Torre Bruma y Agua: Cinco torres en defensa del ecosistema salobre de Cartagena

Código de equipo: ARQ282

Universidad: Universidad de Chile

Sede:  Facultad de Arquitectura y Urbanismo

País:  Chile

Ciudad: Santiago

Equipo:

Jamilé Tapia

Benjamín Aránguiz

Profesores guía:

Sebastián Bravo

DOCUMENTOS ADJUNTOS

© Derechos reservados por sus autores intelectuales.

Descripción general

Torre Bruma y Agua es un proyecto que propone visibilizar el conflicto entre los humedales urbanos y las zonas pobladas, a través de un sistema de torres peatonales prefabricadas en madera. Esta propuesta se emplaza en el humedal de Cartagena, al norte de la ciudad en el límite con el balneario de San Sebastián.

Fundamentación del proyecto

Chile cuenta con más de 40.000 humedales de norte a sur cumplen un rol crucial como reservorios de especies y barreras frente al cambio climático. Sin embargo, enfrentan amenazas crecientes por la falta de regulación, las malas prácticas humanas y expansión urbana.

Cartagena es un reflejo de la situación crítica que enfrentan muchos humedales del país: espacios de alto valor ecológico que sufren deterioro por la presencia de asentamientos informales, micro vertederos y la ausencia de planificación. Frente a ello, se propone un sistema de torres ubicadas estratégicamente, encargadas de abordar el límite entre el humedal y lo urbano. Estas torres articulan visibilidad territorial y protección ecológica, pensado como un primer paso para la implementación de un proyecto de mayor escala que proteja el sistema completo.

Estrategia de localización, emplazamiento y resolución programática y espacial

Las torres se sitúan en sectores críticos del humedal: la duna y el estero, áreas actualmente vulnerables por su falta de protección formal. En estos puntos se insertan las estructuras como umbrales que median entre la ciudad y el ecosistema, generando puntos de observación, descanso y activación comunitaria.

El proyecto define dos prototipos: la Torre Bruma, ubicada en la duna, incorpora un atrapanieblas que recolecta agua para reforestar flora nativa y brindar sombra y descanso en una plaza pública autosuficiente; y la Torre Agua, emplazada sobre el estero, estuario y humedal, integra un filtro biológico vertical que mejora la calidad del agua y frena la eutrofización. Ambas estructuras proponen recorridos verticales que permiten distintas formas de observar, interactuar y cuidar el entorno natural.

Propuesta arquitectónica desde el material

Las torres están compuestas por una estructura modular basada en marcos de madera laminada, que se repiten verticalmente y son ensamblados mediante uniones metálicas apernadas. Estos marcos se estabilizan a partir de cables tensores de acero, conectados a dichas uniones. Esta lógica estructural permite una construcción en seco, escalable y adaptable al sitio donde se emplazan. A esta estructura base se le inserta una escalera y plataformas metálicas para la detención y observación del paisaje del humedal y la ciudad, que además permite visualizar el sistema integrado a la torre (atrapanieblas o filtro).

Pensadas para tener un bajo impacto en el humedal, se reducen las fundaciones de la estructura, utilizando una planta triangular, que brinda estabilidad frente a cargas horizontales como el viento costero. Esta se compone de una fundación mixta, utilizando un poyo de hormigón armado y pilotes helicoidales.

Innovación de la propuesta

La innovación radica en la hibridación entre infraestructura ligera de madera con un equipamiento pensado para mejorar el ecosistema salobre, integrando sistemas de captación y filtración de agua.

Dada la transversalidad del problema abordado, el proyecto tiene el potencial de ser replicado a lo largo del territorio chileno. Es por eso que se diseña una estructura liviana, que recurra a la menor cantidad de elementos posibles. Pensadas como una solución temporal ante la falta de protección, se espera que, con la llegada de un proyecto mayor en los sectores de humedales, estas torres sean desmontadas y montadas en otros sitios que estén en situación crítica, como hoy enfrenta Cartagena. Aquí, la arquitectura asume un rol activo en la regeneración del paisaje y la construcción de conciencia ambiental.

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