13 de Marzo, 2020
Hablar de Japón es hacerlo de una cultura ancestral y milenaria que parece mantenerse en el tiempo. Sea en una gran urbe o en una localidad recóndita, Japón puede maravillar con sus sitios, avenidas, viviendas, edificios, monumentos, museos y todo lo que pueda mantener carácter histórico y cultural, aristas en que la madera vivió un auge desde el área de la construcción.
¿Qué recordar, más allá de la bandera, los rasgos físicos y la comida pueda llamar la atención? Seguramente su arquitectura, popularizada a nivel mundial por esos grandes castillos dispuestos sobre bases de piedra aparecidos en el siglo XVI. Este material forestal, abundante y bien trabajado, se escogió como el material protector ante la guerra. Actualmente, sólo 12 de ellos conservan su estructura original.
Pese a que algunos nunca fueron utilizados en batalla, la mayoría tenía a la madera como su principal fortaleza guerrera. Dos de ellos coinciden en el fundamento de sus nombres, pues corresponden a las ciudades en que se encuentran, aunque se diferencian notoriamente en sus apodos. Uno es negro y el otro blanco: uno es el “el cuervo” y el otro “la garza”.
Una especie yin yang ornitológico que Madera21 te invita a conocer.
Según las últimas cifras entregadas por la Unesco, hoy existen 1018 lugares en el mundo considerados como Patrimonio de la Humanidad. De todos ellos, Japón es el que más aporta en la lista. Son 20 sitios históricos con los que aparece en este ranking: uno de estos es el castillo Himeji, que mantiene su estructura original en madera.
Esta imponente construcción surgió en el tiempo del Shogunato, régimen militar que gobernó Japón entre el siglo XVI y el XIX. De paredes blancas como la flor de cerezo que se puede encontrar en sus alrededores, también deslumbra con sus tejados en forma de terraza y por las imponentes vigas que en su interior sostienen toda la estructura. Un estado de conservación que los nipones recién vinieron a categorizar como “Tesoro Nacional” en 1953.
Pese a que las primeras intenciones por construirlo datan de 1346, no fue hasta la década de 1570 cuando ese espacio se pensó y convirtió oficialmente en un castillo. En un primer momento fue pensado por Oda Nobunaga y después por Ikeda Terumasa, este último quien dio vida a la puesta en marcha en ese lugar. Las cifras recopiladas dicen que dos millones 500 mil trabajadores fueron necesarios para la levantar este armatoste.
El ingenio defensivo con que se construyó “la garza blanca” en su minuto resulta ser la principal bondad de recorrer sus instalaciones, ya que sus exteriores están rodeados de estanques y vegetación que en su minuto se pensaron para confundir y retrasar posibles invasores. Esa misma lógica es la que siguen distintas aberturas en sus paredes de madera, las que permitirían una mayor seguridad al ver y fijar un ataque bombardero a los enemigos. Es lo mismo que ocurre con sus puertas, donde el angosto espacio de ingreso impediría el avance de grandes grupos guerrilleros.
El Castillo Himeji no era solo un palacio elegante, sino que también era una fortaleza casi impenetrable. El edificio presentaba diferentes medidas de defensa, que pueden verse hasta en sus paredes blancas, ya que contaba con un recubrimiento con yeso de la estructura de madera para protegerse contra el fuego.
El castillo “del cuervo”, por su parte, se encuentra a pocos pasos de la estación ferrocarril de la ciudad, convirtiéndose en la principal atracción de esa localidad. Completamente negro, el terreno en donde está emplazado alberga colores y sensaciones que combinan muy bien con estanques artificiales y árboles frutales.
“En lo que se refiere a la construcción, tiene un total de seis plantas, alcanza unos 30 metros de altura y está apoyado sobre dos muros de piedra de siete metros. Y dado que fue construido en una llanura (en tierras pantanosas) hay dispuestas estructuras muy sólidas, tales como largos tablones de madera sobre el suelo”, señaló el medio turístico Con Mochila.
Además este castillo es característico ya que mantiene todo su interior de madera, destacando la infinidad de columnas y escaleras con este material.
Las paredes y puertas del Matsumoto contienen distintas aberturas destinadas a la defensa, para lanzamiento de objetos contundentes como flechas de madera. Este es considerado el castillo más antiguo de Japón, ya que sus inicios de obra se documentan desde 1504. En dicho recinto, al igual que con el Himeji, aparecen las primeras consideraciones de señores feudales, sus familias, personal auxiliar e incluso a los soldados de esos tiempos.
Dos características atraen a los turistas del lugar, además de ser una ciudad rodeada por las bellas montañas japonesas. La primera es que dentro del castillo, en el piso más elevado, se ubica un altar para la diosa protectora de la 26º noche. A un costado, en la torre anexa, hay una estructura similar pero para analizar la luna. La particularidad es que esta última fue incorporada en el XVII sin fines científicos –aunque lo pareciera–. Su objetivo era embellecer el lugar durante las noches cuando el astro estaba en su forma llena.
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