2 de Junio, 2021
Si la pandemia ya fue un golpe duro e inesperado para prácticamente todo el planeta, para Pablo Barriga fue doblemente difícil, ya que además de tener que adaptarse a un nuevo tipo de convivencia social y laboral, tuvo que ponerle freno al lanzamiento de un importante proyecto. A la cabeza de un aserradero en Santa Juana (Región del Biobío) que lleva su nombre, venía desarrollando desde 2017 la creación de una vivienda revolucionaria que se diferenciaba de lo que comúnmente se podía encontrar en el mercado. Una que iba más allá de la prefabricación y que pretendía transformar el proceso de elaboración y entrega del producto final en uno industrializado.
Antes de esta apuesta, las actividades principales a las que se dedicaba la empresa eran tres: aserrar maderas nobles con medidas especiales, la producción de viviendas prefabricadas de madera y la confección de letreros de este material para usos diversos.
“La municipalidad, a través de Desarrollo, me contactó con Cetma de la Universidad de Concepción para ampliar mi mercado de construcción a principios de 2017”, cuenta entusiasta Barriga, el cual veía como prácticamente inalcanzable un vínculo así con la entidad. Ésta, cuyas siglas significan Centro de Extensionismo Tecnológico en Manufactura Avanzada y cuyo rol es apoyar a las pymes regionales mejorando su productividad, le dio nuevos aires al proyecto y, mediante diversas reuniones, encuestas, estudios de mercado y participaciones en ferias de construcción en Santiago y Concepción, fueron determinando tendencias y asociándose con actores que podían aportar a la idea.
“Nos contactamos con Polomadera y, en conjunto, se diseñó la vivienda que resume las tecnologías usadas en Europa y Norteamérica, adaptándolas a Chile”, continúa Barriga. Así, una vez que determinaron los materiales, propusieron el proyecto a Corfo, adjudicándose como Empresa Aserradero Pablo Barriga un aporte del 60%.
Al referirnos a una casa industrializada, principalmente estamos hablando de optimización de todo tipo. Por ejemplo, se optimiza el tiempo en la fabricación, el tiempo de instalación, en los traslados y, por supuesto, en los recursos. De hecho, uno de los objetivos de esta vivienda es que resulte en cero residuos para contribuir al medio ambiente y frenar en lo posible el calentamiento global. De ahí también su preocupación por la eficiencia energética y por su baja huella de carbono en todo su proceso de construcción.
Ahora bien, ¿cómo comprobar todas esas virtudes de este tipo de vivienda si todavía nadie ha vivido en ella y no se ha hecho un lanzamiento oficial? Justamente para asegurarse de manera empírica de los beneficios del producto final, es que en 2019 se construyó una casa piloto junto al aserradero Pablo Barriga en Santa Juana, la cual fue validada y recibida por Corfo con conformidad total en marzo de 2020. Y si bien Corfo aportó con el 60% de los gastos, Pablo Barriga corrió con el 40% restante, lo que conllevó la implementación de una línea de producción y mano de obra.
Una vez edificado el prototipo, vino la fase de puesta a prueba; llevada a cabo por expertos para comprobar los estándares acústicos y térmicos. El acucioso estudio tuvo como objetivo medir los niveles de cada ítem para hacerse una idea real y concreta de lo que se iba a ofrecer y, sobre todo, para solucionar todo aquello que no arrojara los resultados esperados.
En el seguimiento térmico, Barriga cuenta que “se implementó la casa con sensores durante más de tres meses, demostrando claramente el comportamiento y superando ampliamente los estándares de viviendas en madera”. A grandes rasgos, pero adentrándonos de todos modos en lo específico, se pudo constatar que, desde el punto de vista de la aislación del envolvente, se pueden lograr ahorros del orden del 75%. Eso, sin considerar la demanda de calefacción provocada por la ventilación (la cual alcanza un 55% al tomarla en cuenta).
El estudio acústico, en tanto, resultó de gran ayuda, ya que según cuenta Barriga el seguimiento ayudó a implementar mejoramientos fundamentales, tales como el perfeccionamiento de los tabiques con corcho proyectado, siendo vital para aumentar considerablemente su capacidad y pulir lo que ya se había configurado.
Si el proyecto salió de un aserradero, no hay duda de que el material por excelencia aquí es la madera. Su adaptabilidad a cualquier tipo de climas y los beneficios para que el cliente tenga libertad de diseñar según lo que necesite, posicionan al material como el más idóneo para conseguir la optimización global que se pretende. El tipo de madera es pino insigne o radiata, el cual va impregnado con cobre micronizado para proteger de hongos y termitas.
También, para lograr la eficiencia y diferenciar este tipo de inmuebles de los otros que se ofrecen, Barriga recalca que se cuenta con sistema de cámaras de aire en los muros y techos para así lograr una mayor resultado térmico y acústico, lo que se suma a que, por garantía, la casa va con todas sus instalaciones eléctricas y sanitarias. En otras palabras, muro, piso y techo llegan listos casi en su totalidad, a la espera de las terminaciones y de las mencionadas instalaciones (siempre y cuando el cliente cuente con algún tipo de empalme eléctrico y con acceso a agua).
En lo que se refiere a los plazos, Barriga calcula que “para una vivienda como el prototipo el tiempo es como de dos meses. El tamaño se personaliza. Lo que nosotros estamos validando con el prototipo es el sistema de construcción; no necesariamente el modelo. Se puede construir de acuerdo a cualquier diseño”, recalca.
Tomando en cuenta que la pandemia ha ido acelerando el fenómeno migratorio hacia zonas rurales o menos pobladas (considerando, además, que ya se instaló la modalidad de trabajo online), quizás el duro obstáculo que fue para Pablo Barriga la irrupción del coronavirus, ahora también podría verse como una oportunidad, pues la opción de adquirir una de estas viviendas industrializadas, herméticas, termo eficientes, adaptables y sustentables de seguro amplíe el abanico en el mercado y, más relevante aún, genere una nueva alternativa a la hora de construir pensando en no dañar nuestro entorno vital.
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