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Tatiana Martínez: Elevar al máximo potencial la construcción industrializada

Cada día las necesidades humanas crecen, la población aumenta y las capacidades de la industria de la construcción deben ser lo suficientemente eficientes para poder abordar estos desafíos de manera global.

Si dejáramos de trabajar de forma fragmentada podríamos hacerlo mejor, ya que el problema por resolver se transforma en un desafío multidisciplinario y así converge el incentivo de ofrecer la mejor solución posible, de acuerdo a las complejas variables que tienen los proyectos.

Cuando empezamos a mirar de forma apreciativa todas las propiedades de cada materialidad, ponemos en valor la construcción industrializada como una oferta propositiva, en la que cada profesional, cada material y cada tecnología aporta lo mejor, para co-crear lo que necesitan hoy las personas que habitarán esos espacios por más de 50 años. 

Entonces, si las variables de creatividad, diseño, tiempo, planificación e industrialización se elevarán a su máximo potencial, podrían aportar, desde su génesis, en la construcción de mejores ciudades. Y la materialidad estaría al servicio no sólo de lograr menor impacto ambiental, por ejemplo, sino de la creación de un espacio habitable y funcionalmente eficiente, capaz de aportar confortabilidad y, además, de adaptarse a su entorno. Todo ésto con una propuesta formal que enorgullezca a la comunidad y que se conserve gracias al sentido de pertenencia de sus habitantes. Prospectar el resultado nos permitiría, quizás, lograr una mejor coexistencia entre el ser humano, el lugar que ocupa en la sociedad como individuo, las capacidades que aporta desde su trabajo y el espacio que lo cobija.

La construcción industrializada en madera, en estos últimos años, ha ido potenciando su oferta gracias a la capacidad instalada, además de la incursión de nuevos modelos de negocio e inversionistas que apuestan por una industria de alta tecnología y con procesos de diseño y fabricación asistidos por computadores que, junto a materiales de alta calidad, permiten mayor durabilidad y resistencia a los sistemas constructivos.

Si bien ha tomado mayor protagonismo la prefabricación de viviendas sociales, dada la urgencia del Plan de Emergencia Habitacional, para el Consejo de Construcción Industrializada (CCI) la visión de industrializar la construcción en Chile, para ser el sector más productivo, implica potenciar el trabajo colaborativo. Y en este sentido, recogiendo la experiencia internacional, sabemos que cuando la madera, el hormigón, el acero y la innovación convergen, la generación de nuevos proyectos sacan el mejor partido de cada uno. Sin afán de competir entre ellos, sino de complementarse entre sí. De esta forma, se han logrado construir edificios de mayor altura, mejores espacios, conexiones más resistentes, y a partir de la creatividad, se generan edificaciones más atractivas que, incluso, potencian habilidades proyectuales, las que se materializan en impactantes obras arquitectónicas y de ingeniería.

Hoy existe bastante incertidumbre a nivel mundial. Aún atravesamos tiempos complejos; sin embargo, cada día tenemos la oportunidad de atrevernos a trabajar en equipo, sumar pasión y compromiso por aquello que creemos que vale la pena arriesgarse. Tomar decisiones ágiles y sumar voluntades, nos permitirá dar pasos adelante en vez de detenernos. El valor que aporta la construcción industrializada al desarrollo país es mucho más de lo que hemos logrado hasta ahora, es por eso que contribuir desde la singularidad, nos permitirá crear nuevos hábitos de trabajo para lograr todo lo que soñamos construir.

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