6 de Agosto, 2019
Cuando se trata de bosques e industria forestal con manejo sustentable, y por sobre todo, de cómo la bioeconomía puede funcionar exitosamente, Finlandia es sin duda uno de los máximos exponentes. Según el portal de investigación científica, Science Direct, de los 2 billones de euros que facturó en 2018 la Unión Europea en el sector de la bioeconomía, 600 millones de euros y la creación de 3,2 millones de puestos de empleo, correspondieron a industrias de origen biológico, es decir, productos químicos y plásticos, productos farmacéuticos, productos de papel, industrias forestales, sector textil, biocombustibles y bioenergía.
En febrero de este año los supermercados de Finlandia se llevaron una grata sorpresa. La marca de alimentos danesa Arla Foods comenzó a circular 40 millones de empaques purepack, 100% reciclables, convirtiéndose en la primera compañía en este país en utilizar bioplásticos en base de madera renovable para envases de leche, yogur (de 500 ml y 1 litro) y productos para cocinar.
Una caja de cartón para bebidas convencional suele estar compuesta aproximadamente por un 85% de cartón y el resto de polietileno. En un producto líquido como la leche, se necesita de esta película delgada de plástico dentro de la caja de cartón para resguardar las propiedades y vida útil del lácteo. Sin embargo, esto no lo convierte en un producto completamente reciclable. Por eso Arla Foods decidió desarrollar junto a Elopak, empresa noruega que produce cajas de cartón para líquidos, y UPM, empresa finlandesa dedicada a la fabricación de pulpa de celulosa, papel y madera, un nuevo envase que fuese 100% a base de madera, tanto en el cartón exterior como el plástico por dentro, y que mantuviese las mismas propiedades de almacenamiento para la leche y yogurt.
Según explica Anneli Kunnas, directora de Comunicaciones de UPM, el aceite alto (tall oil) es la materia prima, a base de madera, que utilizan para fabricar la nafta (mezcla de hidrocarburos líquidos inflamables) UPM BioVerno. Y esta nafta UPM BioVerno se usa luego para fabricar la materia prima del plástico a base de madera, que se utilizará en los cartones de leche de Arla. “El aceite alto es en realidad un residuo que obtienen al producir pasta para la fabricación de papel. Debe ser retirado del proceso de fabricación de pulpa para que el proceso sea eficiente”, agrega.
El aceite alto proviene de todos los árboles coníferos (por ejemplo, abeto o pino), específicamente de la resina. “Debido a que obtenemos el aceite alto como un residuo del proceso de fabricación de pulpa, esto significa que no cortamos ningún árbol adicional para obtener aceite alto, pero utilizamos todas las partes de los árboles en el proceso de fabricación de pulpa de manera muy eficiente. La idea básica de nuestra empresa es aprovechar al máximo la madera que utilizamos”, señala Kunnas.
La estrategia comunicacional que utilizó Arla para posicionar este nuevo envase fue instaurar la idea de que las personas pueden vivir una vida más sostenible con acciones tan simples como elegir qué tipo de productos tienen en su refrigerador, si estos poseen o no procesos productivos más amigables con el medio ambiente. También detectaron que hay un consumidor más interesado en el reciclaje, pero que a veces no entiende mucho al respecto o que siente que las marcas no facilitan el tema a través de los envases que ellos disponen.
Según Sirpa Rinne, jefa de Comunicaciones de Arla en Finlandia, los comentarios que han recibido del público han sido en general muy positivos. “La sostenibilidad es un tema importante en Finlandia y este tipo de soluciones que facilitan las opciones más sostenibles para las personas, siempre son bien recibidas. Por ejemplo, las personas han comentado que de ahora en adelante hay una razón sostenible para elegir productos lácteos, lo que nos demuestra que están interesados en el bienestar de nuestro planeta y quieren tomar decisiones diarias más acordes a este objetivo”, explica.
Tras el lanzamiento en Finlandia, este envase está disponible en los supermercados de otros cinco países: Suecia, Dinamarca, Países Bajos, Alemania y Reino Unido. Arla quiere cerrar el 2019 con 600 millones de cajas de leche y 560 millones de botes de yogurt, ambos a base de bioplástico, con el mayor propósito de reducir 7330 toneladas de carbono. Desde 2005, Arla ha reducido el impacto del CO2 de sus envases en un 25%, lo que equivale a 123.000 toneladas de CO2 no emitidas hacia la atmósfera. Pero para 2050 tienen una ambición climática mucho más grande: volverse completamente cero carbono.
Rinne considera que Finlandia es un país pequeño que “siempre ha trabajado duro para ser precursor en diferentes áreas de la sociedad. Hemos tenido que encontrar las formas más eficientes e innovadoras de trabajar y construir soluciones futuras, también en lo que se refiere a bioeconomía. El pequeño tamaño de nuestro país hace que la colaboración sea inevitable pero también más fácil. La naturaleza y los bosques están cerca de todos en Finlandia. La cultura se ha desarrollado a partir de estas premisas y también del hecho de que los bosques siempre han desempeñado un papel importante en nuestra economía”.
Arla Foods y Elopak trabajan juntos desde 2014. Al igual que con UPM, es una alianza que no quieren romper y que en avances tecnológicos e investigación les gustaría seguir potenciando. Otra proyección que tienen es que para 2025 esperan vender el 90% de sus productos en envases de bioplástico en base a madera.
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