17 de Octubre, 2016
Era la primera vez que trabajaban con madera. Y al leer las bases del concurso se dieron cuenta de que no se trataba sólo de materializar lo que entendían por jardines infantiles, sino también de cómo alcanzar la mejor expresión de la construcción con madera.
A partir de entonces Joaquín Iturriaga, Alexander Heselaars y Flavia Simonetti comenzaron a estudiar cómo funcionaba este material y cuáles eran las distintas posibilidades que ofrecía, tanto en su uso como en su aplicación.
“Lo que queríamos lograr con el proyecto era tener una relación más cercana entre el adulto y el niño y entre el niño de nivel medio con el de sala cuna”, explican los estudiantes de la Universidad Diego Portales. “Se trata no sólo de una relación física sino también visual, creando una nueva sensación de aprendizaje”, agregan. En síntesis, un nuevo sistema de enseñanza basado en la cercanía y el concepto de “unidad espacial”.
Para lograrlo propusieron la fabricaron de 20 vigas de 1 metro de alto por diferentes tipos de ancho ─22, 28 y 34 metros─ soportados por 13 muros estructurales, los cuales plasman la idea de un gran salón de clases albergado por un gran techo, resuelto a base de planchas con un sistema estructural levemente inclinado para el flujo del agua. De ahí el nombre con el cual bautizaron su proyecto: “El gran aula”.
De esta manera, generaron un espacio con flexibilidad para agrupar diferentes programas y con la capacidad de integrar las distintas etapas de los niños, en donde las áreas de servicio y administración quedaban situadas en los márgenes, creciendo hacia los bordes perimetrales, y el área de juego y aprendizaje resguardada en el centro.
El proyecto también se hizo cargo de la incidencia psicológica que tienen los colores en los niños, por lo que los muros estructurales de las distintas salas de actividades fueron identificados con un color diferente, mientras que la conexión espacial se logró mediante la disposición de estos muros de manera perpendicular a las vigas.
“Dentro de nuestros principales objetivos era crear una construcción pertinente al lugar, que se pudiera adaptar a cualquier tipo de perímetro, que no fuera sobre escalada y tuviera un mismo porcentaje de área construida y no construida. También queríamos que fuera prefabricable mediante elementos simples para facilitar su transporte y agilizar los tiempos de construcción”, explican los ganadores del concurso.
Agregan, además, que les gustaría seguir desarrollando a futuro proyectos como éste, creando soluciones a una problemática social, política, urbana o pública para un bien común y de esta forma integrar a las personas utilizando materiales que permitan lograr estos proyectos con el menor costo posible.
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