11 de Octubre, 2021
Tras terminar sus páginas, llegar a la contratapa y prepararse para su final, emergen un cúmulo de sensaciones sugestivas sobre la madera y su importancia en nuestra vida. De hecho su autor, el noruego Lars Mytting, narra de una manera en que este material se posiciona como el fiel reflejo de que en la naturaleza se encuentran verdaderas reflexiones sobre la vida y el ingenio del ser humano. Incluso este libro no es la excepción.
Es en el final de El libro de la Madera (Editorial Alfaguara, 2015), con un párrafo breve y anunciante de despedida, donde se informa que el papel utilizado para su impresión fue fabricado con madera procedente de bosques sustentables, “garantizando la sustentibilidad con el medio ambiente y beneficios para las personas. Por este motivo, Greenpeace acredita que este libro cumple los requisitos ambientales y sociales necesarios para ser considerado un libro amigo de los bosques”.
Mientras avanza la narración, Mytting derriba varios mitos con respecto al material y su combustión, reiterando que es una fuente energética renovable, neutra en emisiones de CO2 y extremadamente versátil, al no depender de la corriente, de un rango de temperatura, de condiciones de almacenamiento o de que se derrame, como sucede con otras opciones.
Este ensayo periodístico indaga en el material, sus bondades y características, como también en su protagonismo crucial ante una de las primeras acciones que hizo el ser humano para sobrevivir, como calentarse en invierno. Una narración en la que el autor recorre los bosques de Noruega para conocer distintas experiencias y voces sobre la madera. Un relato cautivador que ganó el British Book Industry Award, al Mejor Libro de No Ficción del Año, que ha sido traducida a más de 20 idiomas, que ha vendido más de medio millón de ejemplares en el mundo y que coronó la carrera de Lars Mytting como una de las plumas más incisivas de la literatura noruega.
Mytting también indaga en el valor de la madera como combustible, en tiempos donde la caída de los de origen fósil se hace más latente por sus consecuencias ambientales. En El libro de la Madera se afirma que el material brinda el 25% de la energía que entibia viviendas durante el invierno noruego, donde la mitad se obtiene particularmente. Una cifra que puede ser considerativa, al pensar en las toneladas trasladadas, pero por la que el autor pone el tono de objetividad, al recordar que toda esa suma no representa más del 0,5% de la masa forestal del país. No es que se abuse de la madera, sino que se aprovecha.
Al mismo tiempo, el escritor plantea que es un recurso que ha generado estudios, investigaciones y empleos en Noruega a lo largo de los años, siempre ligados a las afables relaciones que tiene con la naturaleza, su sensación de bienestar y de memoria. Tal vez por ello recorre los bosques de su país: para empaparse de experiencias y reconocer con los ojos, el tacto y el olfato de un noruego, los distintos tipos de árboles, de leña y de cortes para obtenerla.
A diez años de su primera edición en Noruega, y a cinco de su primera traducción al español, el libro mantiene su esencia tal como los primeros ejemplares. Primero está su multiplicidad, al tomarse como un manual de instrucciones sobre cómo cortar leña; como un texto divulgativo de las bondades del material; como un catálogo de las cualidades de los árboles del mundo, o como un relato de la creatividad humana para sacarle el máximo provecho. O bien puede ser una Biblia, como catalogan expertos y medios de comunicación, dada su promoción del ruralismo y la consciencia por el entorno.
“Un libro sencillo y elegante sobre la madera es el superventas de este año. Mytting es capaz de abordar con lirismo una actividad ancestral”, describió The Guardian en 2011. “Si otro impactante escritor noruego, Karl Ove Knausgard, nos había familiarizado con los territorios más inhóspitos de su país en su serie Mi lucha, Mytting nos reconcilia con el interior de esos hogares donde la naturaleza aún marca el ritmo y la supervivencia es, al fin y al cabo, un laborioso acto de amor”, definió por su parte El País ese mismo año.
Otro aspecto cautivante son los casos con que el autor cierra cada uno de sus capítulos. Historias de noruegas y noruegos que asumieron la madera como un relato propio. Está Arne Fjeld, quien dedicaba sus días a un bosque que él mismo ha cuidado desde hace varios años, para lograr los troncos esbeltos y de corteza lisa que busca. O Ruben Knutsen, un escultor de verdaderas obras de arte en leña, las que ubicaba celosamente en su patio trasero como si fuera un museo. O de Ottar, su vecino de unas casas más allá, a quien siempre veía apilando leña en primavera, pero que no pudo entrevistar durante el año que reporteó este libro, debido a su fallecimiento. “Por eso te dedico este libro, Ottar. Tú nos recordabas algo que el resto de nosotros seguiremos olvidando: que siempre habrá un nuevo invierno”, dice Mytting.
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