25 de Abril, 2018

Hotel de madera produce su propia energía y entrega más de la que necesita

La construcción de Svart pertenece a las Powerhouse, un conjunto de proyectos amigables con el medioambiente que se presentan como el futuro de la construcción.

El estándar energético noruego de Powerhouse es por lejos el más exigente del mundo. De hecho, los edificios que se adaptan a él no solo tienen energía neta cero, que equilibra la producción de energía y las compras de energía a lo largo del año, sino que son “más energía”.

Una construcción Powerhouse deberá producir durante su vida más energía renovable de la que utiliza para materiales, producción, operación, renovación y demolición.

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El estudio de arquitectos Snøhetta se ha alineado con este estándar y ya va por el tercer edificio Powerhouse que además es el primer hotel en el mundo. Se trata de Svart, una construcción que cuenta con un diseño “inspirado en la arquitectura vernácula local, con formas como ‘fiskehjell’ (estructura de madera en forma de A para el secado de pescado) y ‘rorbue’ (un tipo tradicional de casa de temporada utilizada por los pescadores)”.

El edificio ha sido levantado principalmente con madera, y fue apoyado en postes del mismo material que se extienden varios metros debajo de la superficie del mar. Estos elementos aseguran que la estructura deje una mínima huella física en la naturaleza prístina, dándole al edificio una apariencia casi transparente. Además, está pensado para reducir su consumo energético anual en un 85% en comparación con un hotel moderno.

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“Para nosotros fue importante diseñar un edificio sostenible que dejara una huella ambiental mínima en esta hermosa naturaleza nórdica. Construir un hotel de energía positiva y de bajo impacto es un factor esencial para crear un destino turístico sostenible, respetando las características únicas del terreno; las especies particulares de plantas, las aguas limpias y el hielo azul del glaciar Svartisen”, afirma Kjetil Trædal Thorsen, fundador de Snøhetta.

Hay muchos que dicen que preocuparse por la energía contenida en las estructuras es tonto e inútil, ya que, por ejemplo, esa espuma de plástico ahorra mucha más energía de la que se usa para fabricarla, y ese concreto dura para siempre, así que a quién le importa.

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En ese sentido, el experto de la Universidad de Waterloo, John Straube, ha escrito que “los análisis de energía del ciclo de vida científico han encontrado repetidamente que la energía utilizada en la operación y el mantenimiento de los edificios disminuye la llamada energía ‘incorporada’ de los materiales”. En Positive Energy Homes, los autores dicen que realmente no importa en el largo plazo y que nunca se pierde porque todo puede reutilizarse si se tiene cuidado, “los vertederos de hoy se convertirán en las ferreterías del mañana”.

Entonces ¿por qué alguien desarrollaría un estándar tan exigente que te haga pagar toda esa energía incorporada?

La respuesta es simple. Hay muchas maneras de construir un edificio energéticamente eficiente, pero hay opciones sobre qué materiales usar ¿Elegimos materiales que consumen mucha energía y combustibles fósiles para producir y eliminar toneladas de CO2 de golpe masivo, o nos esforzamos por generar lo menos posible y lo tratamos como un préstamo que devolvemos?

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“Creemos que los edificios energéticamente positivos son los edificios del futuro. Un edificio con energía positiva es un edificio que durante su fase operativa genera más energía que la utilizada para la producción de materiales, su construcción, operación y eliminación. El edificio, por lo tanto, pasa de ser parte del problema energético a convertirse en parte de la solución energética”, afirma la organización de Powerhouse.

Así, es mucho más fácil devolver el préstamo si no se utilizan materiales con alta energía incorporada como concreto, plástico o aluminio. Y Snøhetta ha demostrado una vez más que pueden diseñar edificios deslumbrantes, al norte del círculo polar ártico, que cumplen con los estándares de energía más exigentes del mundo.


Texto original de Lloyd Alter para Treehugger. Imágenes del estudio de arquitectos Snøhetta

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