28 de Marzo, 2017
Desde hace nueve años que el sitio de arquitectura más leído en español, ArchDaily, convoca a sus lectores a reconocer y nominar aquellas obras arquitectónicas que mejor inspiran y representan la identidad del contexto local en los países de habla hispana. De esta forma, aspira a entregar un premio único en el mundo, donde los ganadores son elegidos por votación del público.
La exploración de materiales, la riqueza de los contextos geográficos y los múltiples desafíos que enfrenta la sociedad actualmente, pueden verse plasmados en las 15 obras que finalmente fueron nominadas como finalistas de entre casi mil proyectos arquitectónicos realizados en Latinoamérica y España durante el 2016.
Cuatro de ellas fueron construidas en madera y compiten por llevarse alguno de los tres primeros lugares que considera el concurso en su versión 2017.
En Navidad, en la región de O’Higgins, el estudio de arquitectos Pezo von Ellrichshausen instalaron un espacio de 232 metros cuadrados consistente en una estructura concéntrica y sin dirección, formada por cuatro marcos rígidos, ocho columnas continuas y otras ocho que se escalonan regularmente en los dos niveles elevados.
Se trata de una pieza monolítica que sostiene un entramado totalmente confinado en una planta compacta, “una secuencia en equilibrio en la que cada piso queda simétricamente protegido por el piso siguiente”.
A través de una escalera espiral descentrada es posible transitar desde el piso más pequeño y sombrío, a otro con un mueble diagonal y al siguiente con una planta continua y diáfana. Desde arriba, la relación visual con el piso inferior es imperceptible, al punto de suprimir el contacto con el suelo natural. “Esta es la lógica velada de un entallamiento invertido”, describe el arquitecto, “que apenas se asoma por encima del follaje de sus alrededores”, concluye.
Desarrollada por el Estudio Borrachia en Buenos Aires, cuenta con una superficie de 174 metros cuadrados. Este proyecto se enmarca dentro de lo que el Estudio denomina “viviendas hábitat”, lo que supone una relación particular con el entorno, máxima eficiencia de los espacios y la exacerbación de la vida al aire libre en contacto con la naturaleza.
Concebida de manera modular y en consonancia con las posibilidades tecnológicas que la construcción en madera permite, esta obra fue construida en un plazo de cinco meses, lo que permitió mantener su entorno inmediato en estado natural sin alterar el ecosistema. “Incluso, si se requiere, podría ser desmontada en cuestión de días y el entorno permanecería intacto”, asegura el Estudio.
Ubicada a orillas del lago Colico, comuna de Curanilahue, en la región del Bío Bío, esta casa fue construida por Sebastián Irarrázaval Arquitectos y se emplaza en medio del bosque en sus 350 metros cuadrados de superficie, formando 2 letras Y.
Según los propios autores esta construcción cumple con dos objetivos: integrar el bosque a la experiencia diaria del usuario y recibir la mayor cantidad de luz posible durante todo el día. Y esto se logra a partir de un prolongado perímetro donde los habitantes son expuestos a diferentes vistas, generando la sensación de estar dentro de ese bosque.
La madera, como material principal de esta obra, fue elegida por su carácter local relacionado a lo natural y a lo cultural. Y se eligió teñirla de rojo justamente para generar una vibración constante con el verde del bosque.
CoA arquitectura junto al Estudio Macías Peredo dieron vida a este proyecto ubicado en Chacala, México, y que se instala como una casa de descanso con una amplia vista al mar.
Los 375 metros cuadrados de esta obra fueron estructurados a partir de columnas y trabes de madera en dos plantas: una alta y una baja. Así es posible encontrar áreas para el descanso y para la interacción de los visitantes. Todo lo anterior mezclado con una variada vegetación dentro de la cual destaca una gran higuera y una palmera, ambas elementos claves al momento de definir los ejes del proyecto.
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