10 de Abril, 2019
Un camión llega a un sitio descampado donde se construirá un conjunto de casas. Los radieres, perfectamente afinados, son evidencia de que la preparación del terreno ya terminó y que lo que viene ahora es comenzar a levantar las paredes.
El brazo de una grúa comienza a descargar cuidadosamente grandes piezas del camión. Son los paneles que servirán de muro en las futuras casas. En el interior de cada panel hay pilares y vigas de pino bilaminado, perfectamente seco. Sus revestimientos son principalmente de fribrocemento o de yeso cartón. En su interior ya están instalados los elementos de aislación térmica y también todas las canalizaciones para las futuras instalaciones eléctricas, de agua y sanitarias. Puertas y ventanas también están ya instalados en su lugar.
Comienza la faena de montaje, que resulta ser sorprendentemente silenciosa y limpia. No se oyen las tradicionales sierras ni martillazos. Tampoco vemos acumulándose las rumas de desechos al lado de la obra terminada. Hasta los montajistas lucen limpios, usando sus medidores láser y otros instrumentos para ensamblar las piezas que han llegado de la planta, fabricadas con precisión milimétrica.
No es una escena de ciencia ficción. Es la manera en que ya está comenzando a construir la empresa E2E, nacida de una alianza entre la chilena Arauco, de fuerte presencia en el sector forestal, y la belga Etex, un grupo industrial con 120 fábricas en 42 países.
Una vez que ambas empresas se decidieron a hacer esta apuesta por el futuro de la construcción industrializada, con uso intensivo de madera, la historia se desplazó a Maipú.
En parte de los históricos terrenos de los que disponía la planta de Pizarreño se comenzó a levantar la planta que albergaría la moderna maquinaria, dándole forma a un proyecto que, en su etapa inicial, contó con una inversión de seis millones de dólares.
El resultado fue un área de seis mil metros cuadrados bajo techo, donde hoy operan cerca de 15 trabajadores, con capacidad para prefabricar unas 700 viviendas al año. En ese ambiente se cobijan equipos únicos en Sudamérica, principalmente fabricados por Weinmann, empresa alemana especialista en la creación de nuevas herramientas para trabajar la madera.
Una vez que la planta estuvo lista, el desafío se transformó en lograr demostrarle al mercado chileno las ventajas de este sistema de construcción altamente industrializada. El ingeniero y gerente general de E2E Felipe Montes cree para aprovechar todas las ventajas de esta tecnología constructiva es fundamental coordinarse con las constructoras desde la primera etapa de la obra.
“Como proveedores, para alcanzar el máximo potencial de estos sistemas tan automatizados, es muy relevante que exista una visión común entre nosotros y la constructora. Porque la industrialización ya debe estar pensada al momento de diseñar la casa, para lograr real eficiencia en los tiempos tanto de construcción como de montaje”, comenta Montes.
Para facilitar ese diálogo y esa sincronía, E2E se ha enfocado hasta ahora en proyectos inmobiliarios en los que se construirán muchas casas del mismo modelo. Tras recibir las especificaciones técnicas de la constructora, ellos analizan todos los requerimientos constructivos –utilizando sistema BIM y también el software Cadwork– para ir generando todas las instrucciones con que operarán luego las máquinas fabricadas por Weinmann.
Así es como, desde Maipú, consiguen producir casi la totalidad de una vivienda, la que luego podrá ser montada en diferentes lugares de Chile. Como la tecnología de fabricación funciona con control numérico, lo que se obtiene son piezas que durante el montaje van a calzar al milímetro.
“Considerando una vivienda promedio de 50 metros cuadrados, nosotros tardamos ocho horas en dejar lista una casa, cerrada. Por lo que en un día de obra la constructora puede tener terminada una nueva vivienda. Para eso estamos siempre de la mano con ellos, coordinándonos en el despacho de los camiones”, describe Montes.
Este sistema ya les ha permitido construir viviendas de dos pisos, aunque tienen el potencial de llegar hasta cuatro pisos. Después de montar los componentes fabricados por E2E, a la constructora solo le queda hacerse cargo de detalles y terminaciones tales como la pintura interior y exterior, la instalación de artefactos de cocina y baños, y otras faenas por el estilo.
“Con nuestras tecnologías de manufactura podemos bajar los plazos de entrega de un conjunto de viviendas de 12 meses a ocho. Y esa economía de tiempo también va acompañada de una menor generación de residuos, dado que casi toda la obra se realiza en la planta, lo que disminuye el volumen de desechos que se generan durante la edificación. Un tema clave, porque en Chile un tercio de los residuos que se producen provienen de la construcción”, asegura Montes.
Generalmente, cuando una construcción se realiza en albañilería, ejecutándose la mayor parte de las faenas en la obra misma, aumentan los riesgos de errores que hagan necesaria la posterior demolición de muros mal levantados o la ejecución de cambios en las terminaciones. Todo lo cual va generando restos de hormigón, cemento, aserrín, además de gastos y contaminación asociados al transporte de dichos residuos a vertederos, usando camiones.
“Nuestro sistema constructivo ya llega al lugar de la obra con un cierto grado de terminaciones, y los residuos en obra gruesa son prácticamente cero, porque llegamos con los paneles listos, no hay ninguna merma en el sitio de la construcción”, indica Montes sobre los beneficios que traería esta tecnología.
Con una maquinaria de alta precisión, este sistema constructivo requiere de materias primas de buena calidad. Por eso utilizan madera de pino radiata, estructural, seca, e impregnada con boro, lo que le da una resistencia mayor al fuego y a las termitas. Este material también proporciona una mejor eficiencia térmica y acústica.
“Creemos que podemos mejorar el estándar de proyectos como las viviendas sociales. Tenemos una obra de este tipo en Vallenar y otra en la zona Central. Con esta tecnología, estas obras tienen una menor humedad interior y menos gasto energético de calefacción, traduciéndose en menos enfermedades y una mayor resistencia a sismos gracias a la madera”, asegura Montes.
Escrito por Carolina Callejas
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