25 de Mayo, 2020
En terrenos calificados como el “Silicon Valley” de la Universidad de Chile se implementará un futuro proyecto de innovación pero, como buen apodo, se aleja de la historia y los orígenes del sector. Siendo específicos, su nombre proviene del mapudungún, de karv we que significa “lugar verde”. Nos referimos a “Carén”, reconocido parque y laguna en la periferia de Santiago, donde hectáreas pertenecientes a la casa de Bello concentrarán distintos proyectos con mirada a futuro.
Docencia, investigación aplicada, innovación de procesos, tecnologización de industrias y prototipado. Posiblemente esta lista aumente a medida de que inicien las funciones de los diferentes centros especializados que habrá ahí, en ese futuro parque de innovación. Hoy queremos destacar el Centro Tecnológico para la Innovación en la Construcción (CTeC), una institución basalmente financiada por Corfo que promueve la transformación digital y tecnológica de los procesos de esta industria, como también el necesario cambio cultural que haga mejorar parámetros de sustentabilidad, competitividad y productividad en el mercado.
No hablamos de cualquier cosa. La construcción es una industria muchas veces alejada de la tecnología y los nuevos procesos, además de tener una cuenta negativa en temas de consecuencias ambientales. Es por esto que la institución velará como una articulación de distintos protagonistas del sector público, privado y de instituciones universitarias capaces de agregar valor desde Chile a un mercado global como este.
“Queremos dar una mirada de mayor sustentabilidad y productividad para la industria, que está decaída”, inicia esta entrevista Carolina Briones, directora ejecutiva del CTeC. Esto ocurre por videollamada, mientras comparte una presentación desde su pantalla y recibe la compañía de Verónica Oyarzún, gerente de Nuevos Negocios del recinto.
“Lo que buscamos es fomentar diferentes iniciativas para que la construcción llegue a ser una industria 4.0, considerando diversos ámbitos como una gestión avanzada de la información de los proyectos, metodologías para trabajo colaborativo en etapas tempranas, coordinación del flujo de información y la adopción de más tecnología capaz de robotizar partes del proceso y estandarizar el trabajo. También buscamos promover la construcción offsite, a través de prefabricación y modularización”, dice Briones.
Esta cita virtual continúa mientras ambas dan a conocer la distribución del CTeC. Habrá un sector técnico para trabajo de laboratorio, donde con insumos y herramientas puedan establecer desde levantamiento de datos hasta prototipaje. A esto se suma una capacitación para la mano de obra, aunque no haya sido calificada aún, y también la divulgación de nuevos procesos constructivos y tecnológicos. A lo anterior se suma un entrenamiento de estudiantes de carreras afines, dice la directora, pensando en las futuras generaciones.
“Que los técnicos en construcción, los ingenieros o los arquitectos tengan cinco años de estudio donde probaron nuevas metodologías y materiales, hará que lo incorporen como una cosa natural, que ni siquiera será innovación sino que la base. Ese aprendizaje activo de solucionar problemas cambiará mucho la mentalidad de la industria”, dice Briones para dar paso a la gerente de Nuevos Negocios.
“Nosotros hicimos nuestro propio piloto de nuestros servicios. A través del concurso Construye Solar 2019 tomamos las mediciones de las viviendas y se hicieron prototipos en nuestro centro, donde medimos calidad, sustentabilidad, seguridad, comportamiento aerotérmico, temas acústicos y lumínicos, ambiente interior, etc”, menciona Oyarzún.
De hecho el Prototipo Cero, construido en CLT y ganador de la categoría “Arquitectura” de Construye Solar, se mantiene en sus terrenos. Oyarzún comenta que, gracias a un trabajo con una institución educacional perteneciente a su red, “se hicieron entrenamientos, clases de industrialización, de las propiedades de la madera, del CLT, de cómo se hacía el montaje, de BIM, etc. Acá tenemos fotos del momento de la instalación y montaje, de cómo partieron de cero, haciendo los hoyos de los cimientos y luego montada la edificación”.
Y es que todo coincide en un punto. La madera, como material, puede tener un rol protagónico en este futuro cambio de paradigma en el sector. Sus propiedades naturales, sus bondades visuales y también de reutilización, pueden acelerar este camino de hacer más productiva nuestra construcción. Así también lo menciona Frane Zilic, director del programa especializado Polomadera, en un artículo publicado en el sitio web del CTeC. “La industrialización de la construcción en madera no solamente es más fácil, más barata, más rápida y de mejor calidad, sino que es la única que presenta una hipótesis de sostenibilidad integral”.
