6 de Septiembre, 2018
A raíz de una visita guiada a las quebradas de Valparaíso fue como nació el proyecto ganador del tercer lugar del concurso de arquitectura de la Semana de la Madera 2018. Diego Hamilton y Flavia Raglianti, estudiantes de la Pontificia Universidad Católica de Chile, crearon “Habitar en pendiente: infraestructura adaptable para las quebradas de Valparaíso” en búsqueda de solucionar algunos de los problemas con los que convive la gente a diario en ese lugar.
“La visita nos ayudó a saber de primera fuente cuáles eran los problemas reales de la gente que vivía allí: delincuencia, basura, mala conectividad y una reconstrucción post-incendio frustrada. Por lo que quisimos proyectar un edificio que solucionara las problemáticas y mejorará la vida y el entorno de quienes viven allí”, menciona Diego Hamilton.
La propuesta buscó solucionar el problema de urbanización de las quebradas de Valparaíso, más específicamente, la quebrada La Rinconada ubicada entre el cerro Pajonal y Las Cañas. Se trata de un edificio de vivienda de carácter replicable que concentra las edificaciones del territorio en puntos determinados liberando, de esta forma, el resto de la superficie de la quebrada para la implementación de un parque público.
Así mismo, el edificio incorpora programas que responden a la carencia de servicios y actividades recreativas para la comunidad con el fin de establecer un orden en la quebrada.
“El gran valor que tiene el premio a este proyecto es que ahora tendrá la fuerza de transmitir realidades y propuestas, tanto para arquitectos como para personas que viven en estos lugares. Creemos que existe un valor en el proyecto y que tiene varias ideas rescatables y factibles en él, así que mientras más se pongan sobre la mesa ideas como estas, mejor”, agrega Hamilton.
El proyecto contempla viviendas de tamaño unifamiliar que se acomodan en la ladera siguiendo la pendiente. Se adapta por medio de una rotación en planta y en el último nivel se acoge un programa comunitario conectado con el parque. Asimismo, el edificio funciona como un elemento que une el nivel calle y el eje de la quebrada.
El proyecto explora, además, un sistema constructivo poco común: el rollizo. Este elemento tiene dos ventajas importantes, por un lado tiene una gran capacidad estructural al mantener las propiedades de la sección del tronco, y también es más económico que otras tecnologías en madera más populares como lo son el GLULAM o el CLT, por su bajo procesamiento industrial.
Característica que podría ser incluso considerada, según sus creadores, como una propuesta realista y práctica para solucionar las necesidades de reconstrucción post catástrofes que ocurren periódicamente en los cerros de Valparaíso o en otros lugares propensos a los incendios.
El trabajar en madera no es tan frecuente actualmente en las escuelas de arquitectura por lo que estos jóvenes agradecen la experiencia ya que podrán poner en práctica los conocimientos adquiridos en un futuro.
“En lo personal nos gustó mucho, pues nunca habíamos desarrollado un proyecto en madera en la escuela, y descubrimos que es un material lleno de posibilidades. Aprendimos que es muy eficiente y versátil, pero su potencial requiere de más conocimientos específicos para hacer buena y duradera arquitectura”, aseguran los estudiantes.