Aislación sustentable con corteza de eucaliptus creada en Biobío

Desde que obtuvo el primer lugar en el Concurso de Innovación y Startups de Madera21 en 2023, la startup penquista Aislacor ha acelerado su crecimiento con su propuesta de aislante sustentable hecho a partir de corteza de eucaliptus, un residuo forestal tradicionalmente desechado. En menos de dos años, esta empresa emergente hoy cuenta con dos plantas operativas – una de ellas en el edificio de la icónica fábrica de paños Bellavista Oveja Tomé -, empezando a consolidar su camino como pionera en el desarrollo de soluciones constructivas sostenibles.

Aislacor nace al alero del Grupo Esquerré, específicamente en Forestal Collicura, como una respuesta concreta al desafío de gestionar los residuos de corteza de eucaliptus generados durante la producción de chips. Frente a un desecho forestal que en muchas partes del mundo se quema o incluso se entierra, el equipo de Aislacor vio la oportunidad de crear un nuevo producto con valor agregado, paneles aislantes fabricados en un 92% con corteza de eucaliptus, diseñados para usos en techos, pisos, tabiques y paneles SIP.

Estos paneles, que ofrecen propiedades térmicas, acústicas e ignífugas destacadas, son fruto de una larga investigación que comenzó en 2008 junto a la Universidad de Groningen (Países Bajos) y que tomó nuevo impulso gracias al trabajo colaborativo con la Unidad de Desarrollo Tecnológico (UDT) de la Universidad de Concepción y el financiamiento de CORFO, vía el programa Crea y Valida. El resultado es un material que encapsula carbono, reutilizable tras demoliciones y con un coeficiente lambda (de conductividad térmica) inferior al de sus equivalentes fósiles, como el poliestireno expandido o la lana de vidrio.

En 2022, Aislacor se constituye formalmente como empresa. Desde entonces, ha trabajado en el diseño y adquisición de maquinaria especializada —fabricada a medida en Italia— para iniciar su producción a escala industrial. Este año, en junio de 2025, finalmente comenzó la distribución nacional de sus primeros paneles.

Las plantas de producción

Actualmente, Aislacor cuenta con dos plantas de producción. La primera, en Santa Juana, se dedica a procesar la corteza y formar los fardos base. La segunda planta, instalada en la histórica fábrica textil Bellavista Oveja Tomé, recibe esos fardos para convertirlos en paneles listos para su uso en construcción.

La elección de este espacio patrimonial no es casual. Además de ofrecer condiciones estructurales adecuadas, su recuperación como centro productivo da cuenta del compromiso de la startup con la historia y el patrimonio de la región. Aislacor ingresó una consulta formal ante el Consejo de Monumentos Nacionales para obtener la autorización correspondiente y se le permitió operar sin intervenir la fachada del edificio. Curiosamente, las nuevas máquinas comparten cierta similitud con las antiguas máquinas textiles, en un cruce simbólico entre pasado industrial y futuro sustentable.

Proyecciones

Las estimaciones del mercado nacional de la aislación térmica, señalan que la industria mueve cerca de 35 millones de metros cuadrados al año. Aislacor proyecta cubrir entre el 2% y el 4% de ese mercado en su primer año, lo que equivale a entre 600 mil y 1 millón de metros cuadrados de paneles producidos. En junio de este año iniciaron sus primeras entregas a través de distribuidores, con una oferta dirigida al retail, a constructoras y a empresas de viviendas industrializadas.

Más allá de Chile, el equipo proyecta una expansión internacional basada en la replicabilidad del modelo. Países como Australia y Brasil enfrentan desafíos similares de gestión de residuos forestales, lo que abre la posibilidad de instalar plantas similares en otras latitudes.

Aislacor representa una articulación que involucra al sector privado, academia y Estado. La tecnología desarrollada está protegida por una patente compartida entre Forestal Collicura y la Universidad de Concepción, lo que abre camino para futuros desarrollos científicos con impacto productivo.

Al abordar desafíos urgentes como la reducción de la huella de carbono y la eliminación de materiales tóxicos en la construcción, Aislacor propone un cambio de paradigma que implica transformar aquello que no se ve —el interior de los muros— en el lugar donde se gestan soluciones reales para un futuro más sostenible.

Imágenes gentileza de Aislacor

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