Sin savia ni celulosa: así es la madera rescatada por Subnativo desde el fondo del mar

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Por medio de equipos de buceo certificados, recolectan troncos de mínimo tres metros desde las profundidades para ofrecerlos a la manufactura nacional, con el fin de reutilizar estos elementos considerados como residuos subacuáticos y así preservar los bosques.  

Todo comenzó en febrero de 2021, cuando Jorge Huanel y su hijo Bastián disfrutaban de sus vacaciones en el Lago Pirihueico, provincia de Valdivia, en la Región de Los Ríos. Una de las zonas turísticas más atractivas de Chile, por los paisajes que ofrece su amplia masa forestal y de aguas superficiales, junto con la historia ligada a las mismas, entre ellas, la que motiva el inicio de esta empresa que rescata madera nativa de las profundidades de lagos y ríos para ofrecerlas en el mercado. 

Y es que unos lugareños les comentaron de una antigua práctica, totalmente artesanal y autodeterminada, de personas que se sumergían en los abismos acuosos para recuperarlas. Ellos hablaban de varias décadas atrás, cuando no existía la tecnología y el conocimiento de ahora como para hacerlo, con la misma añoranza de cuando alguien se refiere a algo lejano, arduo y dificultoso, pero memorable. Huanel padre sintió un clic en su cabeza. Había una oportunidad que tomar. Fue el surgimiento de Subnativo

Los avances del buceo y la constante búsqueda de decoradores, mueblistas, arquitectos y constructores por este material noble, le hicieron pensar en repetir la actividad en nuestros días. Se interiorizó más en el tema, analizó las posibilidades, incluso conoció a quienes protagonizaron algunos de estos reflotes, y antes que terminara ese año, en el mismo Pirihueico, organizó su primer descenso. En promedio, las expediciones de antes sacaban hasta 10 troncos a la superficie. El suyo rondó los 100. 

“Lo que hacemos es obtener madera sumergida en lagos y ríos del sur, la cual está catalogada legalmente como residuo submarino, así como si fuera escombro. Nos estamos haciendo cargo de ello, para luego tomar esos troncos, llevarlos a un proceso de serrado y así venderlos en forma de cubierta. Contamos con los permisos de la CONAF y de la Armada de Chile, pues no es posible hacer nada de esto sin su autorización, especialmente de los últimos, por la jurisdicción de los humedales, ríos, lagos y playas que rige en el país”, declara el gerente.

La relatada es la primera de tres experiencias inmersivas que lleva hasta la fecha Subnativo, quienes serán parte de la próxima edición de la Semana de la Madera. El público podrá conocer de primera mano su objetivo: ser una respuesta ante la necesidad de disminuir la deforestación excesiva, a partir del reciclaje de ejemplares que yacen bajo el agua, para luego proveer de un recurso sólido y sustentable al sector manufacturero. 

Jorge Huanel indica que lo que traen a superficie es madera de calidad, como detalla más adelante, siendo en su mayoría raulí, coihue y laurel con una data de más de 30 años de hundición. Que su plan es seguir creciendo y abarcar toda la Patagonia chilena, siempre pensando en la posible expansión de su negocio a otros países urgidos por la desertificación que atraviesa el mundo por el calentamiento global. Desde ahí surgen dos preguntas. 

¿Cómo lo hacen? Su equipo de buceo certificado para estas funciones comerciales amarra los troncos a unos tambores metálicos sellados que permiten su flotación. “El tamaño depende de la especie y la zona, pero la mayoría son de diámetros de 35 cm y de 3,60 metros de altura, como mínimo. En raulí hemos llegado a los cuatro metros y fracción, y el próximo año iremos por unos laureles que deberían ser de hasta seis o siete metros”, afirma.  

¿Y qué bondades presenta esta madera por sobre otras? El fundador de esta organización lo ve desde tres miradas que apuntan a lo mismo: la ausencia de savia. Un procedimiento que ocurre en su interior de manera espontánea al estar tantos años inmersa, siendo un punto a favor, ya que esta sustancia gomosa suele provocar defectos mecánicos propios del material, como torceduras y rajaduras. 

Esta falta, a su vez, promueve un secado más rápido de la misma, dice el entrevistado. “A un raulí, de forma normal, le tomaría dos años o más secarse, dependiendo el tamaño y su calibre. Acá un tronco puede estarlo en 7 a 9 meses, con un 12% de humedad. Algo que puede aportar mucho para la mueblería”, señala.  

Sumado a lo anterior, el tercer atributo que ve el gerente de Subnativo es que en este elemento, también por sus años submarinos, tampoco hay celulosa, la que provoca la llegada de termitas y hongos. Por ende, asegura Huanel, estaríamos en presencia de una madera que tiene un comportamiento tal como si estuviera impregnada, pero esta vez de modo natural. 

“Y con eso estamos reduciendo la huella de carbono, porque no necesitamos una cámara de secado y nos ahorramos toda esa energía. Claramente, esto también es beneficioso desde el punto de vista económico, porque si un mueblista compra un raulí recién aserrado, de las características que estoy comentando, tendrá un retorno de utilidades más rápido que si lo está haciendo de un árbol con savia”, añade. 

Subnativo tendrá un stand en la Semana de la Madera 2023, con el fin de divulgar las bondades de su materia prima, especialmente para diseñadores, mueblistas, arquitectos y todo quien requiera madera para sus trabajos. 

“Para la Semana de la Madera llevaremos una de nuestras cubiertas de raulí, proveniente de nuestro primer reflote de 2021, la que pondremos como un tótem para que la gente lo pueda tocar, oler e dejarse impresionar con su textura, además de ver cómo la madera se preserva en esas condiciones. Y tendremos un monitor con videos de nuestra tarea, desde las primeras inspecciones hasta las extracciones mismas, las que luego terminan siendo productos que, a la larga, se transforman en verdaderas obras de arte con una historia”, finaliza. 

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