Casa de Chiloé propone un diseño curvo y el uso de madera nativa en toda su estructura

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22 de Agosto, 2022

La construcción del estudio Pezo von Ellrichshausen, elaborada con madera de pino, eucaliptos y roble, descansa sobre una colina de Chonchi. Una de las localidades atractivas del archipiélago de Chiloé, marcada por sus elevaciones. Esta publicación se centra en su composición y emplazamiento, junto con las reflexiones de sus autores en términos materiales, arquitectónicos y culturales.

A Chonchi se la conoce como “la ciudad de los tres pisos”, al ubicarse sobre tres terrazas naturales de alturas crecientes. La primera posa frente al mar, su puerto y las embarcaciones locales. La segunda congrega parte de su patrimonio histórico, dejándose ver mayormente por su tradicional avenida Centenario. Y la tercera, mientras tanto, presenta gran parte del centro y casco histórico de esta localidad de Chiloé. 

Nos referimos a esta ciudad del archipiélago fundada en 1769, la que debe sus inicios, principalmente, al negocio de madera. Buena parte de su poblamiento fue gracias a los primeros comerciantes de este recurso, mayormente de ciprés. Su historia se suma a muchas otras que palpitan la estrecha ligazón entre la isla y el material, entre las que relucen su arquitectura vernácula, su ebanistería y técnicas constructivas locales.   

Este artículo interioriza en la historia de una casa que sigue estas reflexiones, desde dos atributos. Uno de ellos es el aprovechamiento de las condiciones de altura, erigiéndose sobre una colina de la zona con vista al mar. Y el otro apunta al trabajo con el material, quedando expuesto en su diseño geométrico y en las ventajas que presenta como elemento desde parámetros estéticos y creativos.  

Materiales de su estructura

El curvado de los tablones que componen Casa Rode se realizó con calor / Pezo von Ellrichshausen

Como mencionamos, Casa Rode está en lo alto de una colina y contempla el mar desde un terreno de 48.500 m2, cuya pradera suele mantenerse verde. Así dicen los arquitectos detrás de la obra, Mauricio Pezo y Sofía von Ellrichshausen, quienes afirman que fue elaborada con madera nativa y con una idea atractiva basada en las formas circulares. Una que hoy, en atención al proyecto construido, propaga el movimiento. 

Los fundadores de la firma Pezo von Ellrichshausen, con sede en Concepción, explican que su estructura se definió por un despliegue radial de 45 marcos rígidos. Asimismo, los muros y cielos fueron revestidos con entablados, y el techo fue cubierto por un manto de tejuelas naturales. La preponderancia de la madera en la composición de su estructura, de igual modo que el trabajo para destacar sus tonalidades, vienen del ímpetu de estos profesionales por refrendar las tradiciones locales con el material. 

El curvado de los tablones que componen Casa Rode se realizó con calor, resultando el distinguible arqueo de su fachada y del recorrido que ofrecen sus interiores. En el caso de las tejuelas, el trabajo privilegió las técnicas de corte tradicionales del territorio. Para ambos casos, afirman Pezo y von Ellrichshausen, hubo especial preocupación por adquirir materiales provenientes de aserraderos y carpinteros de la zona.  

La obra tiene una hermética fachada oeste y una completamente abierta hacia el este / Pezo von Ellrichshausen

Bajo esa lógica, los proyectistas entran en más detalles sobre la confección y la contextura de la obra en Chonchi, cuyas maderas fueron dejadas al natural, sin sellos ni barnices. 

“Toda la estructura es de pino, eucaliptus y roble. Los pisos interiores son de roble. Los revestimientos interiores son de tepa y los entablados exteriores de luma. El techo, por su parte, fue desarrollado con tejuelas de alerce”. 

Y tal como la isla es reconocida por sus edificaciones, sus botes, sus puentes y otro tipo de fabricaciones con la materia prima, ellos quisieron acercar el diseño de esta obra al artilugio de los añosos candados de madera chilotes. Excepcionales piezas de artesanía basadas en ensambles, empalmes y otras manualidades, así como del trato refinado de su materialidad. 

Los autores y disposición de la obra

Dos pilares sostienen su tejado en el bastidor de la planta rectangular / Pezo von Ellrichshausen

Observada desde lejos, Casa Rode parece una enorme y uniforme pared que, curva y en ángulo, invita a la contemplación. Todo gracias a su incesante sensación de continuidad. Este mismo efecto dejan sus espacios interiores, lo cual deviene en la singularidad de su estructura, con forma semicircular, así como una U. Vista desde arriba, ya sea por imágenes, bocetos o tomas superiores, es posible notar su similitud a una gran herradura. 

Los proyectistas afirman que esta casa, de 200 m2, de amplios espacios interiores, tiene la característica de ser media y doble al mismo tiempo. Lo explican de la siguiente forma. Es media, dado el encuentro interrumpido entre un cilindro y un cono, los cuales protagonizan su conformación. Y es doble, a su vez, por la resta de forma rectangular en las dos bases de dichas figuras, con lo cual se generan dos espacios equivalentes en los extremos de su secuencia lineal.

Aquí se presenta un punto atractivo y que singulariza la edificación: su interacción con la luz solar. Y es que uno de sus cuerpos alberga una luz más directa y amarilla, a diferencia del otro que contiene otra más indirecta y tendiente hacia al azul. Manteniéndonos en ese punto, quienes tienen la oportunidad de conocer su estructura, ya sea in situ o por lo que presentan las fotografías, se dan cuenta de cómo el aspecto lumínico vitaliza y se vuelve fundamental para el conjunto. 

Casa Rode tiene una forma semicircular, así como una U / Pezo von Ellrichshausen

Entre los dos recintos paralelos aludidos de Casa Rode, un patio se protege de las lluvias desde dos terrazas cubiertas, mientras que del viento lo hace desde tres. Esos tres lados, detallan los arquitectos, corresponden a espesores funcionales, con muros vaciados gruesos que albergan las instalaciones domésticas.

El proyecto en madera de este estudio penquista, con una hermética fachada oeste y una completamente abierta hacia el este, y con dos pilares que sostienen su tejado en el bastidor de la planta rectangular, en el semicírculo de la planta, nos hacen pensar en las chances de nuestra arquitectura regional, al igual que de la apacibilidad de los paisajes sureños. 

El proyecto, de 200 m2, fue realizado con madera nativa / Pezo von Ellrichshausen

Mauricio Pezo y Sofía von Ellrichshausen fueron curadores del Pabellón Chileno de la Bienal de Venecia (2008), y su trabajo como Pezo von Ellrichshausen los ha hecho merecedores de diversos premios, entre los que se encuentra el Premio de la XV Bienal de Arquitectura de Chile (Santiago, 2006), el Premio de la V Bienal Iberoamericana de Arquitectura y Urbanismo (Montevideo, 2006), el Premio de la Rice Design Alliance (Houston, 2012) y el Premio MCHAP Emerge del IIT (Chicago, 2014). Han sido profesores visitantes de universidades extranjeras y Pezo obtuvo el Premio Arquitecto Joven, otorgado por el Colegio de Arquitectos de Chile, en 2006.


Escrito por Marcelo Salazar Medina
Fotografía principal cortesía Pezo von Ellrichshausen

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