Aserradero Antumapu de la U. de Chile: la construcción con vigas laminadas curvas más antigua que se conserva en el país

antumapu portada

24 de Febrero, 2020

Construido en 1969 en la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la Universidad de Chile, el aserradero Antumapu ha resistido el paso del tiempo, dando espacio a procesamiento de maderas, fabricación de probetas de ensayos y al estudio de características del material sustentable.

El aserradero Antumapu de la Universidad de Chile es la construcción con vigas laminadas curvas más antigua que se conserva en nuestro país, y una de las más antiguas de Latinoamérica. Su estructura de más de 600 m2 fue diseñada por los arquitectos Julio Mardones, Gonzalo Mardones, Pedro Iribarre, Sergio González y Jorge Poblete, ganadores de un concurso realizado en la época de finales de los años 60 para construir un taller en el lugar del antiguo aserradero ubicado en la -de ese entonces- nueva sede de la Facultad de Agronomía de la casa de estudios.

Anteriormente a esta construcción existieron otras que utilizaron el mismo tipo de material, pero que no se conservan en la actualidad. Según el ingeniero forestal Carlos Ackerknecht Ihl, “a comienzos de los años 1960′, especialistas suecos levantaron en Ruta N°5 (km 2 al Sur de Talca) un edificio con vigas laminadas curvas de madera donde, por varios años, estuvo un aserradero de Compañía Agrícola y Forestal Copihue S.A.. Luego, y por muchos años, el edificio albergó a la SEAM de CORFO para después ser desmantelado”. Además agrega que hubo otro edificio de estas características: “Contemporáneo al anterior (y tal vez algunos meses antes) un equipo de arquitectos diseñó y construyó con vigas curvas en madera laminada la Parroquia Sagrados Corazones de Viña del Mar (2 Poniente entre 2 y 3 Norte, Viña del Mar)”. Y el ingeniero concluye que que tampoco quedó rastro de este edificio.

Como cuenta Rose Marie Garay, docente y directora del Departamento de Desarrollo de Productos Forestales de la Facultad de Ciencias Forestales y de la Conservación de la Naturaleza de la universidad, el Aserradero Antumapu resulta ser muy emblemático, porque en el tiempo en que se construyó, el conocimiento sobre fabricación de vigas laminadas era muy novedoso pero poco tecnologizado. Así se observa en el documental rescatado de la biblioteca de la universidad, donde se muestra su construcción in situ, la que hace referencia al trabajo en serie del sistema egipcio.

Para fabricar las icónicas vigas curvas del aserradero que salen hacia el exterior de la construcción, se produjeron lamelas o tablas de entre 16 y 20 metros de largo de madera de pino insigne obtenidas en la zona centro sur del país. Luego se seleccionaron las piezas más resistentes para la zona curva que queda a la intemperie, asegurando un porcentaje de humedad del 12 % para propiciar un buen proceso de encolado. Así, en la zona curva se adhirió pegamento por ambas caras de cada lámina, mientras que en las rectas, solo por una de ellas. Una vez que el adhesivo adquirió su máxima resistencia, comenzó el sistema de corte, pulido y barnizado con una solución de tipo marino.

Así, las vigas curvas se erigen como seis ejes principales que van amarradas a pilares de roble con tensores de acero, los que se apoyan en un gran muro de hormigón. “El diseño del aserradero, además de tener mucho valor visual, tenía también mucho soporte de ingeniería mecánica, por eso ha durado tantos años y resistido tanto terremoto”, señala Garay. Y si bien su construcción contiene mucha sabiduría, también tiene algunas fallas, propias del conocimiento de la época. Ejemplo de ello es el empotramiento de las vigas en cemento, cuando hoy se sabe que hay que dejarlas voladizas con apoyo de otro elemento, como el acero.

Construcción con vigas laminadas curvas de madera, Antumapu / Documental de la Universidad de Chile

Como explica la docente, la estructura funciona muy bien hasta hoy, salvo por las áreas en las que la madera queda intemperizada. Ahí es donde han debido realizar mantenciones como tratamientos químicos de protección, terminaciones con pintura, inyección de polímeros y cajas de estructura metálica para apoyar el trabajo de las vigas, entre otros. “Desde el punto de vista de la conservación de la estructura, han pasado 50 años y está de pie, pero ahora empieza la duda respecto de la durabilidad y protección de grandes obras en madera. Lo más abundante en la experiencia internacional es la descripción y restauración estética de estas obras y la razón de fondo es que hay un elemento común: ninguna de éstas ha estado en riesgo de caer o de perder su estructura y eso nos habla de algo importante. Estas obras están resistiendo solo con maquillaje, y eso es un espaldarazo a las construcciones en madera”.

Aserradero Antumapu / Documental de la Universidad de Chile

Un espacio para el trabajo y estudio de la madera

El objetivo de la construcción del aserradero Antumapu en 1969 fue la de generar un lugar amplio y cómodo para los trabajos industriales con madera y así desarrollar los estudios e investigaciones del Instituto Forestal y la Facultad de Ciencias Forestales de la Universidad de Chile. “Aquí se fueron generando las primeras bases de la investigación y caracterización de las maderas en Chile, tanto de sus propiedades físicas, mecánicas como anatómicas. Este taller ha apoyado mucho a la docencia e investigación de esta facultad”, cuenta Garay.

Con la ayuda de este lugar y los técnicos que allí trabajan, se han desarrollado diversas investigaciones y memorias de título, ya que para cualquier trabajo que tenga que ver con las propiedades y caracterización de bosques, se recurre al aserradero para la preparación de material de ensayo, desarrollo de prototipado y fabricación de probetas, entre otros.


Escrito por Josefa Torres
Fotografía principal cortesía de Universidad de Chile

Ver más sobre: 

Compartir en Facebook
Compartir en Twitter
Compartir en LinkedIn
Compartir en Pinterest
Compartir en correo
Traducir »