El legado maderero del arquitecto Richard Rogers

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15 de Febrero, 2022

El ganador del Premio Pritzker (2007) y autor de importantes diseños que priorizaron el espacio público de las ciudades, falleció a los 88 años, dejando un legado en creatividad, tecnología y uso de la madera. Su obra, tal como su forma de vivir y pensar, involucró a la comunidad, se entrelazó con la sustentabilidad y permeó en distintas ramas de la arquitectura.

“En la vida aprendemos a centrarnos en lo que nos interesa, y lo que a mí me interesa son dos cosas: los espacios para la gente y que la arquitectura no suponga más deterioro que beneficio”, explicaba Richard Rogers, en una entrevista en 2007. El mismo año que fue merecedor del premio Pritzker. 

El destacado arquitecto inglés, fallecido en diciembre, no le gustaban las corbatas, era un asiduo a la bicicleta pues le preocupaba la contaminación y decía que su sentido estético —como muchas otras de sus virtudes— venía de su madre, quien siendo amante del arte y de la literatura fue alumna del influyente escritor irlandés, James Joyce. 

Rogers nació en 1933, en Florencia (Italia). “Las ideas que he defendido siempre sobre el espacio público, la plaza para encontrarse, todo eso viene de la Italia renacentista, de la influencia helénica. No es nada nuevo, aunque a veces parece que lo hayamos olvidado. La relación entre la sociedad y la arquitectura es el espacio público: el lugar de encuentro e intercambio de ideas.” 

Una de sus primeras y más reconocidas obras es el Centro Pompidou, inaugurado en enero de 1977, tras ganar el concurso del Centro Nacional del Arte y la Cultura Georges Pompidou en París, junto al arquitecto Renzo Piano. Juntos reinventaron la arquitectura de la época con colores, osadía e imaginación, reuniendo un museo, una mediateca, una biblioteca, una cineteca y una plaza pública, en un verdadero espacio de democratización cultural donde la estructura es la protagonista.

Debido a su dislexia, sus compañeros lo hicieron sentir “poco integrado. Luego aprendí el valor de ser distinto, de ahí mi anticonformismo”, explicó en aquella entrevista de 2007. Abandonó la escuela en 1951 y sin calificaciones, logró ingresar a la Architectural Association School de Londres. En 1962 obtuvo una maestría en la Universidad de Yale, donde conoció a su gran amigo y colega, Norman Foster. Ambos mantuvieron durante su carrera profesional, y a través de su propio estudio, una relación entre arquitectura y medio ambiente, cultura y sociedad. 

Sus edificios fueron descritos por Foster, con quien fundó Team 4 junto a Su Brumwell y Wendy Cheesman, como “un espejo social de su personalidad: abiertos, acogedores, y como su vestuario, elegantemente colorido”. Él describió a Rogers como un “incansable partidario de una ciudad compacta, sostenible, amigable para los peatones y un apasionado oponente de la expansión suburbana sin sentido”.

El arquitecto, fallecido en diciembre, defendía ideless sobre el espacio público y su relación con la sociedad / Agencias

Rogers diseñó obras en todo el mundo, incluida América Latina, como la Torre BBVA, en Ciudad de México, y el Parque Hugo Chávez, en Caracas. Otras de sus creaciones incluyen el Tribunal Europeo de Derechos Humanos en Estrasburgo, los Laboratorios de Investigación Amano en Gifu (Japón), el tercer World Trade Center en Nueva York y un rascacielos de 80 pisos en el sitio de las antiguas Torres Gemelas. Recibió la Medalla de Oro Royal Institute de Arquitectos Británicos (1985), era Amigo de Honor de Barcelona (1997) por su colaboración en el cambio de la ciudad, recibió la Medalla Thomas Jefferson Memorial Foundation (1999) y el Praemium Imperiale (2000), entre otros. 

Rogers en madera

El Aeropuerto Internacional de Madrid combinó la madera con el uso de energías alternativas / A. I. M.

En 2005, en acero y madera, fue construido un aeropuerto pensado para el pasajero y en que lo importante era viajar, no irse de compras. El Área Terminal del Aeropuerto Internacional Madrid Barajas (T4) está compuesto de tres edificios: “Terminal”, “Satélite” y “Aparcamiento”. Cerca de medio millón de metros cuadrados construidos, distribuidos en seis niveles, fueron unificados visualmente mediante los revestimientos exteriores y una cubierta vegetal de 56.000 m2.  

Por sobre las cabezas de los viajeros, la prolongación de una cubierta realizada a base de láminas de madera de bambú, pronuncia a través de la flexibilidad de este material grandes olas y curvas. Los módulos del Edificio Terminal fueron separados por grandes grietas de luz, denominadas “cañones”,  los que logran iluminación natural de los niveles inferiores del edificio y forman parte de una estrategia medioambiental global relacionada con la calidad del aire y entorno natural. Esto permitió la utilización de energías alternativas, reducción de consumo energético y, por consiguiente, menores gastos en mantenimiento y conservación.   

