19 de Julio, 2022
Si pudiéramos analizar los secretos del éxito de los parques temáticos más importantes del mundo, uno de ellos sería la minuciosa preocupación por lograr cautivar tanto a los niños como a los adultos. En ese sentido, hay dos factores que, aplicándose casi en cualquier nivel, pueden marcar una gran diferencia: la innovación y la calidad.
Viéndolo desde un prisma general, podríamos decir que Monstrum —fábrica danesa de juegos infantiles que ha llevado el concepto de plaza mucho más allá—, cumple con estas dos cualidades, siendo, desde 2003, una inspiración para que los niños desafíen sus habilidades motoras y su imaginación mediante un escenario aventurero y atractivo visualmente.
De esta forma, a través de la madera como materialidad principal, es posible habitar el interior de un monstruo, de un robot, de una ballena, de un oso, de un cisne o de pequeñas y llamativas ciudades, las cuales ofrecen la oportunidad de explorar, potenciar habilidades y desarrollar capacidades intelectuales y sociales.
Y si ya mencionamos la palabra “escenario”, es valioso destacar que el origen de esta iniciativa tuvo mucho que ver con él, pues todo comenzó cuando el artista Ole Barslund Nielsen y el diseñador Christian Jensen —ambos trabajadores de escenografía teatral— se conocieron y decidieron trabajar juntos en un área que, si bien era completamente nueva para ellos, no se alejaba demasiado de lo que antes hacían para las artes dramáticas. Crear formas que cuenten una historia y generen emociones en las personas: en este caso, siendo hitos constructivos del entorno.
El hecho de construir un mundo de fantasía habitable también requiere que ese mundo quede perpetuo en el tiempo. O, visto de otra manera, que pueda traspasarse de generación en generación, tal como lo que algunos padres dejan legado a sus hijos. Para eso, Monstrum opta por trabajar con madera certificada, pues permite que lo construido sea fácil de mantener y de reparar por las propias comunidades locales tras su entrega.
De hecho, el núcleo de la política de sostenibilidad de la empresa es que los parques infantiles, además de utilizar el material por ser un recurso renovable, cálido y natural al tacto, sean duraderos para entregar un espacio lúdico, sano y de calidad a las próximas generaciones.
Adentrándonos en la materialidad en sí, todos los elementos son construidos y revestidos con madera contrachapada de alerce y abedul siberiano. En tanto, las maderas que están en contacto con la tierra son de robinia, las cuales se caracterizan por tener la capacidad de durar entre 24 y 40 años sin impermeabilizar. También, en el caso de que no sea necesario utilizar esta opción, pues a veces se requieren otras cualidades para lograr las formas y objetivos buscados, se opta por metales galvanizados o acero inoxidable.
Como resultado, se obtiene un mundo de fantasía de madera totalmente habitable, compuesto por un sinnúmero de criaturas, animales y construcciones sacadas como de algún libro de cuentos. Aquello permite escalar un cohete, subirse a una ballena de 20 metros de longitud o recorrer una casa encantada que atrae a personas de todas las edades. Por lo mismo, teniendo en cuenta que su uso constante es un factor a tener muy en cuenta, es que todas sus superficies pintadas se realizan con protección de madera a base de agua.
Una investigación llevada a cabo por la Universidad de British Columbia y FPInnovations, concluyó que la presencia visual de la madera ayudaba a reducir los niveles de estrés de los ocupantes. Del mismo modo, el hecho de que los niños puedan convivir, jugar y explorar en un entorno hecho a partir de este elemento, sumado a los múltiples beneficios que entregan los juguetes de madera en la primera infancia, permite la estimulación del sentido del tacto, un mayor desarrollo de la imaginación, más conexión con la naturaleza, una reducción del consumismo, el disfrute de lo simple y, fundamentalmente, la sana convivencia e interacción entre ellos.
Para Monstrum, teniendo en cuenta que su objetivo es que los niños de todo el mundo jueguen, hagan realidad sus fantasías y puedan experimentar las ventajas recientemente mencionadas, el hecho de que muchos no tengan la oportunidad de hacerlo por diversas razones, los hizo tomar una loable acción; destinar cada año el 10% del beneficio anual de la empresa a obras sociales.
Lo anterior no solamente guarda relación con la donación de dinero, sino que también se preocupan de ayudar activamente a nivel local. Asimismo, los diversos premios internacionales relacionados a su arquitectura y diseño —hasta 12 diferentes— dan cuenta de que, además de la preocupación por el bienestar y progreso, la calidad de sus trabajos es de primer nivel mundial.
Actualmente, casi 20 años después de su puesta en marcha, la compañía sigue manteniendo su taller en Copenhague. Y si bien sus creadores ya no realizan escenografía para obras escénicas, se podría decir que continúan haciéndolo para los niños y sus ciudades; siempre con la vista puesta en mundos de ensueño que, además de conectar a las personas de todas las comunidades, tiene la misión de crear nuevas sonrisas, historias, aventuras y, quizás lo más importante, aportar de manera sustentable a la felicidad de todos aquéllos que se adentran en esos sorprendentes universos creados en madera.
Ver más sobre: