La invitación de la versión 2019 del concurso de Arquitectura de la Madera21 fue a proyectar un teatro en el borde de un río, un lago o el mar, utilizando el potencial constructivo y expresivo de la madera y resolviendo la problemática de emplazarlo cerca del agua. Fue así como estos cuatro estudiantes de quinto año se agruparon a principios de semestre en un taller académico y comenzaron a investigar.
La representante del grupo, Constanza Quidel, cuenta los detalles del “Teatro Umbral de los Ríos”, obra que recibió el tercer lugar en el concurso de Arquitectura de Madera21, explicando también cómo resolvieron el desafío de proyectar un teatro cerca del agua.
–¿Cómo surge la idea del teatro Umbral de Los Ríos?
–Nace a partir del cuestionamiento inmediato de cómo ganar horizontalidad en el borde y generar una relación lineal en tres momentos: tierra, borde y agua. Posteriormente surge la duda de en qué tipo de contexto hídrico se contendrá. Tras un estudio reflexivo se consideró necesario comprender que el proyecto, como edificio tal, no sólo iba a pretender ser un artefacto, sino que se iba a concebir como un arquetipo que lograría contener los diferentes contextos urbanos permitiendo enmarcar un nuevo escenario.
–¿Por qué eligieron la ciudad de Valdivia para proyectarlo?
–Valdivia, en un contexto nacional, se presenta como un hito urbano que se enmarca dentro de rutas fluviales, bordeado de bosques y policultivo que han ido configurando una sincronía en el asentamiento de esta urbe sureña. Posee en su relación de borde-río la integración de diversos ámbitos socioespaciales, como una extensión de la costanera que encuadra perimetralmente el medio acuático dando cabida a lo cultural, a lo turístico y al transporte como principales actividades de desarrollo regional.
–¿Cuál es la mayor innovación que presenta el proyecto?
–Desde un aspecto de formalidad espacial, la propuesta rescata valores arquitectónicos del patrimonio cultural proveniente del mundo de los galpones y estancias del sur del país. Dado que se configura por una secuencia de marcos rígidos que constituye el espacio habitado, la mayor innovación de este proyecto es que este esqueleto generado tiene como consecuencia la construcción espacial de la atmósfera interna del edificio. Además de que, producto de la circulación perimetral, tiene un resguardo acústico y una vinculación visual que relaciona el escenario con una gradería contenida bajo el umbral, pudiendo incluso duplicar la capacidad de espectadores.
–¿Qué fue lo más complejo de realizar?
–Poder concordar una forma determinada para el edificio, que se contextualice con la ciudad de Valdivia. Reflexionamos que el fundamento radicaba en el concepto y la forma, ya que esto permite generar un vínculo con la vida de la ciudad. Hacer del lugar un escenario urbano, es difícil si no se tiene directa relación con los diferentes contextos, puesto que el atributo principal que insistimos en llevar a cabo es la unificación del borde-río, el desarrollo multiprogramático para diferentes usuarios y el desarrollo del mundo del teatro con la nueva idea de apreciación y habitar del paisaje.
–¿Cómo solucionaron la problemática de ubicar el teatro en el borde de un río?
–La investigación sobre diferentes caudales, niveles acuáticos y tipos de suelo relacionados con el borde del río, nos dio pistas de qué tipo de fundaciones eran las más adecuadas para sustentar el proyecto posado sobre los diferentes contextos. Concluimos que las fundaciones de hormigón armado mantienen la resistencia para proteger el contacto directo con el terreno, aislar la estructura superior de la construcción posada sobre el agua, y que la transmisión de cargas se ve afectada por el peso del edifico como en dinamismo del caudal del río.
–¿Cómo fue la experiencia de pensar, investigar y proyectar un teatro en madera?
–La madera es parte importante de la tradición constructiva en nuestro país, siendo hasta no hace mucho tiempo el único material disponible capaz de trabajar la tracción y tomar esfuerzos de flexión. Esto nos permitió abrir un abanico de posibilidades que solo fueron limitadas por el contexto de emplazamiento: borde-agua, la forma de hacer un edificio que permitiera generar un vínculo urbano y el desarrollo de la reinvención de cómo se vive el mundo del teatro, esto es, desde cómo se accede, se vive la obra, se desarrolla la gestión y operatividad de los actores, hasta cuál es la huella que deja el proyecto una vez acabada la función. Por eso la propuesta del Teatro Umbral de los Ríos viene a poner en juego una nueva forma de apreciar los ríos en la ciudad de Valdivia, permitiendo vincular las rutas fluviales para que se pueda acceder por debajo del umbral, contemplar desde la altura el borde y el interior de la cama escénica e incorporar el contexto acuático al proyecto.
–En su propuesta, ¿qué tipo de madera propusieron utilizar y por qué?
–Se propone el uso de lenga para vigas, pilares y fachada de revestimiento por la veta que tiene y la temporalidad en el color que pasa de un tono amarillento, rosa pálido a una tonalidad oscura. Es considerada como una madera noble con excelentes características para el trabajo de encolado, elaboración de perfiles, teñido y acabado. En cuanto a la composición estructural más potente, se decide utilizar madera laminada, que responde a la solicitud de la extensión de luz proyectada y el refuerzo de paneles de CLT para eliminar el excedente de diagonales, ya que al ser un elemento estructural fabricado con adosamiento cruzado permite mayor resistencia. Además el poste-viga requiere tener rigidez con algún elemento en placa.
–¿Por qué decidieron participar del concurso de arquitectura de Madera21?
–Porque a varios nos permitiría vivir la primera experiencia de concurso y comprender el nivel que se requiere para este tipo de competencias. Poder estar en un contexto académico, bajo la guía y orientación de un equipo de profesores significó poder mejorar nuestros rendimientos al momento de trabajar y desarrollar habilidades que nos forjan como futuros profesionales.
–¿Qué aspectos del teatro Umbral de los Ríos resaltó el jurado a la hora de nombrarlos ganadores del tercer lugar?
–Rescató que el impacto urbano que desarrollaba la propuesta se relacionaba muy bien con la esencia que debe mantener la proyección arquitectónica. Hay que destacar que estos ejercicios académicos que construyen y juegan con el imaginario de las personas no dejan de ser significantes. Hay que realizar una proyección contemporánea pero con sentido de lugar y que su valor rescate una preexistencia, permita abstraerse y logre generar una forma con trascendencia.
–¿Qué significó para ustedes participar en esta instancia?
–Fue una gran experiencia, ya que el concurso expone a diferentes grupos a nivel nacional y nos permite ver hacia dónde apuntan las futuras generaciones de arquitectos. Un concurso como éste exige llegar con un proyecto acabado, que no deje cabos sueltos y que el implemento de tecnologías nos pueda dar el mejor apoyo de representación digital, gráfica y espacial. Por eso, participar en un concurso previo al proceso de titulación nos significó una instancia para alcanzar mejores competencias, habilidades y seguridad académica para consolidar mejores procesos formativos.