Lámparas LZF: las esculturas en madera que iluminan desde España

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7 de Enero, 2019

Marivi Calvo y Sandro Tothill son los socios y la pareja detrás de la seductora marca de iluminación valenciana LZF (antes conocida como Luzifer). A principios de este mes, tuve la suerte de pasar una noche con ellos y su equipo durante la gira de prensa de Red AEDE por España. Allí, entre charlas sobre diseño y vida, sobre vino y paella, nos cobijamos bajo un altar de sus hermosas luces de madera. A continuación, una mirada interior de este estudio y el mágico escenario al aire libre que crearon.

Primero, un poco de historia. Los orígenes de LZF fueron en 1994 en Valencia, cuando el australiano Sandro Tothill y la española Marivi Calvo empezaron a hacer lámparas a mano, utilizando láminas de chapas de madera. Este material, delgado y flexible, les permitía crear hermosas formas escultóricas, ya que es posible curvar y torcer las hojas en varias formas cóncavas, sin romperlas. Estas hojas también interactúan muy bien con la luz, ya que son lo suficientemente delgadas como para permitir que la luminosidad pase a través de la madera, lo que puede dar lugar a colores y efectos muy diferentes cuando la lámpara se enciende o se apaga. Tothill dice que este es un material “anárquico”, porque va resistiendo los empujes a medida que se dobla, para darle una nueva forma. Es un adjetivo que parece encajar con el nombre original de la marca, Luzifer.

Aquel nombre vino de una sesión de lluvia de ideas entre tres personas: Sandro, Marivi y una amiga suya. Esta amiga estaba haciendo bosquejos con ideas de logotipos como inspiración, pero continuaba derivando en diseños con dibujos de querubines. Tothill, en esa ocasión, le dijo “oh, vamos, no vamos a tener ángeles en nuestro logo”.

Más tarde, esa noche, con unas cuantas copas, la idea fue convirtiéndose en una broma interna, hasta que el querubín finalmente fue desfigurado con un par de cuernos y una cola. Así fue que surgió el nombre original de la marca: Luzifer.

 

Cuando empezaron a pasar la voz sobre su existencia, se dieron cuenta de lo perfecto que era ese nombre: el inicio de la palabra hacía referencia a la luz, mientras que la sigla “fer” significa “hacer” en catalán. Pasado un tiempo y tras una disputa legal con una compañía de iluminación de nombre similar, debieron cambiar la marca a LZF, pero el espíritu diabólico del nombre original se conserva en su logotipo en forma de dos cuernos rojos, hechos de un par de apóstrofes.

Cuando llegamos a su estudio, Tothill y Calvo nos llevaron en una visita guiada por el laberinto que es esta galería. Se trata de una serie de escaleras interconectadas, habitaciones, plataformas y cubículos que son realmente fascinantes de observar, y brindan una gran perspectiva sobre la historia y el funcionamiento interno de esta empresa.

Estar allí me recordó a la película Charlie y la Fábrica de Chocolate, porque cada habitación parecía tener un tema diferente: desde videos musicales protagonizados por sus lámparas, a una enorme araña de chapa de madera decorada con colibríes dorados, y hasta una habitación llena casi en su totalidad por animales de madera en miniatura y a escala real.

Cada vez que avanzábamos a una nueva habitación, me sorprendía de nuevo. Tothill  nos explicó que aquí hay espacios dedicados para diseñar, crear prototipos, fabricar, empacar y enviar todas sus lámparas, por lo que el negocio funciona casi por completo desde este edificio.

Después de nuestro paseo por el estudio, tuvimos el privilegio de unirnos a la familia LZF para una noche de comida, charlas y risas en su jardín. La puesta en escena era espectacular: una enorme mesa cuadrada, iluminada bajo una serie de lámparas colgantes de las series Swirl y Escape; con un cine al aire libre para ver algunos cortometrajes sobre sus proyectos; un kiosko de quesos y charcutería para degustar las delicias del mercado local; un bar bien surtido, acompañado de fogones para cocinar nuestras enormes bandejas de paella; y varias zonas de descanso con una suave iluminación, ideal para relajarse tomando un cóctel y charlar.

Tothill intentó bajarle el perfil a la decoración:”Oh, esto no tomó tanto tiempo, la mayor parte del cableado ya estaba aquí”, mencionó, pero fue fácil ver que se había puesto mucha atención y cuidado en el diseño. Toda esa preocupación estética de aquella noche quedó registrada por estas imágenes de María Mira.


Publicado originalmente por Lucy Meek, para la plataforma Decorenvy.

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