19 de Julio, 2021
Si pudiéramos hacer una comparación, los oficios de carpintería de ribera y tejuelería podrían asemejarse a las leyendas; aquellos relatos de tradición oral que mantienen viva su llama, justamente, porque alguien se encargó de no apagarla en el tiempo. Lo mismo puede ocurrir con los mitos, las canciones populares, los refranes, adivinanzas y, en fin, un sinnúmero de usanzas pretéritas que se esfuerzan para no morir.
No obstante, contrario a lo que se podría pensar, al referirnos a estas dos actividades costumbristas arraigadas en el sur chileno, nos encontramos ante una sorprendente adaptación a los tiempos actuales, manteniendo su esencia, tradición y demostrando que, más que estar ancladas a tiempos pasados, sí es posible seguir en pie ante la creciente industrialización y mecanización de los antiguos oficios.
Para comprender mejor en qué consiste cada uno de ellos, es necesario señalar que la carpintería de ribera es un conjunto de conocimientos especializados sobre construcción de embarcaciones de madera transmitidos y aprendidos de forma oral a través de la práctica, elaboradas para navegar en condiciones marítimas, fluviales y lacustres (tanto para fines de transporte como para otros relacionados con la economía y producción). Su exponente es el llamado carpintero de ribera y el trabajo se desarrolla todo el año; principalmente durante los meses que presentan mejores condiciones climáticas (pues la labor suele realizarse a cielo abierto).
Por otro lado, la tejuelería en la Región de Aysén es una técnica de elaboración de unidades de tejuela labrada realizada por tejueleros y tejueleras a partir de determinadas especies arbóreas del territorio sur austral de Chile. De hecho, históricamente, se trata de un elemento clave en el poblamiento de dichas zonas, pues ofreció posibilidades destacadas para la construcción de viviendas y otro tipo de arquitectura ligada a actividades productivas.
Según cuenta Marcela González, de la Unidad de Estudios de la Universidad Austral de Chile y coordinadora general de la investigación, “realizamos los estudios a partir de una invitación que nos hizo el Servicio Nacional del Patrimonio Cultural (SNPC), a través de la Subdirección de Patrimonio Cultural Inmaterial (SPCI), el año 2018. Entiendo que la propuesta formó parte de una estrategia que el equipo de nivel central decidió implementar para atender su agenda de actualización de investigaciones participativas sobre distintos elementos que forman parte del registro de patrimonio cultural inmaterial”, explica.
Al respecto, Marcela González señala que el proyecto tuvo dos grandes objetivos. El primero, fue atender el requerimiento institucional del SNPC/Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio en el marco de la política cultural del país, la cual busca dar respuesta a la Convención de UNESCO de 2003 para la salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial, ratificada por Chile en el año 2008.
Respecto al segundo objetivo y a la metodología en sí misma, González cuenta que “fue definido por regiones, ya que se trató de estudios que debieron responder a lógicas administrativas del Estado y porque cada región presentaba niveles diferenciados de avance en la materia. No obstante, de modo transversal nos dedicamos a identificar, reconocer y organizar las características del elemento carpintería de ribera en la macrozona sur-austral en el marco del proceso de salvaguardia del patrimonio cultural inmaterial en Chile y sus cultores. Esto, a través de un proceso de documentación de carácter cualitativo, cuyos resultados permitirían orientar gestiones y estrategias de salvaguardia junto a las comunidades cultoras, en la perspectiva de mantener y proyectar estos saberes en el tiempo”.
En lo específico, la investigación se encargó de actualizar y documentar el desarrollo de la carpintería de ribera en cada región, identificar a sus cultores explorando las trayectorias en el desarrollo del oficio, reconocer problemáticas en el ejercicio de éste y promover la participación, análisis y reflexión para el desarrollo de estrategias de rescate que apuntarán a su mantención y proyección.
La investigación es una valiosísima reivindicación de estos trabajos, y no sólo como estudio de registro, sino que también como puesta a flote de un patrimonio inmaterial que todos debiéramos preocuparnos de mantener vivo, preservar y legar. Tal como las leyendas.
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