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Alessandro Criscito: La madera desde un formato cotidiano a un mueble de diseño

La madera siempre me ha parecido un material intrigante, de esos que invitan a relacionarse con él. Siempre me he vinculado con la madera, desde pequeño, en la casa de playa de la familia. Ahí me conecté con el material en su estado “vivo”.  Su textura, su olor, la historia que cuenta cada fragmento, en fin… su encanto.

De niño utilicé la madera en su estado bruto ─troncos y ramas─, para tallar juguetes, fabricar pequeños muebles o construir improvisadas estructuras donde alojé más de alguna vez. Pareciera que la madera en ese estado, con sus formas, curvas y quiebres, propone y sugiere distintas utilidades, causa una fascinación particular e invita a explorar y conectarse son la creatividad.

Como diseñador y fabricante de muebles de diseño, esa atracción sigue vigente y tiene que ver, fundamentalmente, con todos los rastros que indican su origen orgánico, nudos y grietas. Estos cuentan una historia, por tanto, cada pieza fabricada en madera es única.

Esta característica, material que en sí mismo cuenta una historia, me llevó a diseñar y fabricar una colección de mobiliario temático, la Colección Madera Bien Encendida (M.B.E), escogiendo la madera solida de Pino Oregón como material principal.

De veta fuerte y marcada, colores cálidos que evocan el fuego y sus características positivas a la hora de hacer más acogedor un ambiente, dando la posibilidad a mis clientes de elegir madera de Castaño como material opcional.

Comencé  a trabajar esta colección en 2010 con el fin de explorar la madera en un formato cotidiano, el cual se usa para todo menos para la fabricación de muebles de diseño. Me refiero al listón de 2×2 pulgadas. Con este formato, pude explorar sus amplias posibilidades, la fabricación de placas, torneo, ensambles en 90 y 45 grados, entre otros.

Siempre he visto los muebles “rústicos” con no muy buenos ojos, pues me parece que el diseño es más bien pobre y escaso, mientras que el “material” se lleva toda la atención. La forma, la proporción, la funcionalidad y un sin fin de variables, en tanto, no se trabajan a fondo.

Por esta razón, quise crear la Colección M.B.E, en donde cada modelo tiene un concepto (o “espíritu”) que guía todas las decisiones de diseño, terminando por diferenciar y hacer cada modelo único, concluyendo con una colección propositiva en cuanto al uso del material.

Como desafío, lo más difícil fue el ensamble, tomando en cuenta que la madera es menos estable que otros materiales derivados como el MDF. Esta complejidad adicional de trabajar y resolver fue desafiante y me motivó a seguir encantándome con el oficio.

La Colección ya ha alcanzado su nivel de madurez y perfección en el dominio del material, pero sin duda queda aún mucho por explorar en torno a la madera.


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