Carolina Briones complementa esa idea. “La madera, bajo estos parámetros y tipo de construcción, puede ser muy bien asociada ya que en Chile existen sistemas de maderas prefabricadas, tanto a nivel estructural, como de revestimientos, tabiquerías, etc. Esto, sin lugar a dudas, aportaría mucho en mejorar la productividad de los procesos productivos”.
–Carolina Briones: Se cree que innovar es crear nuevos productos o sistemas capaces de solucionar ciertos problemas. Sin duda que tiene que ver con eso, pero como CTeC también creemos que se produce a nivel cultural, cuando entendemos que los cambios vienen de una innovación abierta. De trabajar en conjunto, entre chicos y grandes, porque a diferencia de otras industrias un proyecto de construcción requiere de múltiples actores. Desde todas las ingenierías, yo he contado 33 en un solo proyecto, hasta todos los proveedores de materiales, soluciones e instalaciones.
–Verónica Oyarzún: Es necesario hacer un cambio y las cosas de otra forma. Es complicado, nos ha costado porque muchos prefieren proteger lo suyo incluso primero pensando en sacar patentes, así como que lo estoy descubriendo, lo quiero mantener aquí escondido, sin entender que si no lo comparten no podrá ser expandido ni usado a nivel global. Finalmente, cuando testeas o pruebas algo lo que más necesitas es que llegue a la mayor cantidad de personas que lo puedan probar.
–CB: El diálogo de eventos sociales sirve, pero como siempre, puede ser solo humo. Debe ser con las manos en la masa, donde realmente ocurre lo que mueve y cambia las cosas. Por lo mismo tratamos que esto mantenga su lógica de laboratorio, de escala 1 a 1, donde no venderemos ganas ni intenciones sino soluciones concretas. El parque de innovación del CTeC permitirá que podamos hablar con trabajos implementados, siendo un espacio capaz de mostrarle al resto cómo uno puede beneficiarse cuando colabora y hace innovación abierta. Que tengamos un espacio abierto de testeo, de mirarnos a la cara e ir juntos solucionando problemas. El centro viene a tejer y entrelazar esos puentes que hoy están muy distantes. Recordemos que en Chile casi el 2% de los actores de esta industria son empresas grandes. El resto se distribuye entre pequeñas y medianas.
–VO: En ese sentido tenemos que ser justos. Todos los materiales tienen propiedades buenas y quizás otras que no tanto, por lo que el ejercicio es demostrar que con materiales a veces criticados se pueden obtener buenos resultados. La madera tiene muchas propiedades positivas, desde las tonalidades, la percepción, beneficios acústicos, de concentración y también de la salud mental de las personas. Pero por otro lado, tenemos todavía una falta de desarrollos masivos a nivel nacional que pueda asegurar una calidad en el uso exterior. Considerando los climas a lo largo de todo Chile, quizás haya zonas donde no existan problemas, pero hay otras donde todavía no están los equipamientos, la industria o si simplemente es muy caro hacerlo. Ahí tal vez es donde todavía falta masificación de que construcciones así existan. Gran parte de la mala fama que ha tenido la madera tiene que ver con un mal uso del material, pensando que muchas veces se usa en verde, no deshumedecido como corresponde, o que a lo mejor no ocupan las escuadrías necesarias. Falta conocimiento en esto, lo hemos visto y he sabido que cuesta mucho cambiar eso culturalmente.
–CB: Esta es una autocrítica porque también que soy académica y al mismo tiempo crítica de la academia. Al menos los arquitectos, que somos los que diseñamos, hemos estado encerrados en un modelo que idolatra el movimiento moderno. Como sabemos, este paradigma tenía un tema del trabajo con el hormigón, que fue la revolución de su momento con el desnudo de los materiales. Y eso lamentablemente nos hace seguir proyectando en ese material porque también facilitaba mucho la norma sísmica. Creo que recién se está aprendiendo a valorar el recurso natural que tenemos propio. Hoy lo que debemos hacer es masificar que la madera tiene mil beneficios al igual que los puede tener el hormigón.
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