produce dentro de una fábrica, la cantidad de errores técnicos es menor que en los proyectos de construcción regulares, ahorrando, además, en ajustes y remodelaciones. Eso, sin contar que el presupuesto de las estructuras puede ser más fácil de cumplir, debido a las menores redundancias y al poco desperdicio de material y de tiempo. En resumen, si bien los componentes de construcción pueden parecer más costosos al principio, el costo total de instalación después de todo el proceso constructivo en el sitio se minimiza enormemente. 

Sustentabilidad

La madera necesita un menor gasto energético en su producción / Agencias

Otro de los aspectos fundamentales a la hora de referirnos a cualquier tipo de proyecto de edificación, es el impacto ambiental que éste provoca al momento de intervenir el sitio y, por ende, en su entorno. En los casos de la construcción modular y la prefabricación, los desperdicios, el polvo y el ruido ambiental se reducen de manera significativa. Incluso así lo documentan varios estudios, entre ellos Jaillon & Poon el año 2008, el cual realizó un análisis de la industria constructiva prefabricada en Hong-Kong y los beneficios medioambientales del rubro. 

Además de las características ya mencionadas, se hace hincapié en la “limpieza” del trabajo, pues el hecho de no construirse en el mismo sitio donde irá emplazado, permite que los residuos no afecten el ecosistema. A eso, se suma que la madera necesita un menor gasto energético en su producción y que, al ser natural, es biodegradable, reciclable, no tóxica y capturadora de CO2 en su crecimiento, siendo una alternativa aplicable en construcciones que contribuyan a la buena salud del planeta.


Escrito por Felipe De la Cerda E.
Fotografía principal cortesía  Agencias

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