15 de Mayo, 2020

Auge de los domos de madera: cuando lo sustentable tiene forma de esfera

Son prácticos, firmes y fáciles de construir. Pueden servir de invernaderos, cabañas de lujo o como espacios de meditación. ¿De dónde salieron? ¿Es verdad que uno mismo los puede armar? ¿Con qué materiales? Demos la vuelta en círculo para comenzar desde el principio.

Al adentrarse en la investigación sobre los domos, casi como si fuera una cualidad indivisible, surge el término geodésico. La palabra proviene de geodesia, la ciencia de medir el tamaño y forma de la Tierra. Así, el término domo geodésico se podría comprender también, en forma más simple, como el de una cúpula que imita la morfología del planeta en el que vivimos.

Técnicamente, el domo es parte de un poliedro, un cuerpo geométrico cuyas caras son planas, encierran un volumen finito y que puede ser de dos maneras: un icosaedro (de veinte) o un dodecaedro (de doce). Vale decir, también, que las caras de una de estas construcciones pueden ser triángulos, hexágonos o cualquier otro polígono.

Desmarcándonos un poco del aspecto descriptivo y formal del domo, surge un nombre fundamental en su historia: Richard Buckminster Fuller (1895-1983), el cual es considerado el padre de las cúpulas geodésicas, patentándolas en 1954. El estadounidense fue un diseñador, arquitecto, visionario e inventor que tuvo una interrogante distintiva durante su vida: “¿Tiene la humanidad una posibilidad de sobrevivir final y exitosamente en el planeta Tierra? Y, si es así, ¿cómo?”.

La escultura portable de madera KREOD / Kebony

Fue en 1949 cuando erigió la primera cúpula geodésica del mundo que podía sostener sin límites su propio peso. Incluso, para probar su diseño, él mismo y muchos estudiantes que ayudaron en su construcción se colgaron de la estructura ante la impresión de todos. Fue así como el gobierno estadounidense no tardó en reconocer el valor del invento y lo contrató para hacer pequeñas cúpulas para el ejército. En algunos años, habría miles en todo el mundo.

La particularidad de su construcción radica en los principios básicos de las estructuras de tensegridad, el cual es un método que permite erigir asegurando su integridad tensional, logrando que la obra sea muy ligera y estable. Su forma curva, justamente, es capaz de soportar terremotos de gran intensidad, vientos inclementes, tormentas y hasta la acumulación de nieve. Además, al ser una edificación que no requiere de columnas, es autosustentable y es fácil de construir y trasladar, la transforman en una alternativa interesante y, por qué no, vanguardista.

¿Cuáles son sus ventajas?

Detalle de la escultura portable de madera KREOD / Kebony

En lo que se refiere al domo, encontramos en su construcción una de sus principales ventajas, pues el peso de la estructura o todo lo que cuelgue de ella se distribuye por igual, consiguiendo una estabilidad total. Otro de sus puntos a favor guarda relación con su ya mencionada rápida edificación y con su menor costo inicial, ya que encierra el máximo espacio con la mínima superficie, suavizando los gastos de material y energía para construcción y climatización, respectivamente.

Al acotar sus rasgos beneficiosos, surgen una serie de características prácticas tales como el aprovechamiento del espacio (no hay vigas o columnas que interfieran), la excelente acústica que genera (los músicos lo saben y lo buscan como espacio) y la estupenda ventilación, puesto que al ser una superficie esférica el aire fluye continuamente de abajo hacia arriba y al centro, reduciendo la proliferación de hongos y bacterias. A esto se suma que son fáciles de mimetizar, adaptables al entorno y cuentan con un diseño atractivo y contemporáneo.

Materiales

“Domo para el encuentro” situado en Dinamarca / Kristoffer Tejlgaard & Benny Jepsen

Como bien se aclaró, las estructuras de los domos se basan en la tensegridad. Por lo mismo, al asegurar una buena estabilidad y seguridad en su construcción, su materialidad puede variar según el tamaño que se busca o el fin que se le quiera dar al espacio. De esta forma, pueden armarse domos a partir de aluminio, policarbonato, acrílico, copolyester, metal, pvc y, por supuesto, madera.

Respecto a este último, si ya el domo cuenta con ventajas inherentes, al construirlo con madera los beneficios pueden ser aún mayores. Por ejemplo: su poca aceleración sísmica, su mejor aislación térmica, su adaptabilidad, su fácil manipulación y su condición renovable al tratarse de un componente absolutamente natural. De hecho, esa cualidad ha sido clave para comprender el auge que los domos de madera han tenido a lo largo y ancho del país y del mundo, proliferando con finalidades tan diversas como cabañas exclusivas en medio de bosques y montañas, invernaderos, salas de yoga, centros espirituales, refugios, lofts, miradores, oficinas institucionales, etcétera.

Sin ir más lejos, en la Patagonia se encuentra el primer domo geodésico del mundo transformado en hotel y en Japón se erige el Centro Institucional del Medio Ambiente, una estructura de 1000 metros cuadrados hecha con madera de ciprés japonés. Eso, sin contar la infinidad de domos en Valle de Elqui, Cajón del Maipo o Lago Ranco (por nombrar sólo algunos). La gran mayoría con fines turísticos y sumamente demandados.

En definitiva, la búsqueda de lo ecológico y sustentable para lograr una sinergia con la naturaleza a través de la madera, protegiendo y no interviniendo de forma agresiva en el medio ambiente.

¿Cómo se construye?

Dodecaedro / Sebastián Ostolaza

En líneas generales, lo primero que se debe definir a la hora de construir, es el tipo de domo que se quiere. Para eso, hay que precisar la frecuencia, es decir, la medida que se usa para indicar el número de subdivisiones que se realizan en el icosaedro. Por ende, a mayor cantidad de triángulos (y pentágonos y hexágonos que se van formando) el tamaño de cada figura disminuye y el domo se vuelve más esférico. Éstos pueden llevar o no conectores, los cuales, como su nombre lo dice, ayudan a conectar y ensamblar los polígonos.

Para llevar a cabo el domo en sí, se puede comenzar de arriba hacia abajo, de abajo hacia arriba o, incluso, haciendo una combinación de ambos. Todo dependerá del tamaño del proyecto. Hacerlo desde arriba elimina la necesidad de una escalera, pero en ese caso es necesario contar con apoyo de más personas para que ayuden a sostener los vértices conforme vaya tomando altura. Empezar desde abajo puede ser más seguro, pero para eso hay que tener escaleras o andamios suficientemente altos para continuar los trabajos una vez que la obra quede fuera de límite para seguir avanzando.

Existen diversos tutoriales para aprender uno mismo a construirlos; así como también una multitud de sitios en que los ofrecen prefabricados para fines habitacionales.


Por Felipe De la Cerda E.
Fotografía principal cortesía de
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