24 de Septiembre, 2019

Materiom: la plataforma web que crea recetas de biomateriales con productos y utensilios cotidianos

Fabricar una goma a base de alga tan resistente como el plástico o elaborar un macetero con conchas de choro. Utilizar residuos de té, café, cáscaras de nueces, aserrín o corchos para crear algún molde o recipiente solamente ocupando utensilios e ingredientes disponibles en casa, son algunas de las posibilidades que enseña Materiom gracias a las recetas gratuitas que tienen en su web.

Ciudades inteligentes, capaces de ser autosuficientes frente a la crisis energética y de recursos, es lo que persigue el concepto de Fab Labs, o micro fábricas urbanas, que se ubican en los centros de las ciudades. En la calle Puma 1180 de la comuna de Recoleta, en lo que antiguamente fue una enorme fábrica abandonada, se ubica el If Blanco, un espacio remodelado que agrupa diversos emprendimientos y fundaciones que promueven la innovación y desarrollo tecnológico. Entre esas está Fab Lab Santiago, organización cuyo equipo fue un elemento clave en la creación de Materiom.

El objetivo de estas “fábricas de ideas” es educar a la sociedad sobre cómo encontrar soluciones sustentables a los problemas de abastecimiento. Para Zoe Powell, investigadora de materiales y tutora de Materiom, la digitalización del conocimiento juega un rol importante: “La tecnología y los datos deben servir a la gente. Ayudarles a obtener el control económico y democrático de los lugares donde habitan. Las ciudades son espacios donde podemos crear e innovar colectivamente”.

Materiales de bioplástico / Materiom

Materiom empezó a gestarse en 2016 gracias a Alysia Garmulewicz, académica de la Universidad de Santiago de Chile y bachiller en Cambio Climático y Sustentabilidad de la Universidad de Carleton en Canadá, quien propuso la idea de desarrollar un repositorio de recetas y materias primas de corte sustentable desde el territorio, en este caso, del ecosistema de Chile. El proyecto comenzó con parte del equipo de Fab Lab Santiago, quienes realizaron los testeos iniciales con materias primas locales, clasificaron las pruebas, documentaron resultados, y propusieron el concepto de “librería digital”. Garmulewicz cursó un Ph.D en la Universidad de Oxford y mientras estaba en Reino Unido postuló a los fondos que ofrecía el gobierno de allá, comenzando así a desarrollar la plataforma. Es por eso que materiom.org funciona simultáneamente en Londres, Boston y Chile, gracias a Fab Lab Santiago.

“La idea detrás de esto es leer e interpretar los territorios desde las condiciones locales, no imponiendo el uso de recursos sino que utilizando lo que éste te ofrece. A partir de eso, se identifican posibilidades y se trazan análisis para el desarrollo de materiales de base sustentable, como por ejemplo bioplásticos”, explica Andrés Briceño, arquitecto y co-fundador de Fab Lab Santiago y colaborador de Materiom.

Fabricación con impresión 3D / Materiom

Esta organización sin fines de lucro investiga materiales naturales provenientes de plantas o de productos del mar, entre otros. Su objetivo es promover el uso y la experimentación de biomateriales bajo el concepto de DIY (Do It Yourself) o hágalo usted mismo, en español.

Sin conocer el número exacto de recetas que han subido a la plataforma, desde el proyecto señalan que aún no han analizado el feedback que reciben de la gente en redes sociales. En los talleres presenciales, según explica Briceño, la respuesta ha sido muy positiva. “Esto genera mucho interés en estudiantes, artistas, arquitectos, en general gente acostumbrada al quehacer manual. Pero el resto del interés es bajo porque aún no se comprende el potencial”, dice.

En esa línea, Briceño piensa que la forma para concretar un camino hacia la sustentabilidad en las ciudades es “seguir profundizando las condiciones favorables para aumentar la autonomía del mercado de las personas, y profundizar los espacios de innovación provenientes de ella. En teoría, las grandes transformaciones hoy en día se desarrollarán desde espacios o grupos pequeños de investigación que integren a ciudadanos comunes y corrientes”.

