8 de Diciembre, 2022
En su momento, Wenlock Road fue reconocido como el edificio realizado con madera más alto de Europa y uno de los más elevados del mundo. Una estructura de 10 pisos que sorprende tanto por su fachada cúbica, como por su composición material en pleno distrito de Hackney, en la capital de Inglaterra. Una obra que demostró la versatilidad de este recurso natural y, específicamente, del CLT.
La firma de arquitectos Hawkins/Brown y los desarrolladores Regal Homes fueron los encargados de proyectar este edificio de uso mixto, comercial y residencial en la Wenlock Road de Londres. Hablamos de una estructura de 6.750 m2 y 33 metros de altura —con una planta baja para locales comerciales y los nueve pisos restantes para viviendas— que proponen un plan cruciforme y una grata vista hacia el Canal del Regente.
Con un mecanismo de giros horizontales que emulan al popular “Cubo de Rubik”, como también se lo conoce, se crean esquinas y voladizos que otorgan gratas terrazas y balcones. La complejidad de su forma convocó una resolución estructural que destacó por su eficiencia y sustentabilidad. El reto fue cómo lograr materializar este atrevido punto de partida con una estructura de madera, respondiendo a los esfuerzos exigidos por la torsión y los voladizos de la manera más eficiente.
La decisión finalmente fue una moderna estructura híbrida de acero y paneles de CLT, con pórticos realizados mediante perfiles de acero que generaron los marcos en donde hoy se encuadran los paneles prefabricados de madera contralaminada. Éstos, además de constituir las paredes y pisos de los departamentos, arriostraron la estructura inicial de acero, por lo que se convierten en elementos activos y participantes de la estructura de manera integral.
A continuación, un repaso por los elementos que componen “The Cube”, como se lo apoda popularmente.
Una de las inspiraciones para “The Cube” fue el Ficus Baniano. Un árbol endémico de la India, de grueso tronco, que soporta sus largas ramas extendiéndose en todas direcciones. Así como el árbol, el edificio tiene un gran corazón central, un tronco fuerte y rígido al cual sus “ramas” trasladan los esfuerzos.
Las ramas son los prismas del CLT y del acero que van conformando, como si de un juego infantil se tratase, un damero tridimensional ligero y resistente que alberga las viviendas. Esta apuesta logra salvar los voladizos que se generan en las esquinas y se ancla al núcleo de hormigón que finalmente transmite las fuerzas a la cimentación.
Es la única parte construida in situ. El resto de elementos de esta obra fueron realizados mediante procesos de prefabricación en taller y transportados hasta el lugar. De esta forma se consiguió, por una parte, reducir tiempos y abaratar costos, y por otra, que las piezas en madera sean mucho más precisas dimensionalmente. Un sistema prefabricado permite un mayor control de calidad y evita la sobreexposición a la intemperie de los materiales.
La idea de la construcción en madera estuvo presente desde el inicio del proyecto. Gracias a sus experiencias previas en estructuras en CLT, en Hawkins/Brown ya conocían los beneficios de este material, no sólo en cuanto a sus capacidades resistentes y de ligereza, sino también como un efectivo aislante térmico, acústico y de estanqueidad al aire.
En total se utilizaron 1.400 m3 de CLT, los cuales se trasladaron desde Austria. El sistema elegido fue BBS, que se compone de elementos prefabricados constituidos por láminas de madera de abeto encoladas de manera ecológica, con excelentes prestaciones en cuanto a resistencia, insonorización y resistencia al fuego. De hecho, uno de los puntos claves respondió a este último punto.
Pese a que el material cumple con las condiciones requeridas de 90 minutos de resistencia estructural, debido a la legislación local inglesa referida a edificios en altura, no fue posible que la madera quedara a la vista en espacios interiores. Como resultado, las unidades residenciales fueron recubiertas de placas de yeso, contrastando así el blanco luminoso de los interiores con la calidez y tonalidades de la madera de sus terrazas y de la envoltura exterior de cedro rojo.
