Se trata del Centro Laherrère, desarrollado por CoBe Architecture, el cual posee un enfoque global de desarrollo sostenible con diseño bioclimático, materiales bio-basados y rendimiento energético.
La plaza Laherrère, en el corazón del barrio zaragozano de Pau, Francia, está experimentando importantes cambios. Los arquitectos, urbanistas, paisajistas y directores de proyecto de CoBe Architecture han apostado por desarrollar un ambicioso programa de 11.210 m².
El proyecto se enmarca en un exigente enfoque global de desarrollo sostenible, con una certificación de energía positiva y carbono negativo (E+C-) de nivel E2C2, teniendo en cuenta los principios del diseño bioclimático, paredes con estructura de madera, revestimientos, carpinterías y mobiliario interior de madera procedente de especies locales (ubicados a menos de 450 km del sitio) y materiales reciclados.
El programa incluye 2 edificios en forma de L con 116 unidades de vivienda para estudiantes y 60 para trabajadores jóvenes, oficinas, espacio de coworking, locales administrativos, instalaciones, escuela, restaurante, comisaría y tiendas.
En la planta baja, arcos de hormigón teñido inspirados en el lenguaje clásico se elevan en elegantes proporciones, dando orden y estabilidad a la plaza. Una matriz texturiza el hormigón y lo transforma en piedra, anclando el edificio en el suelo y en la historia.
Los comercios, la comisaría, el restaurante y los accesos a los diferentes programas situados en la planta baja crean la base activa de la plaza. En los pisos superiores, la expresión de las fachadas revela los diferentes usos de los edificios, reflejando la rica y variada programación del proyecto general.
Aquí, el hormigón dialoga sutilmente con las carpinterías de madera que confieren a la estructura un carácter doméstico. En estos 4 niveles superiores, el proyecto incluye la construcción de una residencia mixta de viviendas (100 para estudiantes y 100 para jóvenes profesionales), locales terciarios y administrativos así como un centro de negocios.
Por la noche ocurre la magia: las paredes de los arcos se iluminan. La luminaria integrada en la carpintería de los arcos de la planta baja ilumina la base del edificio y acompaña a los vecinos en sus recorridos peatonales, mientras que la arquitectura invita a pasear por la plaza a cualquier hora del día.
