Innovación e Ingeniería: dos incorporaciones clave a los concursos de la Semana de la Madera

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22 de Julio, 2015

Este es el segundo año en que se realizan los certámenes de Innovación e Ingeniería. Las expectativas son altas y se espera que en el futuro logren la madurez en cuanto a número de participantes y sofisticación de las soluciones planteadas, como lo han hecho los de Arquitectura y Diseño.

Al igual que en esta versión 2015, el año pasado hubo cuatro concursos en la Semana de la Madera. Claro que a los tradicionales de Arquitectura y Diseño, el 2014 se sumaron dos: el “Primer Concurso de Innovación en el Uso de Madera” y el “I Concurso de Tesis de Ingeniería Civil,  Uso de Madera en Construcción”.

El objetivo fue incorporar la innovación a la industria y en el segundo caso, lo que Juan Acevedo, presidente del jurado de ingeniería, explicó de la siguiente manera: “Se han hecho varios concursos de arquitectura en madera, pero faltaba la ingeniería, que es una pieza fundamental de cualquier proyecto, especialmente con madera, ya que la estructura es parte importante de la expresión del edificio. De esta forma se involucra a todos los actores  que intervienen en la construcción”.

Por su parte, el entonces presidente del jurado del concurso de Innovación, Raúl Rivera, fundador de los Premios Avonni, advertía lo siguiente antes del inicio de la Semana de la Madera: “Me gustaría mucho que el concurso destaque a gente que use biotecnología”. Y mencionaba el caso de un purificador de agua que concursó en los premios Avonni.

Lo interesante de la incorporación de estos concursos –innovación e ingeniería- es que fueron una invitación a conversar de los temas de políticas públicas y participación de los privados en torno a ellos, tópicos que fueron tocados durante las múltiples charlas que tuvieron lugar entre el 27 y el 31 de agosto del año pasado. Normas, certificaciones, tendencias internacionales y capacitación, se abordaron en esa oportunidad.

El año 2014 ganó el concurso de Arquitectura un sistema de taxis fluviales para Valdivia, de entre 65 proyectos presentados, donde el tema central fue el transporte y la madera asociada a ello. De hecho, el tema del concurso de Diseño fue movilidad sin uso de motores a combustión.

En este contexto, el equipo liderado por Esteban Paredes, de la USACH, vio una oportunidad arquitectónica de realizar un proyecto fuera de Santiago y relacionado con el agua: “Observamos que en Valdivia había problemas de congestión en la zona del centro de la ciudad y pensamos que esta idea podía ser una solución a ese problema. De ahí nos fuimos planteando el tema y decidimos que este sistema de taxis fluviales fuera un hito en la costanera de Valdivia, dando así otra cara al borde del río, donde el transporte fluvial está muy desordenado”.

En el concurso de Diseño, con 13 proyectos concursantes, y donde el tema era la movilidad urbana, la ganadora resultó ser Constanza Leschot, de la Universidad del Desarrollo, quien postuló con un skateboard de madera que se puede convertir en un sillín para bicicleta. “Me inspiré en el Metro de Santiago cuando vi a una chica con un asiento de bici colgando de la mochila, y como este concurso era de movilidad urbana, decidí irme por ahí”, dijo Constanza.

En el concurso de Innovación, con 18 proyectos concursantes, Gian Mario Giuliano y Peter Dechent, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Concepción, triunfaron con su trabajo denominado “Tableros Tensados de Madera”. Se trató de una investigación y experimentación con láminas de pino radiata tensado para ser usados como componente principal en la construcción de puentes.

“En Chile hay más de 10 mil puentes de madera de caminos secundarios que hay que estar reponiendo y reparando cada 3 ó 4 años. Sucede que la gran mayoría de los puentes secundarios que hoy existen están utilizando madera nativa, pero la calidad de ellos generalmente se deteriora rápidamente. La idea de este proyecto es usar madera de pino radiata, que es un material ya certificado, y obtener así la calidad de un puente casi como la del hormigón armado. Pero con la diferencia de que tiene una duración de hasta 40 ó 50 años, y a un precio que es casi igual al de un puente de madera tradicional”, explicaron los ganadores en su oportunidad.

Y finalmente, en el concurso de ingeniería, de entre 14 investigaciones, la ganadora fue Constanza Contreras, con su “Estudio experimental de vigas de madera laminada de pino radiata, incorporando madera laminada verticalmente en la zona flexotraccionada”.

 

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