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Gustavo J. Donoso S: “Deberíamos fomentar el intercambio tecnológico”

Como Ingeniero Civil he podido apreciar cómo la madera de uso estructural es frecuentemente subvalorada por la sociedad chilena, al ser esta normalmente utilizada en estructuras de presupuestos muy acotados, de autoconstrucción o para sortear la necesidad de viviendas luego de una catástrofe.

Lo anterior, lamentablemente ha traído consigo una falta de ingeniería a los proyectos en madera, el uso de materiales de baja calidad y una deficiente protección del material a los factores mediambientales.

En países fuertemente forestales y de gran desarrollo se aprecia, en cambio, que los estereotipos de la madera se asocian más bien a un material de alta calidad, debido a su elevada relación resistencia-peso, notable disminución de los costos y tiempos de construcción o por su comportamiento sísmico superior. Así también por sus indudables características de sustentabilidad, estéticas y de confort.

Dentro de los últimos años, he participado como miembro del equipo docente del curso Diseño y Construcción en Madera de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, y he apreciado que cada año ingresan más estudiantes al curso con una gran motivación de conocer, diseñar y aprender el comportamiento de este material.

Aquella motivación no debería quedarse únicamente en las salas de clases y podría canalizarse para disminuir las externalidades negativas que tiene la construcción, lo cual únicamente alcanzaremos si el aumento del conocimiento va de la mano con un incremento en la colaboración de los diferentes actores del mundo de la madera.

Como país,  existe una oportunidad latente de profundizar un trabajo mejor entrelazado entre profesionales, especialmente entre Arquitectos e Ingenieros, para que se pueda definir en etapas tempranas la mejor manera de dar solución a cada proyecto de madera, fomentando espacios de intercambio de conocimiento, visiones y expertise.

Específicamente, dentro del contexto de la Ingeniería Civil Estructural y desde el punto de vista de este joven profesional, el desafío está en tener más y mejores fuentes de información de las buenas prácticas nacionales e internacionales en cuanto a diseño y detallamiento de estructuras de madera, ya sean estas de pequeña o de gran escala. Así mismo, el fomento de la estandarización e industrialización de los sistemas constructivos corresponde a otra arista primordial a mejorar, disminuyendo las posibilidades de errores y mejorando la calidad del producto entregado.

En esta misma línea, el reto también se encuentra en los profesionales y las instituciones chilenas que deberíamos fomentar el intercambio tecnológico con culturas tradicionalmente madereras y de un alto nivel tecnológico, en pro de disminuir las brechas con el actual estado del arte.

Afortunadamente, en Chile ya se ha identificado un gran potencial en la madera como material de construcción y se han dado grandes pasos para fomentar su utilización. En estos últimos años se ha dado inicio a muchas iniciativas respecto a la construcción en madera, tales como Construye2025, Becas de Capital Humano, la Semana de la Madera y muchas otras iniciativas ─de universidades, centros de investigación, el MINVU, CORFO, CORMA, Madera21 e industrias productivas─ las cuales, por medio de una colaboración transversal entre profesionales y técnicos, nos entregarán las herramientas para mejorar la calidad de vida de millones de personas, fomentando la utilización de esta materia prima de una increíble versatilidad como es la madera.

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