Aprender de los principales problemas técnicos que afectan a los países en el ámbito maderero y analizar en conjunto las soluciones, fue parte de la tónica de la cuarta versión del CLEM, Congreso Latinoamericano de Estructuras en Madera, que en 2019 se celebró en Montevideo.
El evento, realizado del 18 al 20 de noviembre, convocó a profesionales y representantes del sector privado y académico con el fin de “abordar y desarrollar estrategias en común entre los países de la región” respecto a los desafíos de la madera, material que cada vez está más presente en la construcción. Con una primera edición en Concepción hace once años, las versiones de este congreso que se celebraron en Argentina (2017) y Brasil (2018), sirvieron para consolidar el evento como un punto de recepción de investigaciones y proyectos.
Tecnología, diseño, cálculo, estructuras, eficiencia energética y manejo de bosque sostenible, entre otros, fueron algunos de los temas que a nivel macro rigieron los papers y ponencias presentados. En el caso de Chile, dado el historial y tendencia de la ingeniería, la mayoría de las investigaciones estuvieron relacionadas al ámbito sísmico.
El comité organizador de CLEM 2019 estuvo a cargo de Vanesa Baño, profesora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad de la República (UdelaR); Laura Moya, profesora de la Facultad de Arquitectura de Universidad ORT Uruguay; Javier Doldán, jefe del departamento de Materiales y Productos Forestales del Laboratorio Tecnológico del Uruguay; y Silvia Böthig, investigadora de Latitud de Fundación LATU.
Vanesa Baño, con quien conversamos sobre el Congreso, es ingeniera en tecnología forestal y tiene una maestría y doctorado en ingeniería agroforestal. Se desempeña como docente en la UdelaR desde 2012, por lo que ha participado de las últimas dos ediciones del CLEM: en 2017 en Junín, Argentina, como expositora presentando varios trabajos científicos; y en Sao Carlos, Brasil, como “keynote speaker” en representación de Uruguay y también como participante con la ponencia de un paper. Además, desde julio de 2019 se desempeña como investigadora en el Centro Tecnológico CESEFOR en España, compatibilizándolo con su cargo de profesora asociada en la Facultad de Ingeniería de la UdelaR.
Recibió la invitación del presidente del CLEM, Carlito Calil, para ser organizadora de reciente versión. La propuesta, señala Baño, contó con la aprobación de Juan José Ugarte, director del Centro de Innovación en Madera UC y Miguel Tortoriello, investigador y docente argentino. “En los últimos años se han hecho grandes avances en investigación y formación en estructuras de madera en Uruguay, por lo que la organización de este evento se nos presentó como un buen medio de motivación a continuar investigando en la temática, mostrando los grandes avances realizados por los países vecinos”, explica la docente.
Son varios los logros alcanzados en los últimos años en Uruguay, destaca Baño. Por un lado la creación del Comité de Normalización de UNIT “Madera estructural”, con la publicación de dos normas de clasificación visual de madera estructural (para las especies Pinus elliottii/taeda y Eucalyptus grandis) y una de requisitos de fabricación de madera laminada encolada. Por otro, la realización de una asignatura obligatoria de “Madera Estructural” en la carrera de ingeniería civil en la Facultad de Ingeniería de la UdelaR. Y también la creación de un Diploma de Especialización en Diseño, Cálculo y Construcción de Estructuras de Madera, impartido en la Facultad de Ingeniería de la UdelaR y la Facultad de Arquitectura de la Universidad ORT Uruguay.
─¿Por qué Uruguay fue sede este año?
─Se había organizado anteriormente en Chile, Argentina y Brasil, y Uruguay era el país con más relevancia en los últimos años en investigación en estructuras de madera.
─¿Cuántos trabajos se presentaron en total y de qué países?
─Se postularon 190 artículos científicos al Congreso que fueron evaluados por el Comité Científico y de los cuales se aceptaron 140: 112 para presentación oral y 30 para presentación mediante póster. El 31 % de los trabajos provenía de Brasil, el 24 % de Chile y la tercera mayoría era Argentina con un 17 %. El Comité Científico estuvo integrado por 55 investigadores de reconocido prestigio de diferentes países: Argentina, Brasil, Canadá, Chile, Colombia, España, Italia, México, Portugal y Uruguay.
─De los trabajos chilenos presentados, ¿cuál fue el más importante?
─Todos los trabajos chilenos tuvieron un gran nivel y se vio claro que son los motores de la construcción con madera en Sudamérica. La resistencia sísmica fue un tema que tuvo mucha presencia.
─A nivel latinoamericano, en cuanto estructuras y construcción con madera, ¿cuáles son los desafíos más grandes?
─Un gran desafío es que la construcción con madera fuese masiva y que alcanzara niveles similares a la construcción con hormigón, aunque es un desafío a nivel mundial, no solo de Latinoamérica. Un desafío más técnico sería conseguir una normativa común a nivel de normas de ensayo y de cálculo estructural, al igual que ocurre en Europa.
─Respecto a la certificación o rotulado de la madera, ¿cómo es el escenario actual y qué avances se han presentado?
─En Uruguay hay madera certificada PEFC y FSC que garantiza la gestión sostenible de los bosques. Sin embargo, hay todavía un “debe” en cuanto a certificación de madera estructural, pues no existen sellos de certificación con información de las propiedades mecánicas de la madera que se vende.
─Comparando las ediciones de los años anteriores, ¿qué avances se vieron este año en cuanto tecnología?
─Con respecto a los dos últimos años (CLEM 2017 Y CLEM 2019) no se han visto grandes avances tecnológicos. Jan-Willem van de Kuilen, conferencista invitado de la Universidad Tecnológica de München (Alemania) destacó los pocos avances en la industrialización de la construcción en general, siendo uno de los sectores que menos se ha “modernizado” en los últimos años. Sin embargo, mostró avances en la clasificación mecánica de la madera, con equipos de escaneo y medición de propiedades mecánicas en aserradero, desde el tronco hasta la tabla final, bastante implementadas en Europa y con un gran déficit todavía en Latinoamérica.
─En todas las áreas mencionadas (tecnología, certificación de materiales, investigación, etc), ¿cree que hay un problema de financiamiento o desconocimiento?
─Creo que es una mezcla de ambas. La falta de tradición en construcción con madera lleva a una falta de conocimiento, que se está intentando suplir con formación a nivel de grado y pregrado. En cuanto a investigación, en Uruguay no hay ningún fondo específico destinado a investigación en madera, lo que muestra el poco interés del estado en esta área.
─Como conclusión, ¿hacia dónde están apuntando las estrategias de los países?
─A nivel global, se están promoviendo modelos de bioeconomía y economía circular, lo que sitúa a la madera como un material ideal para lograrlo. La madera es un material renovable, fijador de carbono y con bajo consumo de energía en la producción de productos estructurales o de carpintería, lo que la ubica como un material ideal para la construcción. Un ejemplo cercano es Argentina, que ha propuesto una ley para que el 10 % de la vivienda social se construya con madera.
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