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Alejandro Leyton: “Es necesario intercambiar experiencias con diferentes actores”

A lo largo de mis años como ingeniero en grandes proyectos de minería y petroquímicos en diferentes países, me han enseñado que la construcción y la ingeniería no tienen límites. Si juntamos la experiencia de la ingeniería y los diseños, podremos hacer grandes construcciones en madera, tendríamos grandes e innovadores proyectos y un manejo sustentable de los recursos.

Hay muchos países con tradición maderera que han logrado juntar estos elementos a lo largo de los años. Rusia, en 1714,n construyó la iglesia de Kizhi, que fue declarada Patrimonio de la Humanidad. Japón, en Ikaruga, hizo lo propio con una obra milenaria en madera del año 607 D.C. Se trata de un templo budista y es la estructura de madera más antigua del mundo. En Suiza, está el edificio de Tamedia, construido en el año 2013 a orillas del río Sihl en Zúrich, una obra de ingeniería muy bien pensada y diseñada por el arquitecto japonés Shigeru Ban.

Estas experiencias y vivencias me hicieron volver a mis raíces como juguetero en madera en mi época de universitario. Formé la compañía KaiasulWood en la Localidad de Alcira Gigena en Córdoba, Argentina, dando pie a una larga lucha de mitos y falta de conocimientos en lo referente a construcciones en madera.

Ya sea por perjuicios o mala calidad en los trabajos que se ejecutan, en América Latina, en general, la madera es vista sólo como un negocio o un elemento para usarlo como leña o material alternativo en grandes construcciones con terciados, placas, aglomerados y tableros.

¿Nos falta voluntad? ¿Profesionales y mano de obra calificada?  La verdad, no sé, pero sí creo que falta difusión, sacar los perjuicios en torno a un material tan noble y delicado como es la madera, un material fino, amigable y si estas cualidades las combinamos con tecnologías modernas, lograremos construcciones o barrios sustentables limpios, de diseños variados y fomentando la imaginación.

Es necesario intercambiar experiencias con diferentes actores en este tema dejando de lado perjuicios y desafíos personales. Pensemos en nuestro beneficio como comunidad y en lograr un equilibrio entre negocio y calidad de vida.

Será una tarea titánica formar profesionales, empresarios, mano de obra y legislaciones que ayuden a generar estas instancias, que en países como Suiza, Alemania, Noruega, Japón y Rusia, entre otros, ya es una realidad.

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