27 de Febrero, 2017
El edificio, de siete pisos de altura, se ubica en un área industrial de Ámsterdam. Fue diseñado por Tom Frantzen y tiene una estructura de madera con losas que parecen hormigón.
Los techos son altos (4 metros de piso a piso), lo que permite que el edificio funcione tanto para uso comercial como residencial. Para evitar objeciones al cambio de uso, se elaboró un nuevo tipo de contrato de arrendamiento con la ciudad, lo que originó una especie de “atractor” o faro que, según los jueces del certamen, contribuirá a estimular el desarrollo en la zona.
Las unidades se venden sin terminar y completamente abiertas. El sistema de pisos se levantó de tal modo que los dueños podrán decidir dónde querrán el cableado y la plomería. Esto permite que el inmueble sea utilizado para vivir y trabajar.
Esto va un paso más allá en cuanto a flexibilidad en el diseño, construido a partir de los principios de “construcción abierta”, desarrollado por John Habraken en los años 60. Asimismo, los pisos están diseñados para resistir el doble de las cargas normales, y el sistema de suelo es flexible y sencillo.
Como es habitual en los edificios de madera sólida que quieren conservar la madera a la vista hacia el interior o exterior, las regulaciones contra incendios fueron satisfechas simplemente ampliando todas las dimensiones de madera. En caso de incendio, la capa exterior de madera puede quemarse y protegerá la madera estructural hasta 120 minutos.
“Es el primer edificio residencial en los Países Bajos que utiliza este enfoque y, por lo tanto, permite experimentar las cualidades ambientales de la madera en un edificio de varios pisos”, explicaron los arquitectos.
“Nuestra idea inicial era construir también las losas principalmente en madera, con un sistema mixto madera-hormigón, pero tuvimos que optar por un sistema de concreto y acero, para cumplir las regulaciones de fuego a un costo abordable. El sistema elegido –slimline o línea extraplana- puede cubrir grandes luces, dejando espacios amplios y abiertos”, agregaron.
“Hay una historia encantadora en términos de flexibilidad y personalmente me gusta mucho los interiores. Se siente como un almacén, con un espacio amplio y luminoso. Es sorprendente y es un faro para las nuevas generaciones”, afirmó uno de los jueces.
Hace unos años el Buiksloterham era una zona industrial con algunos terrenos vacíos y sin ningún atractivo. “En 2009, el mercado de la vivienda en Amsterdam se derrumbó debido a la crisis financiera y pensamos que sería imposible desarrollar un proyecto para la gente común de manera ordinaria”, explica uno de los arquitectos. “Por lo que decidimos desarrollar un proyecto extraordinario para personas fuera de lo común”, agregó.
Además de la madera, el edificio tiene otras características sustentables, como paneles solares en el techo y un sistema de calefacción de biomasa.
Escrito por Lloyd Alter para Treehugger.com
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