En la región del Biobío es toda una eminencia cuando hablar de madera se trata. Como docente en la Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño de la Universidad del Bío-Bío, ha formado a muchas generaciones.
“En mis clases le doy mucha importancia a mostrarle a los alumnos todas las innovaciones que se están realizando a nivel mundial”, dice con voz serena, “ya que cuando ellos se reciban, posiblemente esas cosas podrían estar llegando a nuestro país”, agrega.
Quien habla es Ricardo Hempel, arquitecto de profesión que ha dedicado su vida a la investigación y la enseñanza de la madera, tratando de recuperar una tradición del sur de Chile y buscando reinsertar la madera en la construcción.
“Ya no me queda mucho tiempo aquí”, dice tranquilo. “Entré con 40 años a la Universidad y pasado mañana me darán un diploma por cumplir 45 años en la universidad. Si es aficionado a los números, puede sacar la cuenta”.
Sus palabras, sin embargo, no denotan la prisa de quien tiene poco tiempo. Por el contrario: se toma unos minutos para reflexionar y responde pausadamente.
Hay varias ventajas. Por un lado, es el único material renovable de todos los materiales de construcción. Nunca se va a acabar, mientras que todos los sólidos que vienen de los terrenos lentamente van agotándose.
Después, es un material liviano. Y a pesar de ser liviano es un material bastante resistente. Todas las grandes luces se hacen en madera y no en otro material. También es un buen aislante térmico y un buen aislante eléctrico.
Bueno, yo creo que una de las cosas fundamentales es la calidez del material. Genera espacios interiores de mayor calidad y calidez que los muros macizos. Es una ventaja a tal extremo que en países europeos todos los jardines infantiles y guarderías tienen que construirse en madera, porque se estima que eso tiene influencia sobre el comportamiento de los niños.
En una vivienda pasiva lo fundamental es el ahorro energético, tanto en el uso de la calefacción como por tener una temperatura pareja permanentemente. Uno podría definir que la casa estuviera a 20°C siempre y tener todo el año esa misma temperatura. Y lo otro es que permanentemente se va renovando el aire interior de la vivienda, es decir, siemwpre hay aire fresco, pero con una temperatura definida. Eso da un ahorro energético importante.
Si comparamos el ahorro energético de una calefacción central en base a gas, la vivienda pasiva gasta 85% menos energía.
El proyecto de la vivienda pasiva fue en el marco de una investigación. En paralelo investigamos el CLT. Es una solución que recién se está introduciendo. Nosotros trajimos la información hace tres años atrás y armamos en la universidad los primeros paneles e hicimos los ensayos correspondientes.
No existen empresas que lo hagan de forma industrializada pero perfectamente podrían hacerse. E indudablemente es una gran ventaja para las viviendas pasivas trabajar con placas de CLT (contralaminado) y no con un entramado que es el sistema constructivo tradicional.
Porque son totalmente herméticas. La vivienda pasiva se construyó con ese tipo de placas. Es un buen aislante térmico. Además, las placas vienen de la industria, por lo que simplemente hay que montar. Con una rapidez extraordinaria se levanta una casa completa. En la vivienda pasiva, en una semana armamos toda la estructura gruesa… para una vivienda de dos pisos, de 140 metros cuadrados.
En este momento estamos en un proyecto bastante importante, un proyecto de 140 departamentos en Talcahuano y donde la madera va a tener un alto porcentaje en presencia: los dos últimos pisos del edificio van a ser totalmente en madera. Es un proyecto del Minvu de viviendas sociales de 50 metros cuadrados que este año deben llamar a concurso para su construcción.
Además estamos trabajando en un conjunto habitacional de 42 viviendas en San Rafael ─eso queda cerca de Talca─ y también sería 100% madera. Estoy dedicado de lleno a eso y seguramente vamos a comenzar nuevos proyectos cuando terminemos estos dos.
Yo creo que hay que ir hacia una industrialización, pero mientras no haya demanda, la industrialización será un proceso lento. En todo caso, la inversión inicial es relativamente pequeña. Inicialmente se puede trabajar con muy poca inversión y con herramientas tradicionales, y en la medida en que va aumentando la demanda, uno la puede ir mejorando y terminar con una industria automatizada.
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