La madera también protagonizó otro de sus proyectos, llevado a cabo en 2008, en el castillo de Peñafiel (España). Lugar referente para toda la comunidad castellanoleonesa y sede del Museo del Vino. La emblemática Bodega Protos fue la ampliación de cinco bóvedas parabólicas interconectadas para la bodega de Ribera de Duero, instalación del año 1927. 

La estructura se compone de dos plantas soportadas por grandes arcos de madera laminada y revestidas con piezas de terracota / Agencias

La estructura ligera, diseñada por el estudio Rogers Stirk Harbour + Partners (RSHP), en colaboración con el estudio catalán Alonso Balaguer, se compone de dos plantas, de 12.000 m2 cada una, que fueron soportadas por grandes arcos de madera laminada y revestidas con piezas de terracota de gran formato. Un túnel une los módulos que se convierten en un espacio de mejora técnica para la empresa y de atractivo para el enoturismo. 

La fascinación de Rogers por la tecnología deslumbraba en sus diseños. De allí la orgullosa exposición del esqueleto que hace posible la obra, por ejemplo, en Pompidou, o incluso más allá del fin estético, como en la misma Bodega Protos, logrando una construcción enfocada a la mayor productividad para sus usuarios. Este proyecto, para la conservación del vino, aprovecha la inercia térmica del subsuelo, mientras que su fachada sur está protegida por aleros para evitar la radiación solar directa. Las aguas subterráneas contribuyen al intercambio calorífico y un sistema de ventilación mixto permite usar el aire exterior como fuente de refrigeración, sin consumo energético en las noches de verano y durante todo el día en primavera y otoño.

“La tecnología da las claves del estilo arquitectónico de cualquier época. No creo que deba ocultarse. La catedral gótica es una consecuencia de la tecnología que hizo posible el arco de medio punto. Brunelleschi fue la consecuencia de superponer dos bóvedas. El avance real en arquitectura es cuestión de técnica (…) en Inglaterra, la arquitectura del siglo XIX fue muy floja. Muy poco tecnológica. Tal vez por eso, al buscar referentes locales, los arquitectos del siglo XX nos apoyamos en los ingenieros. Ahora construimos fijándonos en la incidencia del sol, el efecto del viento, el ahorro energético, y todo eso abre la caja. Eso es tecnología medioambiental, y claro que debe mostrarse”, dijo en 2007.  

La ciudad de Barcelona, caracterizada por el respeto hacia su pasado cultural, histórico y arquitectónico, y a la vez por su contundente vanguardismo, fue inspiración para Las Arenas, una apuesta tecnológica con respeto arquitectónico historicista, de Rogers en colaboración, nuevamente, con Alonso Balaguer. La ciudad carecía de espacios abovedados y este se transformó en una sugerente coronación, siendo una de las mayores cúpulas de Europa que funciona como paseo perimetral.

El proyecto preservó la forma cilíndrica de la antigua plaza de toros del lugar / Agencias

Bajo la particular cúpula de madera laminada, un espacio múltiple de exposiciones y otras actividades se encuentra el quinto y último nivel. Preservó una forma cilíndrica contundente y atípica, a través de la conservación de la antigua plaza de toros en el lugar, en desuso desde 1989 pero cotidiana visualmente. No fue fácil, debido a su evidente deterioro y desnivel por sobre la calle, pero el centro comercial se logró y es un reflejo de su forma de pensar. “La gente que vive en ciudades compactas tiene mejor vida como peatón. Si la ciudad es de las extendidas, la vida se hace en el coche. Y eso trae más problemas de los que soluciona: ambientales, de ruido, de aparcamiento o de seguridad”, expresó en su minuto. 

Otra inversión social en madera fue la casa Y: Cube, revelada en 2013, en el patio de la Real Academia de las Artes de Londres (RA), como una respuesta a la urgente necesidad de viviendas económicas en el Reino Unido. Con un método de construcción de alta calidad y significativamente más barato, la casa prefabricada de tres pisos tiene altos niveles de aislamiento acústico y térmico, posibilitando la reducción de las cuentas de luz en hasta un 90%. Los paneles funcionan como retardantes del fuego y son resistentes a terremotos y huracanes, y además, solo toma 24 horas en construirse.

La vivienda se caracteriza por su planta rectangular y por las láminas de madera que la recubren/ Agencias

RSHP, conocido por sus proyectos a gran escala, contempló el proyecto como una plataforma que podría abarcar departamentos, escuelas, fábricas y centros de salud. Las viviendas de 26 metros cuadrados, cuyo coste de construcción y equipamiento es de 36.000 euros, se caracterizan por su planta totalmente rectangular y por las láminas de madera ensambladas a mano que las recubren. Construcción inteligente, fabricación rápida y eficiencia energética, con una durabilidad estimada de 60 años. 

Rupturista, visionario y alegre, son palabras que podrían describirlo tanto a él como a su arquitectura, que entre sus principales elementos incluía a la madera como un material lo suficientemente flexible para expresar sus ideas, eficiente y sustentablemente, cuando así se requiriese. Y digno de ser contemplado, como si del cielo se tratase, confirmando que los insumos imperativos al trabajar madera son la innovación y la probidad. 


Escrito por Catalina Evans Amador
Fotografía principal cortesía Bodega Protos

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