25 de Agosto, 2021
No es ningún secreto que la pandemia ha causado un daño enorme en todos los ámbitos posibles. Y no sólo por las lamentables pérdidas de vida, perjuicios económicos, enfermedades sicológicas y, en fin, un sinnúmero de consecuencias que cada uno ha tenido que sortear a su manera. De hecho, si pudiéramos hablar de víctimas, el mundo de las artes escénicas sería uno de las más afectadas, prácticamente estancada hace ya más de año y medio.
Algunos dirán que se masificaron los espectáculos online y que los teatros (sólo algunos) supieron reinventarse al implementar el formato de las carteleras virtuales, pero eso nunca podrá reemplazar la esencia de lo que significa la función en vivo. Poder estar físicamente ahí, viviendo lo que sucede; poder oler la sala, sentir su atmósfera y ser parte de la comunión que se produce entre los que están sobre el escenario y los que sólo observan, siendo testigos presenciales de un acto único e irrepetible. En otras palabras, el núcleo, motor y corazón de lo que significa ser artista escénico.
Es por esta razón, y más todavía considerando los tiempos que corren, que la pronta inauguración del Teatro de las Artes en Panguipulli es motivo de alegría. Y no sólo para los habitantes de esa ciudad sureña, sino que para el país entero, pues suma una nueva sala de altísima calidad técnica y arquitectónica para albergar producciones de todo tipo.
Para ir al comienzo de esta gran iniciativa, hay que remontarse al año 2014. Allí, la Corporación de Adelanto de la comuna de Panguipulli llevaba un par de años trabajando en la promoción de la cultura y las artes, especialmente en jóvenes y niños. Tras los buenos resultados obtenidos, surgió la necesidad de contar con mayores espacios, lo que derivó, a su vez, en la solicitud de apoyo al Consejo Regional de Los Ríos.
Finalmente, luego de obtener la aprobación, el verano de 2017 (tras gestiones del Gobierno Regional y la Corporación Regional de Desarrollo Productivo) se dona un terreno a la orilla del Lago Panguipulli, con la condición de que sea destinado para la construcción de un teatro. Aquello, por ende, trajo consigo un concurso nacional que recibió 35 propuestas para la adjudicación del proyecto, resultando ganador el equipo de arquitectos chilenos integrado por Tomás Villalón, Nicolás Norero, y Leonardo Quinteros, quienes se encuentran trabajando en él desde agosto de 2017.
Si se pudiera sintetizar rápidamente el concepto que aúna el proyecto del Teatro de las Artes de Panguipulli, se podría catalogar como un volumen dentro de otro, ya que al interior se desarrolla la idea de una caja cerrada de madera; algo así como un cofre, el cual sería la sala principal. Nicolás Norero, uno de los arquitectos a cargo, lo señala como “un cuerpo que crea un nuevo hito en la ciudad. Un espacio público hacia el exterior, semi traslúcido, en madera, con foyer, cafetería y sala de exposiciones. Un edificio vivo todos los días del año, creando una relación única con su contexto”.
Volviendo al espacio medular donde se presentarán los espectáculos, Norero explica que “es mediado entre interior y exterior por un gran ventanal que permite ver el lago desde dentro y cerrarse completamente si es necesario”. Asimismo, agrega que “el proyecto es un teatro educativo. La Corporación de Amigos de Panguipulli imparte clases de música, danza y teatro desde hace más de diez años a niños de la región, por lo que el teatro es una pieza que complementa toda la labor teórico/práctica que realizan el día de hoy”.
Para hacernos una idea, y adentrándonos en detalles más técnicos, el teatro tiene un aforo para 250 personas y el escenario es capaz de albergar una orquesta de entre 80 y 90 músicos, dando cuenta de que es un recinto preparado para desarrollar conciertos, ciclos de cine, obras de teatro y hasta musicales de mayor envergadura.
“La sala principal está pensada como una caja que construye una experiencia muy íntima entre el público y el espectáculo. Un solo espacio”, detalla el arquitecto.
Si bien es cierto que se encuentran trabajando en el Teatro de las Artes desde 2017, nadie presagiaba que a comienzos de 2020 el mundo entero iba a cambiar en todos los sentidos. Y en este caso en específico, no sólo hubo que lidiar con el coronavirus en sí mismo, sino que también con todo lo que éste viene arrastrando, léase cuarentenas preventivas, diferentes fases en cada comuna y región, poca disponibilidad de materiales para construir e, ítem no menor, el alza de sus precios.
Al respecto, Nicolás Norero reconoce sus efectos adversos; sobre todo, también, por las dificultades a la hora de viajar para poder monitorear los avances in situ. “La pandemia ha afectado, sin duda. Las posibilidades de viajar a la obra han sido limitadas y los equipos de trabajo se han tenido que adaptar al entrar a cuarentenas preventivas o aislamientos por contagios. A eso hay que sumarle todo este problema humano y sanitario y los precios de los materiales, los cuales se han elevado y no hay suficiente disponibilidad de stock”, señala.
Sin embargo, al igual como ocurren imprevistos en escena y la función debe continuar, aquí sucedió lo mismo. De esta forma, y ya enfocándonos en la materialidad en sí de la construcción, Norero explica que la estructura del edificio son pilares y vigas de madera laminada, sumándose a una estructura de muros de hormigón armado para la sala principal. “Esta estructura de hormigón es revestida en tableros de Plywood, calidad A de 12 milímetros. Asimismo, en su fachada exterior, el edificio tiene revestimientos de madera Accoya en formato de tinglado y celosías”, describe.
Al seguir profundizando en el uso de la madera en el proyecto (tanto adentro como afuera), el arquitecto indica que se utilizó madera laminada protegida con Cutek para los exteriores, Accoya en tinglado para sus revestimientos externos, la misma Accoya en celosías (también en exteriores), tableros de terciado cara A y listones de madera MSD 2×4 en los revestimientos interiores.
Así, y ante la clara tendencia maderera de la obra, el arquitecto cree que “en este caso tiene que ver con la identidad del lugar. La madera es un material que tiene una tradición cultural y material en la región, por lo que el edificio se suma a una tradición y una manera de hacer. Ahora con nuevas tecnologías”, cierra.
La culminación de la faena está pensada para finales de este año 2021 y principios de 2022. Idealmente, y aprovechando el atractivo turístico de la zona durante esos meses, se espera que su inauguración sea durante el verano próximo. Tiempo suficiente para apagar los celulares y preparar los aplausos.
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