Durante años Juan Acevedo fue el único ingeniero presente en el jurado del Concurso de Arquitectura de la Semana de la Madera. Era quien revisaba la viabilidad física de los proyectos: “Al concurso de arquitectura llegaban proyectos espacialmente muy sólidos, pero que estructuralmente no eran factibles, entonces había que evitar que el concurso se convirtiera en puros ejemplos de plasticidad no real”.
-Mi opinión es buena. Al principio teníamos muchas dudas de que el Concurso de Ingeniería pudiera interesar, básicamente por la naturaleza de los ingenieros, que en general no están acostumbrados a concursar, a diferencia de los arquitectos. Para los arquitectos es más natural exponer sus trabajos y concursar en diferentes áreas. Pero nos sorprendió la cantidad de trabajos que fueron recibidos en el Concurso de Ingeniería el año pasado.
-Una de las razones es que el mercado chileno es pequeño y no existe interés en invertir en investigación y educación. Pero lo que más influye, pienso, es la total desconexión entre la industria y los profesionales de la madera. Es parecido al caso del cobre: somos productores de materia prima, por lo tanto no somos los controladores de nada. Es decir, el mercado internacional nos fija los precios y además nos vende tecnología con nuestra propia materia prima. En madera se genera algo parecido: vendemos celulosa y palos. No vendemos tecnología, MLE, CLT, proyectos, asesorías, montajes, inspecciones, etc. Al punto que en nuestro propio Pabellón de la Expo Milán, el cálculo fue realizado por una empresa en Italia, así como la fabricación y montaje de la misma, teniendo aquí en Chile profesionales que sí pueden desarrollar ese tipo de proyectos.
-Las carreras de Ingeniería y Construcción están entregando conocimientos obsoletos. Existen ramos que no aportan en nada a la profesión. No han detectado el inmenso mercado que significa preparar a profesionales en el área de maderas. Falta crear ramos más científicos sobre la madera.
-Por supuesto que sí. Las escuelas de Ingeniería están llenas de talentos, pero la enseñanza es muy restringida y no está a la altura de los tiempos. Pero contestando derechamente la pregunta, uno puede ser innovador en este sector, pero hay que cambiar los siguientes aspectos de la enseñanza:
1) Que el ramo de Cálculo y Construcción en madera sea obligatorio en la malla curricular. Idealmente, se debe destinar un año mínimo a la enseñanza de las teorías de Cálculo y Construcción (montaje).
2) Patrocinar una carrera especialista en madera con categoría de Ingeniería Civil.
3) Tener mayor vínculo entre las universidades que imparten las carreras de madera y la industria.
4) Mejor coordinación de las carreras de Arquitectura, Ingeniería y Construcción Civil, de manera que estos profesionales salgan con conocimientos adecuados y complementarios en madera.