Aldea de Trabajo Comunitario Santa Rosa
En términos de las actividades laborales de las personas, prepandemia, se repartían en extensas horas dedicadas al desplazamiento desde los lugares de residencia hacia los espacios de trabajo, las cuales, incrementadas con extensas jornadas laborales, desencadenan según las mediciones, bajos porcentajes de productividad y ausencias por enfermedades laborales, sumado a un desmedro en la calidad de vida y a las actividades relacionadas con la recreación y la vida en familia.
Bajo este paradigma es válido preguntarse ¿Qué nos trajo la pandemia? en palabras simples y concretas, todo se volvió más cercano, al reducir la movilidad, actividades como las horas invertidas en desplazamiento se cambiaron por horas de reencuentro, de horas dedicadas a vínculos afectivos, a un descubrir en familia, en general a dar un “nuevo valor al tiempo” si bien las condiciones sanitarias nos separaron, cabe preguntarse si en realidad nos acercaron, los espacios familiares y de las viviendas mutaron, actividades anexas tienen que ser absorbidas por los espacios de la vivienda, mutación continua de actos en un espacio común, la reinvención y la reestructuración de la vida en el hogar, y la creación de nuevos espacios dentro del organigrama interno de la vivienda.
En base a esto se toma como caso de estudio el sector Santa Rosa, el cual se emplaza en la ciudad de Temuco, capital de la IX región de la Araucanía. La localidad se encuentra rodeada por 3 hitos naturales: Cerro Ñielol y Conun-Huenu, además del Río Cautín que bordea a la ciudad. El sector se fundó con inicios de tomas de terrenos, a los pies de la línea férrea y en una terraza inferior al resto de la ciudad, generando una problemática de segregación y de estigmatización social hacia este, además de que la alta densidad habitacional presente en el sector genera una imposibilidad de reestructurar la vivienda para poder trabajar desde casa.
Para enfrentar las problemáticas surge, Aldea de Trabajo comunitario Santa Rosa, el cual surge en base a las necesidades del barrio, en donde se genera un cruce entre: trabajo, recreación y territorio.
El proyecto consiste en 6 volúmenes con diferentes usos, situados a los pies del Río Cautín frente a un bosque de pinos, conceptualmente estos se separan para generar "entres" permitiendo una permeabilidad visual y relación entre la vegetación y la ribera del río.
El sistema se inicia desde los módulos de trabajo hacia el remate de este, que es un punto de intercambio comercial local, en donde las personas comercializan lo que generan en su línea de producción. Además de espacios complementarios para la recreación de sus habitantes, formando así un microcentro a escala barrial, supliendo la necesidad de las personas de desplazarse al centro de la ciudad debido a la segregación y la falta de equipamientos que este posee.
El edificio se estructura en base a módulos independientes, en donde como base se encuentran zócalos de hormigón, característicos en la forma de construcción del lugar, dejando el programa de acceso y de servicios en este, mientras que, por medio de una circulación perimetral, demarcado por su sistema constructivo de doble pilar y viga en madera laminada, modulado a 1,22 metros, el cual se repite las veces que sea necesaria para formar el volumen, esta modulación forma un núcleo interior de trabajo, en donde por medio de planta libre se generan los diferentes oficios en su interior, además cuenta con una envolvente que aporta protección por diseño a las estructuras principales de cada módulo.
