En un contexto de permanente disrupción tecnológica, en el cual los perfiles técnicos y el desarrollo de nuevos productos y servicios jugarán un rol fundamental de la industria 4.0, un primer elemento a destacar fue nuestro plan de trabajo para fortalecer capacidades vinculadas a la mueblería y construcción en madera. Una actividad que desarrollamos con 18 liceos técnicos del país y que busca robustecer el desempeño con el material. Misma premisa siguió la constitución del comité de aserraderos pyme, el que ya cuenta con un plan de trabajo enfocado en el desarrollo de productos de valor agregado, además de encuentros y desafíos de innovación.
Otro elemento trascendental para los desafíos del futuro, es la mejora de la sustentabilidad y productividad de la industria de la construcción. Para avanzar en este ámbito se requiere de colaboración, acuerdos sectoriales y fortalecimiento de la cadena de valor. Es así como este año participamos en los comités de Huella de Carbono y Economía Circular del Instituto de la Construcción; la Mesa de Construcción de la Comisión Desafío Futuro Forestal para un Chile Sustentable del Senado; del Programa Construye 2025 y del Consejo de Construcción Industrializada.
En el ámbito técnico, el desarrollo normativo es uno de nuestros ejes de trabajo ya que permite definir estándares, mejorar en temas de calidad y avanzar en el ámbito de sustentabilidad de productos. Durante el 2021 apoyamos la actualización y desarrollo de ocho normas vinculadas a la construcción en madera y los productos de ingeniería, como la norma de cálculo (NCh1198), la de madera laminada (NCh2165), de durabilidad (NCh789), tableros contrachapados (NCh3617), tableros estructurales (NCh3618), de fabricación de CLT y de protocolo de clasificación. Consideramos los procesos normativos por esencia colaborativos, y trabajamos en conjunto con la industria, la academia, profesionales y el sector público; para asegurar estándares desafiantes y acordes a la realidad chilena.
El ecosistema que convive con la madera es amplio y diverso. Considera desde la industria de la construcción, la arquitectura, el diseño de muebles, la investigación, innovación y las startups tecnológicas, hasta todos quienes usan diariamente productos de madera. El punto de encuentro anual para todos ellos y así conocer los proyectos relacionados, es la Semana de la Madera, que se realizó este año nuevamente en un formato digital, alcanzando más de 26 mil visitas y casi 100 mil visualizaciones en su inauguración. En 2021 también fuimos co-organizadores de la WCTE (World Conference on Timber Engineering), conferencia científica líder en construcción en madera a nivel internacional.
Para 2022 estamos preparando una versión híbrida de la Semana de la Madera, que permita reencontrarnos de manera presencial, pero que siga acogiendo al creciente público internacional que asiste anualmente al evento. Estamos orgullosos de la gran comunidad que hemos generado en torno a la madera en nuestras plataformas digitales, las que suman más de 50 mil seguidores en redes sociales y más de 500 mil visitas al año.
Este año, el Centro de Innovación en Madera UC-CORMA, junto con sus empresas asociadas, Madera21, Corma y las universidades del Bío-Bío, Universidad de Concepción, Universidad de la Frontera, Universidad de Talca, Infor y Leitat; se adjudicaron de fondos basales ANID por 10 años para profundizar en la investigación y transferencia de la construcción en madera, ampliando su alcance a los ejes de bosques y biomateriales. Esto nos permitirá trabajar con una cobertura nacional y de manera colaborativa entre instituciones y con la industria, para profundizar en la investigación y transferencia de la construcción en madera y ampliar los ejes de bosques y biomateriales, buscando generar desarrollo basado en ciencia y con una mirada medioambiental, social y económica para Chile.
A nivel mundial, el uso de la madera se ha extendido ampliamente en los últimos años. En la Semana de la Madera pudimos ver ciudades que han planteado, como estrategia climática, la construcción de este tipo. También vimos que sus desafíos eran muy parecidos a los nuestros: mejorar la percepción, realizar desarrollo tecnológico industria-academia, avanzar en normativas, etc. Abordarlos con una mirada de mediano plazo no sólo ha traído beneficios en materia de sustentabilidad, sino que también de habitabilidad de las personas y de generación de desarrollo local.
En Chile también estamos viendo un cambio en la manera de enfrentar nuevos proyectos. Hoy no sólo existe interés por las viviendas en madera, sino que también por edificios de mediana y gran altura, tanto del sector público como privado. La formación no se queda atrás, pues hoy en la educación superior existen tres diplomados especializados, además de cursos y talleres que nos posicionan como un referente latinoamericano para la especialización de profesionales vinculados a la madera. Esperamos que muy pronto lo seamos también a nivel de formación técnica.
También existen desafíos pendientes. Hay que avanzar en calidad, certificación y estandarización de los materiales para la construcción. La madera es versátil y tiene diversos usos, pero para cada uso, hay una especificación que permite asegurar la durabilidad y calidad del material. En este ámbito, la información hacia los usuarios es clave. El reto para las constructoras, por otro lado, es incluir los sistemas prefabricados en sus planificaciones, ya que son sumamente competitivos cuando se integran variables como los tiempos en obra, la reducción de residuos o el aminoramiento del impacto en su entorno.
Estoy convencida que la construcción en madera y el desarrollo de biomateriales aumentará de manera exponencial en los próximos años, dados sus beneficios para combatir los efectos del cambio climático. Si a esto sumamos nuestro potencial de desarrollo local y la capacidad de innovación que se puede generar desde Chile, miramos con gran entusiasmo el futuro próximo.