Se utilizaron paneles de hasta 200 mm de espesor, con dimensiones no superiores a 12m. De esta manera, cada panel, tanto de piso como de pared, pudo ser realizado completamente en taller y transportado al lugar. En el diseño y construcción de los mismos se tuvieron en cuenta las aperturas de puertas y ventanas, componentes armados en obra a posteriori.
La encargada del suministro de madera fue la empresa especializada Binderholz, la cual se rige por principios de residuos cero y de gestión sostenible. Para garantizar este punto, se someten a la supervisión de dos cadenas de control internacionales: PEFC (Programme for the Endorsement of Forest Certification Schemes) y IBU (certificación del Instituto alemán para la construcción del Medio Ambiente). Instituciones que verifican cada etapa del proceso desde el bosque hasta el usuario final.
Uno de los aspectos claves en el proceso de construcción de la obra fue la coordinación entre todos los equipos encargados de cada una de las partes. Fue indispensable una cuidada orquestación para organizar la llegada de los elementos prefabricados en cada etapa y en el momento preciso, adecuándose al espacio disponible.
En palabras de Alex Smith, uno de los asociados de Hawkins/Brown, “The Cube abre nuevos caminos y demuestra el gran potencial de la madera laminada estructural como material que permite una construcción rápida con un impacto ambiental reducido”. La ambiciosa visión de sus arquitectos y el esfuerzo por dar un paso más allá en la complejización de estructuras en madera, valió un reconocimiento tanto por su diseño como por su construcción. Nos referimos al galardón “Evening Standard New Homes Award”, obtenido en 2015.
El esquema de partida es, en apariencia, sencillo. Un basamento que ocupa toda la superficie del terreno, albergando las unidades comerciales a pie de calle. Y sobre él, con forma cruciforme, el bloque de viviendas. La forma en cruz genera cuatro patios exteriores, uno en cada esquina, con diferentes orientaciones. Éstos reinterpretan el patio tradicional: espacios de transición entre el interior y el exterior que fomentan la intimidad y convivencia entre los vecinos.
A partir de esta forma, la geometría se complejiza a medida que las plantas comienzan a girar sobre su eje central, logrando una forma trenzada de gran dinamismo. Los ángulos tienen que ver con la inclinación necesaria para lograr la orientación norte, pues de esta manera no sólo logran un máximo aprovechamiento de la luz solar, sino que, además, generan un abanico de visuales, dotando a cada departamento de dos e incluso tres vistas, y de las ventajas de la ventilación cruzada.
Citando a Simon de Friend, cofundador de Regal Homes, “The Cube fue creado para ser un pionero de posibilidades arquitectónicas, empujando los límites de la construcción de viviendas y el desarrollo de los hogares que son también obras de arte”. Y no está desencaminado en sus apreciaciones, considerando que cada vez son más los arquitectos que eligen este material y que la escalada hacia las alturas de las estructuras en madera es galopante.
Cada una de las fachadas tiene una orientación y condiciones contextuales diferentes, por lo que la respuesta de cada una también es diferente. Por ejemplo, la fachada se asoma al Parque Shepherdess, situado en el Área de Conservación del Canal de Regentes. “The Cube” no sólo se integra con los edificios tradicionales realizados en ladrillo, sino que potencia el paisaje urbano al ocultar su modernidad tras una pantalla regular ortogonal revestida de ladrillos oscuros.
En la fachada opuesta, enfrentada al canal con orientación Oeste, el edificio se expresa con precisión, mostrando sin acentuar sus angulosas formas recubiertas de cedro rojo. De esta manera se consigue también romper con la linealidad enfrentada a este estrecho espacio.
Otro asunto determinante para su construcción fue la política de fomento del uso de la madera en la construcción por parte de las autoridades del Reino Unido. En el distrito de Hackney se planteaba una actitud de “madera primero” en cuanto a permisos y planificación. Una política que, aunque aún no había sido implementada cabalmente, sí fue tenida en consideración por los desarrolladores.
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