Emprendimiento de origen ruso-chileno se dedica al trabajo artesanal de muebles y objetos íntegramente realizados en madera

_PORTADA Lampara Ruchi

26 de Diciembre, 2022

Ruchi, fundado en 2016 por un matrimonio asentado en Santiago de Chile, combina conocimientos de arquitectura y de diseño con habilidades manuales del trabajo artesanal en madera. Conocimos a sus fundadores.

Ruchi es un emprendimiento de origen ruso-chileno dedicado al trabajo artesanal de productos íntegramente realizados en madera: mueblería funcional, lámparas y tablas de cocina. Este negocio, radicado en Santiago, surgió en el año 2016 al profesionalizar lo que en un principio se trató de una afición por parte de sus artífices. Diana Figueroa y Aleksei Iushmanov.

Se trata de una empresa familiar conformada por un matrimonio, donde ella es arquitecta de formación y él diseñador autodidacta con gran conocimiento en herramientas, técnicas y habilidades de trabajo manual. El nombre de su marca deriva de la unión de sus nacionalidades —“Ru” por Rusia, “Chi” por Chile—, lo que no solo se queda en dicho elemento. La procedencia de sus fundadores aportan diferentes aproximaciones que enriquecen el trabajo con el material. 

“Respecto a nuestros orígenes, hablamos el mismo idioma, que es el ruso. Yo nací en Ucrania del Este. Y en lo que aportamos a Ruchi, mi esposo trae más bagaje en la complejidad de la manufactura de la madera, en los conocimientos de herramientas y técnicas, a diferencia de nosotros: en Latinoamérica prima el trabajo manual, artesanal con la madera”, nos introduce Diana Figueroa.

El material, la madera. La técnica, “End Grain”

Por medio de una técnica, ruchi hace hincapié en la durabilidad y en la estética de sus productos / Ruchi

Sus creaciones amalgaman arte y diseño manteniendo como materia prima y esencia la madera. Hasta hace no mucho, estos ebanistas obtenían sus materiales en aserraderos del barrio de Franklin, aunque hoy se encuentran en proceso de búsqueda de distribuidores que les provean directamente desde el sur de Chile. 

Especializados en el trabajo con árboles, tanto exóticos como nativos, las variedades que utilizan para elaborar sus muebles y objetos son aromo, lenga, raulí, roble, eucalipto, cedro africano y marupa, principalmente. En particular, es en las tablas de cocina donde más se aprecia la atractiva combinación de tonalidades que arman casi como si de un rompecabezas de vetas y colores se tratase. 

Figueroa comenta que se dedican mayormente a piezas de ciertas dimensiones determinadas, debido al espacio relativamente reducido del taller donde trabajan. Pero aquello, lejos de ser una limitación, les permite jugar con cada creación y con las posibilidades que les ofrecen las diferentes texturas, patrones y formas. 

En eso destaca “End Grain”: la técnica que utilizan. Se trata de un método de ensamble con la veta de modo perpendicular a la superficie de corte —en lugar de hacerlo en paralelo—, como el que aplican en las tablas convencionales. Al ser un objeto funcional que forma parte de la vida cotidiana del usuario, Ruchi hace hincapié en la durabilidad y en la estética. De ahí la elección de esta técnica, que aúna un llamativo resultado visual con calidad, resistencia y utilidad. 

Ruchi es un emprendimiento dedicado a los muebles y los objetos en madera / Ruchi

“Esta modalidad consiste en que uno gira la veta de la madera, lo que permite que cuando se corta con el cuchillo, no se segmenta. Nuestras tablas son duraderas, estéticas, gruesas, de  4 a 5 cm de espesor. Algo que te acompaña en tu vida un buen tiempo”, precisa Figueroa. 

Con End Grain se logra una superficie más resistente, al mismo tiempo que permite que los cuchillos se mantengan afilados por más tiempo. También produce un efecto antibacteriano, ya que las fibras “se juntan” después del corte. A esto se suma la terminación, realizada con aceites que protegen la madera contra la penetración de las bacterias.

