18 de Noviembre, 2024
A partir de agosto del próximo año, la flota de mantenimiento de la aerolínea Air New Zealand, será albergada en el Hangar 4, un espacio con el techo de madera de un solo tramo más grande del hemisferio sur, diseñado para resistir vibraciones extremas y el primero en lograr una calificación Green Star de 6 estrellas.
El diseño del Hangar 4 estuvo a cargo de Studio Pacific, mientras que la construcción está siendo liderada por NZ Strong. Este hangar, que se alza al equivalente a 10 pisos de altura y se extiende por 98 metros de largo, ha sido concebido para albergar aviones de gran envergadura, como el Boeing 777 y el Dreamliner 787, o incluso dos aviones de pasillo único, como el A320 o A321, con las puertas cerradas.
Para lograr esto, se han empleado aproximadamente 1.200 metros cúbicos de madera laminada enchapada (LVL) y madera contralaminada (CLT), materiales proporcionados por la empresa Xlam del grupo Hyne -colectivo de fabricantes integrados de productos de madera sostenibles a partir de plantación de pinos en Australia y Nueva Zelanda-. Estas maderas han sido tratadas y ensambladas siguiendo un riguroso proceso técnico que asegura su capacidad para flexionarse hasta 300 mm bajo condiciones sísmicas y de viento, maximizando su resistencia estructural.
La cubierta del hangar utiliza un sistema de cubierta de cojines de ETFE inflados a baja presión, un material ligero y resistente a la corrosión que también proporciona aislamiento térmico y protección contra el viento.
Madera como elección estratégica
La decisión de usar madera en lugar de materiales tradicionales como el acero y el hormigón responde a los objetivos de sostenibilidad de la aerolínea, por la reducción significativa de las emisiones asociadas a la construcción en comparación con el uso de acero o concreto.
El Hangar 4 destaca por sus dimensiones, diseño innovador y por ser el primer hangar en la región de Asia-Pacífico en recibir la certificación Green Star de 6 estrellas, un reconocimiento que evalúa los atributos sostenibles de un proyecto, a través de categorías de ‘impacto’ como: gestión, calidad del ambiente interno, energía, transporte, utilización del agua, materiales, uso de suelo, ecología y emisiones. Este logro subraya el compromiso de la aerolínea neozelandesa con la reducción de la huella de carbono y la incorporación de prácticas responsables en todos sus procesos.
La construcción de este monumental edificio implicó el uso de herramientas especializadas, como grúas sobre orugas de alta capacidad utilizadas habitualmente en parques eólicos, para colocar las cerchas de 38 toneladas con precisión. Cada sección de madera fue ensamblada en el sitio mediante potentes herramientas que instalaron cientos de tornillos de 250 mm, asegurando una estructura robusta y adaptable.
Por último, el hangar incluye infraestructura preparada para la transición a futuras tecnologías de aviación, como aeronaves eléctricas o de hidrógeno.
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