La cocina como un laboratorio

En el Instagram de Materiom se pueden apreciar fotos de las diversas recetas que suben algunos miembros del equipo o bien colaboraciones que envía gente autodidacta. En los comentarios, es posible ver cómo llaman a Alysia Garmulewicz, Zoe Powell o Liz Corbin, otra de sus co-fundadoras: algunos las apodan como Marie Curie y otros hacen alusión a la serie de televisión Breaking Bad, ya que preparan pociones en sus cocinas.

Material realizado con desperdicio de Caléndula / Materiom

En la web de este proyecto hay disponibles recetas que distintos colaboradores han subido luego de haber experimentado en sus casas. Se pueden descargar libremente, darles el uso que se quiera y ejecutar en cualquier lado, sea en la cocina o en el laboratorio de un colegio o universidad. Los utensilios e ingredientes que se requieren son muy accesibles. “Nos interesa mucho el tema de la economía circular, por lo que buscamos que la gente suba recetas con residuos y que nos informen cuáles son los más utilizados en su país de origen, para así poder seguir nutriéndonos y aprendiendo de forma colaborativa”, señala Powell.

En una publicación de Instagram también definieron tres principios de la economía circular de Materiom: el primer es diseñar los desechos y la contaminación, ya que los biomateriales Materiom son completamente biodegradables, puedes disolverlos de manera segura en un lavadero y compostarlos en su jardín; el segundo es mantener los materiales en uso, ya que las recetas de Materiom fomentan el uso de ingredientes orgánicos y desechos que son lugares comunes en nuestros hogares, oficinas y vecindarios para la creación de nuevos materiales; y el tercero es regenerar los sistemas naturales, porque los materiales Materiom están hechos de ingredientes naturales abundantes localmente utilizando técnicas químicas amigables con la vida para que los materiales resultantes no sean perjudiciales para los sistemas naturales locales una vez que ya no se usen.

Diseño con biomateriales / Materiom

Un material muy similar al cuero, pero que en realidad es rodofita (alga roja) con glicerina y cúrcuma. Un recipiente que parece de madera, pero que está hecho de semillas de cebada de cerveza reutilizadas y trituradas, son parte de las sorprendentes recetas que ofrece Materiom. Residuos de café, cáscaras de nueces, conchas de mariscos, o tinte natural de las hojas de salvia, componen el repertorio de ingredientes que buscan preservar el medioambiente.

¿Un contenedor hecho con aserrín, glicerina, agua, maicena y agar-agar, ocupando una olla, una cocina a gas y unas cucharas? Sí, es posible. ¿Uno a base de resina de pino? ¿O con corcho? También se puede. Otra receta que llama la atención es una especie de eco-cuero a base de té verde.

Objetos realizados con biomaterial / Materiom

De los experimentos que han realizado aquí en Chile, de la mano de Fab Lab Santiago, los más interesantes han resultado del uso de algas, acorde con las múltiples posibilidades que ofrece la condición de nuestro territorio marítimo. “Se han desarrollado pruebas con corcho reciclado que hemos empujado para incluirlas dentro de tablas de surf hechas también de plástico reciclado y han salido muy bien. También hemos experimentado con Lignina, exponiendo muchas posibilidades para desarrollar componentes”, explica Alejandro Briceño.

Sin duda, Materiom es una plataforma que va en ascenso y que muy probable sorprenda con sus novedades. Si bien el modelo colaborativo ha funcionado mejor en Europa, en Chile todavía falta por avanzar, pero no se pierden las ganas de seguir investigando y continuar añadiendo más ingredientes a este recetario online. “El tema está en boga, sin duda, pero aún no está del todo adaptada la tecnología de fabricación de estos procesos; por ende, escalar sigue siendo un tanto complejo”, concluye Briceño.


Escrito por Diego Zúñiga
Fotografía principal cortesía de Materiom
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