Bert: Casas-árbol modulares de CLT en el bosque austríaco

P BERT

8 de Febrero, 2023

Este hotel compuesto de cuatro pequeñas edificaciones modulares combina una estética que nos transporta a la infancia por el diseño que se asemeja a personajes de dibujos animados y con una cuidada realización en madera maciza contralaminada. 

 

En el estado de Estiria,  centro de Austria, encontramos unas peculiares construcciones realizadas en madera,  insertas en el bosque. Su apariencia es casi onírica, a medio camino entre un habitante de la espesura y un personaje sacado de un cuento infantil. Son las casas-árbol conocidas como “Bert”.

Se trata de cuatro pequeñas edificaciones en torno al complejo hotelero al que pertenecen, el Steirerecken en Pogusch. Forman parte de las instalaciones que rodean una ruta turística de senderismo y su función es ampliar la oferta de alojamiento para huéspedes.

Realizadas por completo en madera, tanto en su estructura como en sus revestimientos, fueron diseñadas por el estudio de arquitectura Precht y desarrolladas junto con la startup Baumbau, especializada en viviendas mínimas y turismo sustentable. La colaboración entre ambas empresas comenzó en el año 2019 y a principios de 2021 vieron inauguradas estas primeras edificaciones.

 

Construyendo un árbol en el bosque 

Su geometría es un cilindro vertical sobre el suelo que sirve de apoyo para otros que se colocan sobre éste de manera perpendicular. El resultado obtenido es una serie de elementos superpuestos, ramificándose en diferentes direcciones aludiendo a la imagen de un árbol.

Además de sus cualidades estéticas, las formas tubulares ofrecen una gran estabilidad estructural. Son piezas autoportantes que se mantienen en equilibrio sin necesidad de una cimentación demasiado ancha, logrando así el objetivo de ocupar la mínima huella posible en el terreno sobre el que se apoyan.

Las Bert están realizadas mediante componentes prefabricados de madera maciza contralaminada, CLT, que posteriormente fueron trasladadas y montadas en el lugar.   El CLT es doblado y cortado con máquinas CNC para conseguir la geometría circular deseada y  configura tanto estructura como revestimientos interiores.

La envolvente exterior es de tejas de madera de alerce en forma de hojas, cuyos tonos marrones se desgastan con el paso del tiempo, mimetizándose con el entorno y reforzando su estética de tronco de árbol.

Gracias a las ventajas que ofrece el sistema de construcción prefabricado, se ahorraron tiempos de construcción y ejecución. Las piezas fueron erigidas rápidamente en el lugar, la primera en una semana y la siguiente en tan sólo un día.

Una característica importante del sistema Bert es su carácter modular. Es decir, que está concebido pensando más allá de los cuatro objetos arquitectónicos que se llegaron a materializar. Su diseño no contempla solamente la necesidad inicial del cliente, sino que también posibles intervenciones futuras.

Para ello se idearon una serie de módulos habitables, repetibles y encastrables entre sí. De este modo, pueden ser ampliadas a lo largo de su vida útil mediante la adición de nuevas configuraciones.

 

Los ventanales ocupan toda la circunferencia que los cilindros tumbados ofrecen evocando los grandes ojos de un dibujo animado. La transparencia y calidad del vidrio y la carpintería era esencial para lograr esa sensación de que el reducido espacio interior se expande y proyecta hacia el exterior. La interacción de los ocupantes con el entorno era fundamental en la concepción de la idea.

El mobiliario también fue diseñado modularmente para encajar con las curvas de la estructura. Sus colores oscuros contrastan con los tonos claros de la madera vista y otorgan al espacio interior la calidez de una cueva, de un refugio.

El factor decisivo: cómo hacerlo 

Desde la gestación de la idea, el “cómo” fue un factor decisivo en la toma de decisiones del equipo: buscaban que sus construcciones tuvieran una huella ecológica reducida. Por un lado, que impacten  lo mínimo posible en su entorno y por otro, que todo el proceso constructivo fuese lo más sustentable posible.

Los pequeños Bert tienen muy poca superficie de contacto con el suelo. Las bases circulares sobre las que se alzan poseen tan sólo 156 cm de diámetro. Conectados mediante una escalera de caracol, los espacios habitables se desarrollan en altura llegando a sumar una superficie útil de 43m2. Además, para su construcción no se derribó ningún árbol del entorno, sino que aprovecharon pequeños claros ya existentes.

Toda la materia prima utilizada fue extraída en la región de Tirón Oriental. Una cooperativa forestal se encargó tanto del procesamiento del material como de la producción de los elementos modulares.

Además, se trata de unidades autosuficientes, con paneles solares instalados en el techo, inodoros de compostaje y con una instalación de tratamiento de agua en la planta baja. 

 

 

Austria, un país forestal 

Austria es un país con una superficie cubierta de bosques en casi un 50%, siendo uno de los países más densamente arbolados de Europa. Y en la región de Estiria, donde se encuentra la obra, esa proporción es aún mayor, llegando a un 62%. De hecho a esta provincia se la conoce como «el corazón verde de Austria».

Los arquitectos responsables del proyecto, Chris y Fei Tang Precht, habitan en este entorno natural privilegiado. Para ellos, vivir en la naturaleza significa volver a formar parte de ella. Opinan que para combatir problemas como el calentamiento global o la contaminación es necesario encauzar los problemas con diseños inteligentes e ideas innovadoras.

“Creemos que abordar estos desafíos globales requiere un cambio de perspectiva y de conciencia. Esto significa reconocer que somos parte de la naturaleza, no sólo usarla como un recurso”.

 

A esta filosofía responde Bert. Para la creación de las casas se utilizaron aproximadamente 32,5 metros cúbicos de madera, lo que corresponde a un almacenamiento de 32 toneladas de CO2 por cada una.

Rudolf Obauer, CEO de Baumbau también sintoniza con esta idea: “Los problemas de nuestra generación no se resolverán con nuevas tecnologías sino con la conexión entre nosotros y con el medio natural”.

La ambición de los miembros del estudio Precht era la de crear una estructura con un impacto ambiental mínimo y que sus formas al asemejarse a los dibujos animados de Minions nos transportaran a la infancia.  Es decir, que sin perder la seriedad inherente al desarrollo de un proyecto arquitectónico, recuperaron la visión ingenua que un niño tiene cuando se desarrolla creativamente.


Escrito por Ruth González – Miró Pérez
Imágenes de Tom Klocker, gentileza Estudio Precht

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