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María de los Ángeles Zegers: La construcción industrializada en madera y su aporte habitacional, social y medioambiental

En tiempos de crisis, ya no queremos llenarnos solo de análisis, diagnósticos y procesos, sino también de posibles soluciones que nos entusiasmen y nos devuelvan la esperanza, las que deben ser viables, sustentables y acorde a sus tiempos. 

Repasemos rápido lo que nos duele en el rubro de la construcción, al que se le está batiendo con el aumento en el costo de materiales, las dificultades para terminar viviendas sociales en curso y para contratar trabajadores y contratistas. Junto con eso, en marzo de 2021, Techo dio a conocer que hay cerca de mil campamentos a nivel nacional. Un retroceso semejante a 1996 y que arroja una brecha de viviendas en torno a las 700 mil unidades.  

Sumado a lo anterior, la pandemia también dejó en evidencia la otra crisis habitacional, la del hacinamiento, sobre todo en sectores más humildes y desfavorecidos. Y este análisis no puede dejar fuera a la crisis climática y medioambiental en que estamos insertos, pues el IPCC ya declaró al calentamiento global como irreversible. 

Vamos ahora al optimismo, porque desde la construcción modular industrializada en madera hay esperanzas, tanto climáticas como sociales. Primeramente por sus beneficios, como su menor huella de carbono y su producción a escala, en un solo lugar, con un mínimo consumo de agua si se la compara con otros procesos tradicionales. Recordemos que en algunas regiones de Chile hay escasez para su consumo y que hace unas semanas se dio a conocer un plan de protocolos para su racionamiento. 

La obtención de la madera, en específico, y contrario a lo que algunos pudieran creer, implica menos impacto ambiental que la de otras materias primas para la construcción. Materiales como el hormigón, el cemento y el acero son los que emiten más gases de efecto invernadero, a diferencia de lo que ofrece una opción biobasada y renovable como la madera y sus derivados como la laminada. 

Además, la construcción modular conecta con un sentido aspecto social, cada vez más importante en nuestra cotidianidad. La rapidez. Hoy sí podemos construir más rápido, a escala y de forma eficiente. Y a quienes lo hacemos, nos exigen los mismos estándares de resistencia y calidad que la construcción tradicional, sin concesiones. Una responsabilidad que puede generar oportunidades, pues así, por ejemplo, podemos llegar más rápido al sueño de familias que ya no quieren seguir esperando años por un hogar. 

También hay científicos y expertos que concuerdan en sus beneficios para nuestro organismo, pues genera una sensación de calidez y cobijo inmediata en el ser humano. Que puede apoyar a nivel psicológico e incluso favorecer procesos de aprendizaje. Todo esto sería por nuestro arraigo histórico con la naturaleza, propio de la evolución de nuestra especie.  Considerando la actual situación climática, ¿qué especial sentido, no? 

Hoy la madera, el I+D, la creatividad y la innovación nos permiten habitar de forma distinta. De una mejor forma. Y tal como nos ilusionamos con la electromovilidad y con las energías renovables, invito a que también nos tomemos en serio la construcción modular industrializada con este material tan noble. En Patagual Home lo hacemos desde hace tiempo y con fuerza. 

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