Obra_Animascaras

Animáscaras

Diseñadores: Gilbert Pérez y Daniel Olea
Premio: Primer Lugar Concurso de Diseño
Año: 2016

Según un estudio del Ministerio de Educación, el 78% de los padres que trabajan tienen a sus hijos de 3 a 4 años en un jardín infantil. Este porcentaje ha ido en aumento, por lo que los jardines infantiles han debido flexibilizar sus horarios para adaptarse al de los padres, generando lo que se conoce como “horario extendido”.

En ese tiempo, el principal objetivo es mantener a los niños entretenidos, además de desarrollar sus habilidades creativas e imaginación.

Los niños son entes creativos innatos, exploradores curiosos. Y es en este espacio de la jornada en donde más pueden exteriorizar sus cualidades innatas, como por ejemplo, dar vida y roles a objetos de su entorno, creando personajes o historias.

Se trata de la “interacción exploratoria”, de cómo el niño desarrolla su creatividad por medio de la interacción directa, la acción concreta de tomar, de girar, de pintar, de unir. Basado en este concepto, Animáscaras busca generar nuevas experiencias de aprendizaje en los niños y potenciar su imaginación mediante el contacto lúdico con una máscara de madera.

Esta máscara le entrega al niño un “rostro” completamente nuevo que lo hace sentirse disfrazado, transformándose en un personaje capaz de transmitir sus propias ideas. Incluye, además, un set de piezas que el niño puede adherir a la máscara para crear distintos personajes.

La unión de las piezas con la máscara es magnética, lo que permite superficies limpias y gran durabilidad. También la potencia de los imanes está controlada para que sean lo suficientemente fuertes como para unir las piezas y a la vez lo suficientemente débiles para no apretar los dedos de los niños por accidente. Por otro lado, la utilización de imanes genera en el niño una experiencia mágica, ya que la madera no se adhiere de esa forma de manera natural.

El tacto, la textura, el sonido y la calidez de la madera son cualidades perfectas para juguetes infantiles. Además posee un barniz al agua no tóxico que sella la madera entregando la posibilidad de dibujar sobre ella con rotuladores no permanentes que le permiten dibujar y caracterizar su personaje.

Desde la silueta de la cara de un niño, la propuesta formal mutó a una geometría más curva y redonda, de proporciones más amigables. En cuanto al proceso de fabricación, se utilizó maquinado CNC a partir de un bloque de pino cepillado.


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