El escultor Peter Demetz talla figuras humanas realistas que integra en diferentes escenas

Demetz 1

20 de Abril, 2020

Utilizando madera de tilo, el artista italiano busca transmitir emociones a través de la expresión y el lenguaje corporal. La prolijidad y detallismo de su oficio asombran, llevándolo a exhibir sus obras en galerías de todo el mundo.

Al ver imágenes del trabajo de Peter Demetz (1969) se podría pensar que se está ante fotografías de personas de carne y hueso o frente a retratos de cuerpos pintados de manera uniforme. Pero no. Todas esas personas que parecen estar vivas son esculturas de madera de tilo. Algunas observan con nostalgia un punto indeterminado y otras pareciera que están a punto de decir algo, como si el tiempo las hubiera detenido. La minuciosidad salta a la vista: pliegues de ropa, mechones de pelo, músculos, arrugas, texturas y accesorios perfectamente tallados.

El escultor italiano Peter Demetz junto a una de sus obras en madera / Tutt’Art

Demetz estudió en la Escuela de Arte de Ortisei (1983-1984), fue aprendiz en el taller de su primo Heinrich Demetz  (1984-90) y obtuvo su diploma como maestro escultor en 1993.

“Donde yo vivo (Ortisei, Italia) existe una tradición de talla en madera de 400 años. La madera fue el material de mi formación, con el cual crecí profesionalmente. Aprendí a amar el olor, la superficie cálida, el aspecto natural. La elección de la madera de tilo como soporte de mi arte es en parte una elección pragmática y en parte una elección artística”, cuenta Demetz.

Pese a su reconocida predilección por la madera de este árbol, el escultor italiano reconoce que usó muchas otras en sus comienzos de vida artística. Sin embargo, fue hace 20 años que decidió optar por el tilo como su materia prima distintiva. Principalmente por su “color brillante y su grano muy homogéneo y discreto”, ideal para alcanzar los resultados estéticos de sus trabajos.

Una de las particularidades de las creaciones de Demetz es que una vez talladas las figuras las sitúa en una especie de mini escenario, transformando la obra en un todo y dándole a la escultura un rol dramático, casi como si fuesen pequeños actores. Los tamaños varían, pues se pueden encontrar desde los 50 hasta los 120 centímetros (aunque Demetz cuenta que tiene obras que alcanzan los 360 centímetros de alto y otras 500 de largo).

Figuras realistas hechas en madera / Tutt’Art

“Las figuras son claramente una parte importante de la pieza, tienen un papel especial. Son como actores en mi teatro. Trabajar en las figuras es, ante todo, una acción artesanal. Lleva mucho tiempo y es un trabajo duro, pero tallar no es la parte más creativa. Hago muchas fotos de personas, a veces en mi estudio, a veces en áreas públicas. Mi interés se centra en la postura, la expresión corporal, si transmiten una emoción… Mirando las fotos de estas personas encuentro inspiración para una escena. Aquí mi imaginación crea situaciones, cuentos y un sentimiento como meta”, profundiza el escultor.

Si bien la utilización de fotografías como referencia inspirativa es parte de su método actual (puede llegar a crear 20 trabajos en un año), Demetz explica que eso no siempre fue así, ya que antiguamente solía crear personajes ficticios sin “ayuda”. Los resultados, tras muchos intentos, no fueron los que esperaba.

“Realmente no funcionó porque tenía que darme cuenta de que mis figuras eran muy similares. Estaba creando una especie de persona idealizada. Por lo tanto, estaba claro que tenía que usar imágenes de personas reales. Entonces sí, realmente existen, pero mis figuras no son retratos de estas personas”, aclara. Y remarca: “Quiero crear gente, y necesito este realismo para hacerlo creíble. Y tengo una especie de pasión por eso. En el aspecto técnico se necesita mucha concentración para lograr la posibilidad de ver mis relieves desde un ángulo de visión muy amplio. En el aspecto artístico, es hacer olvidar las cuestiones técnicas”.

Las esculturas de Demetz se relacionan con su entorno generando escenas / Tutt’Art

Otro de los distintivos fundamentales de las esculturas de Demetz es la proxemia, es decir, el hincapié que hace en el uso de los espacios personales o en el área que rodea al cuerpo físico de la figura en sí, generando escenas intimistas, tristes, nostálgicas y hasta voyeristas. Esto conlleva al tallado a transformarse en una pieza más de la instalación final, sin ser necesariamente lo más importante de la creación. En otras palabras, la escultura se pone al servicio de la escena para generar una situación nueva, única e inefable.

Proceso, historia y metodología de tallado

Desde hace más de cuatro siglos, los talladores de madera crearon una industria innovadora  y con grandes niveles de mano de obra en Italia. Tal es así, que una de las mayores atracciones de Ortisei (lugar donde vive y trabaja el artista italiano) es la feria de esculturas de madera UNIKA, la cual se celebra cada verano y se exhiben las obras de múltiples artistas. Uno de los maestros de Demetz es, justamente, su primo Heinrich Demetz, quien también se impregnó de esta tradición creando su propio taller. “Ha sido un buen maestro en lo que se refiere a las habilidades técnicas”, dice Peter Demetz.

Teniendo en cuenta la influencia de siglos en la región, el proceso de tallado conserva la metodología, utilizando los materiales y herramientas precisos para su confección. “Es un proceso muy tradicional, ya que se usaba desde hace cientos de años. Utilizo cinceles de talla normal y papel de lija para suavizar las superficies. El resto es mucha paciencia y arte”, explica Demetz.

Para la segunda etapa de su trabajo, el artista utiliza otros materiales para armar su “teatro”. Estos son: acrílico (a veces color pan de oro) y las luces LED para la iluminación interna de su mini escenario.

El artista utiliza madera de tilo para sus esculturas / Tutt’Art

Consultado acerca de cuándo considera que su obra está lista, Demetz no lo tiene totalmente claro, pues al tratar temas como “la comunicación a través de posturas y proxemias, perspectiva y espacio”, el límite queda desdibujado y supeditado a la subjetividad del artista.

“Tienen que ser limpios y claros… Pero entonces la escultura tiene que darme un sentimiento específico. Tal vez cuando el tiempo parece haberse detenido. Sin embargo, para ser honesto, realmente no lo sé”, se sincera.

La obra de Peter Demetz se ha presentado en galerías de arte de todo el mundo, destacando Corea, Estados Unidos y la Bienal de Venecia, y también en ferias y museos. ¿Su secreto? “El lenguaje corporal es quizás el tipo de comunicación más honesto”, finaliza.


Escrito por Felipe De la Cerda E.
Fotografía principal cortesía de Tutt’Art

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