En la elección de las variedades utilizadas, la arquitecta nos comenta que se persigue, que características como la densidad sean las más adecuadas. En ese sentido, para su correcto mantenimiento, Ruchi enseña a quienes adquieren sus productos un correcto uso y tipo de cuidado para optimizar su vida útil. 

Un proceso integral, desde el diseño al acabado final

El proceso que realizan desde Ruchi comienza desde el diseño, la planimetría, hasta el resultado final. De este modo buscan ofrecer al cliente un diseño integral, personalizado, según sus necesidades particulares, donde el futuro usuario participa en cada una de las etapas.

De hecho, en su cuenta de Instagram se muestran imágenes no sólo de sus productos, sino del taller y de cada una de las fases de la producción. Fotografías y videos donde se puede apreciar en qué consiste el End Grain, al igual que la exquisita terminación de cada componente y de qué manera éstos encajan con exactitud entre sí.

Este negocio surgió en el 2016 por Diana Figueroa y Aleksei Iushmanov / Ruchi

Podemos ver cómo comienzan por el ensamble de las maderas seleccionadas, generando una tabla de superficie prolijamente trabajada. A continuación, cortan tiras longitudinales de manera perpendicular al ensamble y las colocan según las formas deseadas, combinando los colores y las texturas. Tras el encolado, prensado y secado, aplican el acabado final con el aceite protector y realizan la terminación definitiva.

Refiriéndose a Aleksei Iushmanov, su compañero de vida y profesional, Figueroa comenta que “si ve una rama de un árbol o alguna casa en demolición, él busca cómo pedir esa madera y por eso nuestro taller siempre tiene troncos o ramas a la entrada, lo que se ha ido recolectando. Es una alegría porque a veces nuestra materia prima simplemente está tirada, sin la apreciación que merece, en alguna parte de Santiago”.

Así nos explican cómo entienden la sustentabilidad de sus creaciones, con una importancia destacada en el reciclaje. De hecho, Diana Figueroa indica que el primer artículo que dio inicio al proyecto fue una lámpara realizada con unas vigas de roble recuperadas de la casa de sus padres. El objetivo, tal y como cuentan en su página web, es “guiar y desarrollar  junto a nuestros clientes un uso de mobiliario funcional y consciente”.

Y si buscamos el significado de la palabra “consciencia”, veremos que una de sus acepciones tiene que ver con el conocimiento reflexivo de las cosas. Así es como crean y esperan la adquisición de cada una de sus piezas desde Ruchi: que ésta constituya un hito, un hecho consciente que marque una etapa en la vida.

Un emprendimiento en constante búsqueda

Las variedades madereras que utilizan son aromo, lenga, raulí, roble, eucalipto, cedro africano y marupa / Ruchi

A lo largo de su trayectoria han ido ampliando objetivos: concepción de espacios, diseño de interiores y fabricación de mobiliario especializado, sin restar por ello la atención en el objeto en sí mismo y el cuidado pormenorizado de cada creación.

Como muestra de sus múltiples inquietudes y constante evolución, se hallan actualmente en preparación de un programa de talleres formativos enfocados en el concepto de “armar tu propia tabla”.

A parte de lo ya descrito, es destacable la gran versatilidad que proponen: desde muebles tanto para oficina como para vivienda, (veladores, cómodas, estanterías, escritorios…), a piezas de menores dimensiones como las luminarias o las tablas de cortar.   Ofrecen, además de los formatos establecidos, la posibilidad de encargos particulares.

“Durante la realización de un proyecto de diseño, sea desde la construcción, interiorismo y/o desarrollo de mobiliario, mantenemos completamente informados a nuestros clientes sobre los costos y estado del proyecto, brindando una continua retroalimentación”, afirma Figueroa.


Escrito por Ruth González-Miró Pérez
Fotografía principal cortesía Ruchi

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