Martín Hurtado: “Más de 2500 estudiantes de Arquitectura han tenido la experiencia de proyectar en madera”

Entrevista_Martín_Hurtado

El presidente del jurado del Concurso de Arquitectura 2016 habla aquí sobre el impacto de este certamen y las novedades que trae este año. Entre ellas, el debut de una nueva metodología de selección, que dará a los participantes la posibilidad de presentar y defender sus proyectos ante el jurado. Y, por supuesto, de recibir sus consejos y críticas.

El arquitecto Martín Hurtado se ha dedicado prácticamente toda su vida a construir en madera. Tras egresar de la Universidad Católica, trabajó con los renombrados arquitectos Enrique Browne y Borja Huidobro, hasta que en 1993 abrió su propia oficina. Desde entonces ha desarrollado más de 150 proyectos en madera, incluyendo viviendas, industria, equipamiento, oficinas, espacios religiosos y culturales, escuelas y espacios urbanos, entre otros.

Este año, nuevamente le tocará dirigir el jurado del Concurso de Arquitectura de la Semana de la Madera. Y con una innovación en la metodología que lo tiene entusiasmado y expectante, porque es un desafío no menor. Se trata de la interacción directa y deliberativa que sostendrán con los concursantes.

A diferencia de lo que sucedía en versiones anteriores, ahora dialogarán con los concursantes para hacer precisiones y críticas.

-Por primera vez este año vamos a hacer una presentación sujeta a correcciones. Cada equipo de alumnos, de los 60 proyectos, va a presentar el suyo a una comisión. Va a ser una maratón. Como jurado nos vamos a dividir en dos grupos y haremos una preselección que se va a mostrar al final del mismo día, de donde se escogerán los ganadores. Antes esto era como un buzón: se entregaba el proyecto, se revisaba, se le ponía una nota y así se decidían los ganadores. Pero nunca escuchaste directamente, de los propios concursantes, qué querían hacer o por qué lo hicieron de tal manera. Por eso nos parece muy interesante esta interacción, porque nos da la posibilidad de comentar con ellos los trabajos. Qué hicieron bien, dónde se equivocaron, o “esto lo deberían haber resuelto de otra manera”. Es una manera de educar a los concursantes.

Y los aspectos ingenieriles de los proyectos, ¿también se evaluarán?

-Siempre hubo un ingeniero en los concursos, que ponía una nota ingenieril a los proyectos. Nos pasó muchas veces que los arquitectos decíamos “este proyecto está muy bueno”, pero el ingeniero comentaba “este proyecto no se sostiene, no tiene estructura, se va a caer”. Este año esa interacción va a ser directa entre el ingeniero, que va a ser Alberto Ramírez, y el equipo autor.

En las versiones pasadas del concurso, ¿cuán presente tenían los concursantes esa dimensión ingenieril en sus proyectos? ¿Fallaban mucho?

-No tanto en la ingeniería como en la resolución técnica de protección en el largo plazo. Por ejemplo, lo que más se repetía era lo siguiente. Como las estructuras de los edificios de madera son muy bonitas, solían dejarlas expuestas. Llegaban a plantear, incluso, cosas como que el revestimiento exterior quedara por dentro para dejar el esqueleto expuesto. Con Juan Acevedo decíamos “esto es una locura”. En todas partes del mundo se recomienda que la estructura quede cubierta y así protegida, porque si no, va a sufrir y habrá que aplicarle una mayor mantención. Ese tipo de errores queremos evitarlos.

¿Y cuándo un proyecto en madera puede tener la estructura a la vista?

-Hay muchos proyectos de estructuras de madera a la vista, pero tienes que resolverlo técnicamente. Un buen ejemplo son los puentes de madera. Los europeos hacen cientos. Pero hacen un diseño para protegerla. ¿Cómo lo hacen? La estructura portante principal, en general, la cubren con elementos menores que van “al sacrificio”. Es como colocar una viga y encima poner unas tablitas muy delgadas que solo funcionan para proteger la viga del sol y la lluvia. Después de 10 años se cambian esas piezas menores, pero el esqueleto de madera no se toca. Incluso a veces se usan elementos metálicos para protegerla. Esto se ve incluso en los puentes en el sur de Chile. A veces la gente se queja de que tienen tablones medio sueltos en la superficie. ¡Pero para eso sirven! El tráfico de los autos desgastará esos tablones, pero no importa, porque pueden cambiarse y son baratos. La estructura portante está debajo.

Madera-laminada_Martin_Hurtado

¿Cómo ha evolucionado el concurso en los 11 años en que has sido jurado?

-Hemos transitado hasta la consolidación, a mi juicio, como el más convocante de los concursos de Arquitectura para estudiantes de Chile. Esto ha crecido gracias al enorme interés que despertó, desde los primeros concursos, la experimentación con proyectos pensados desde la madera.

¿Y a qué crees que se debe ese interés?

-La madera es un material cercano a todos. Desde la etapa escolar, donde los alumnos habitualmente desarrollan técnicas especiales haciendo objetos en madera, hasta los talleres de arquitectura, que la utilizan para construir maquetas y modelos a escala. Ello explica que, pese a contar con menores recursos y premios que otros concursos similares, este siga convocando cada año más equipos participantes. Así se ha logrado consolidar dentro de las escuelas de arquitectura el llamado “Taller CORMA”, que permite a casi la totalidad de las escuelas de Arquitectura en Chile ofrecer un taller dedicado a la madera.

O sea, se está sembrando para el futuro…

-En los 11 años que lleva el concurso, más de 2500 estudiantes de Arquitectura han tenido la experiencia de pensar y proyectar en madera. Esto significa que un 30% de los estudiantes de Arquitectura del país se habrán titulado conociendo el material y probablemente sean ellos quienes lo utilicen en sus proyectos futuros, cuando ejerzan como profesionales.

De la versión pasada del concurso hasta ahora, ¿has notado algún cambio respecto de la construcción en madera?

-El proceso de penetración de la madera ha sido lento, pero hay hitos que pueden ser interesantes. El hecho de que el pabellón de Chile en la Expo Milán se haya hecho en madera vuelve a poner la discusión de su uso en la gran infraestructura, en edificios emblemáticos. Otro hito es que la edificación de calidad en madera está penetrando otros ámbitos. Me ha tocado trabajar, algo bien insólito, casas en Santiago hechas en hormigón, y revestidas, en su interior, completamente en madera. Personas que en general han conocido sus bondades a través de su segunda vivienda en el sur, por ejemplo, que la encuentran cálida y agradable, y se hacen una casa en Santiago. Es una cuestión cultural. Y no es un solo proyecto, me ha tocado trabajar varios. Ellos valoran además otra cualidad de la madera: que prácticamente no requiere mantención. Si es buena madera, envejecerá bien, y si está pintada, habrá que volver a pintarla cada cierto tiempo.

Y en el ambiente de la academia, ¿ves cambios?

-Se acaba de inaugurar el edificio en madera de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Católica. Eso es un hito. Es obra del arquitecto Gonzalo Claro, profesor de la escuela. Y es interesante porque se utiliza la madera en un edificio institucional.

Juan Acevedo y Juan José Ugarte están haciendo un taller en la Escuela de Arquitectura. Acevedo además dicta uno en Construcción Civil en la PUC. ¿Y en su caso?

─Yo estoy haciendo un taller en torno al tema de los pasos fronterizos. Tengo 12 alumnos, de los cuales ocho están desarrollando el proyecto en madera.

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