Proyecto para la Biblioteca de la Universidad de Aysén propone un sistema constructivo en madera visible desde el exterior

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19 de Enero, 2021

Verónica Arcos, Alejandro Soffia, Alain Morizon y Carlos Nercasseau son los arquitectos que se asociaron para diseñar un proyecto para la Biblioteca de la Universidad de Aysén con una estructura de madera completamente a la vista y que establece un diálogo con el paisaje y la comunidad.

El equipo de arquitectura formado por Verónica Arcos, Alejandro Soffia, Alain Morizon y Carlos Nercasseau diseñó una propuesta para la licitación pública de la Universidad de Aysén, que planteaba la manera de emplazarse en el contexto rural del Campus como uno de los desafíos a considerar para incorporar un nuevo edificio que dialogara con el entorno natural y artificial existente.

En ese contexto, el galpón de madera fue reconocido como la pieza arquitectónica más arraigada, tanto en el paisaje como en la memoria colectiva local. De esta forma, los arquitectos se preguntaron cómo se construye y habita esta tipología como biblioteca del Campus, así como qué significado tiene un edificio público como este para la comunidad donde se inserta.

El proyecto contempla un edificio con techo a dos aguas con el claro referente de los galpones de madera del sur. “Se tomó la misma crujía y altura del edificio-galpón de la primera etapa del campus para replicar su silueta, y así establecer un diálogo con este edificio”, explica la arquitecta Verónica Arcos.

La madera como protagonista

El galpón de madera fue reconocido como la pieza arquitectónica más arraigada / Gonzalo Pimentel

“Quisimos proponer un sistema constructivo que pusiera como protagonista a la madera, dejando la estructura completamente a la vista”, explica Arcos. Para proteger la madera y dejarla visible desde el exterior, se decidió cubrir el edificio con una envolvente de vidrio doble y tripe para generar un espacio protegido y seco.

La utilización de la madera genera una gran porosidad en la estructura, lo que permite la absorción del sonido para que la acústica de la sala no tenga eco, algo imprescindible para un lugar calmado y tranquilo como una biblioteca.

Destaca como hito dentro del Campus la configuración de la madera apilada, que al ser traslúcida permite que la iluminación nocturna de la biblioteca haga que el edificio se vea como una gran lámpara.

Los arquitectos comenzaron buscando un sistema constructivo local dentro del paisaje de las zonas madereras de Chile, y escogieron la estructura de encastillado para secado de madera como operación material y constructiva a reinterpretar. Este tipo de estructura es utilizado para distintas escalas de secado de madera, desde leños hasta grandes piezas aserradas. “Para el edifico de la biblioteca quisimos ampliar un grado más su escala, trabajando con vigas laminadas de lenga, que ofrecen luces más largas y mayor resistencia estructural”, añade la arquitecta.

El sistema constructivo tiene como protagonista a la madera, dejando la estructura a la vista / Gonzalo Pimentel

“La operación geométrica para generar la forma de la biblioteca consistió en llenar un volumen virtual con forma de galpón de vigas apiladas. A esta ‘masa’ se le intersectan esferas y elipsoides dispuestas en un ritmo regular, siguiendo la lógica estructural de un galpón. Luego se genera una sustracción de las vigas a partir de estos volúmenes, lo que da como resultado una sucesión de cúpulas y bóvedas como espacios habitables”, continúa Arcos.

Así, los arquitectos exploraron la lógica constructiva del Refugio en el Parque Pali-Aike, logrando saltar a una escala monumental para un edificio público como una biblioteca.

“Este ordenamiento de los elementos de madera permite prescindir de pilares o muros, ya que es el volumen total, que actúa de manera monolítica el que asume las solicitaciones estructurales, logrando salvar grandes luces, y conformar así espacios dramáticos. Las vigas que forman el zócalo del edificio son las que están sometidas a una mayor flexión, es por esto que su sección es mayor a la de los pisos superiores”, finaliza Verónica Arcos.

División del espacio

La porosidad de la madera permite la absorción del sonido / Gonzalo Pimentel

La programación de la biblioteca se dividía en distintos espacios con cualidades diferenciadas según sus requerimientos.

Por un lado el aula magna, ubicada en el ala norte del edificio, presenta un anfiteatro que se abre hacia la vista del paisaje (esta pieza y la escalera en espiral del hall principal son los únicos elementos en hormigón armado).

Se encuentran en la gran nave, acogiendo el hall de entrada y la sala de exposiciones, una serie de mesaninas, es decir, estructuras de acero independientes tipo “mesa” que hacen de la entrada un lugar más acogedor.

Las bóvedas albergan las oficinas tanto para estudiantes como para funcionarios de la Biblioteca en el nivel más alto del edificio, entendidas como vacíos que otorgan equilibrio al peso total de la estructura.

Finalmente, los nidos de lectura son unos pequeños anfiteatros concéntricos que conforman lugares de lectura tranquilos y ensimismados, a diferencia de los espacios de trabajo en el primer piso, que tienen un carácter más público.

Licitación para la Universidad de Aysén

Las mesaninas se encuentran en la gran nave principal / Gonzalo Pimentel

Este proyecto fue la propuesta de los arquitectos para la licitación pública de la Universidad de Aysén realizada en noviembre de 2020, aunque finalmente no ganó.

La arquitectura del edificio fue realizada por Verónica Arcos, Alejandro Soffia, Carlos Nercasseau, Alain Morizon y Pamela Cortez.

El modelado BIM estuvo a cargo de Marlen Martínez y Jorge Morales; el cálculo estructural, de Mario Pinto; y la evaluación bioclimática la realizó Tatiana Vidal.


Escrito por Raquel Lop
Fotografía principal cortesía de Gonzalo Pimentel

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