14 de Junio, 2017
Chile ya se está preparando para ser el anfitrión, en 2020, de la Conferencia Mundial de Ingeniería y construcción en madera ─más conocida como la WCTE, por sus siglas en inglés─ y para eso, como antesala, se realizará en agosto la primera Conferencia Nacional de la Madera (Ver noticia).
Y es que esta materia prima tiene una serie de propiedades y ventajas que la constituyen en una excelente alternativa para construir: reduce las necesidades energéticas ─y por ende la contaminación─, tiene una alta eficiencia térmica y un excelente comportamiento sísmico, entre otras.
Frente a esto, uno de los principales desafíos que tiene Chile es derribar aquellos prejuicios relacionados con que la madera es un material combustible y peligroso o que solo puede servir para construcciones precarias.
Eso afirma el experto Pablo Guindos, Doctor en Ingeniería de la Madera de la Universidad de Santiago de Compostela, quien ha participado en diversos proyectos de investigación a nivel mundial y que llegó recientemente como profesor a la Facultad de Ingeniería UC y como académico al Centro UC de Innovación en Madera.
Para él, actualmente hay tres focos a desarrollar en nuestro país para que así la madera cobre protagonismo y se aproveche de manera óptima su gran potencial. El primero tiene que ver con el desarrollo de estrategias de protección sísmica con el fin de prevenir el daño de la estructura.
“Ahí el sistema rocking tiene mucho potencial, porque su funcionamiento no depende de la deformación de la estructura y consiste en la utilización de dispositivos que actúan cuando se produce un desplazamiento o rotación de elementos estructurales”, explica Guindos.
Gracias a este sistema, que puede utilizar tendones post tensados, las estructuras en madera pueden rotar y hacer frente al movimiento. “Una de las ventajas de estos dispositivos es que sirven tanto para estructuras ligeras como para aquellas más pesadas. Y creo que sería interesante controlar la rotación y la disipación en estructuras en madera y aplicar esto a la construcción tradicional de Chile con el fin de aumentar su competitividad en relación al acero y hormigón”, comenta el experto.
En el ámbito nacional, sin embargo, para él es crítico desarrollar normativa y caracterizar el rendimiento sísmico de uniones y ensambles de madera. “Hoy en día en Chile no es posible afirmar si una unión de madera es mejor que otra con respecto a su rendimiento sísmico y eso tiene que cambiar”, asegura.
Con respecto a la resistencia al fuego, Guindos recalca la necesidad de avanzar en dos ámbitos. Por un lado, es necesario caracterizar la madera y los procesos de cálculo de resistencia al fuego y por otro, desarrollar sistemas industrializados y competitivos que permitan simplificar y mejorar la protección de edificios de madera frente al fuego.
Junto con eso, otro tema de investigación clave es el estudio de nuevos sistemas constructivos de madera masiva (o mass timber). Ahí destacan, además del CLT o madera contralaminada, el DLT, NLT, el terciado masivo o madera microlaminada masiva y el composite de hormigón con madera. “Chile precisa de industrialización para ser competitivo”, asegura Guindos, y cualquiera de estos sistemas puede convertirse en un gran aliado.
Para que todo esto resulte y avance a paso firme, no obstante, es necesario contar con ingenieros estructurales en madera que sepan de construcción y Guindos aportará en ese sentido con dos nuevos cursos de pre y postgrado.
Además, junto con el CIM UC-CORMA, está liderando la creación de una red latinoamericana para el fomento de la madera estructural, en donde ya están integrados Brasil, Argentina, Uruguay, Colombia y Ecuador, entre otros.
Mientras, los investigadores nacionales podrán afinar sus estudios para presentarlos en la próxima Conferencia Nacional del Madera y así dar mucho que hablar en la WCTE de 2020.
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