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Casa corredor de la biosfera

Empresa / oficina: Tomas Elizalde Restauración EIRL

Arquitecto a cargo: Tomás Elizalde -restaurador- Jaime Rodillo Roberto Fantuzzi Natalia Avsolomovich -arquitectos-

Ingeniero Estructural: no hay

Cliente: Tomás Elizalde Ariztía

Ubicación: Valparaíso

Superficie construida: 208mts2

Año de construcción: 2014-2019

Sitio web:

Fotógrafo: Max Donoso Rodrigo Gómez Andrés Boubet Julio Narbona

 

Valparaíso está dentro del corredor biológico y reserva de la biósfera que se encuentra entre Peñuelas y La Campana. Característica que envuelve a la ciudad-puerto y que se expresa de múltiples formas. Ubicada en el cerro Cárcel, sobre la cota cien, orientada al norte, entre medio de dos quebradas, subiendo una escalera empinada, en un pasaje sin nombre, “la casa corredor de la biósfera” está situada donde había otra casa: un vestigio del pasado rural de Valparaíso, que fue abandonada con cien años de historia adentro. Cinco años después, desde aquel hallazgo inicial, es lo que es ahora. Y eso se lo debo a todo el equipo de arquitectos, artistas, inventores, técnicos, maestros, ayudantes, estibadores, talleres y amigos que colaboraron y aportaron con su experticia, oficio, voluntad y visión, a la sinergia de esta obra hecha a mano.

La obra contempló el reciclaje en todas las etapas: puertas, ventanas, baldosas, balaustres, revestimientos, pilastras, cornisas, tablas de piso, herrajes, vidrios de colores y vigas y pies derechos de distintas escuadrías fueron encontrados en casas que ya no existen. También conseguí adobes, adobillos y quinchas desechadas como escombro en las demoliciones. En el camino se sumaron otros elementos tales como las lucarnas, mármoles y piedras. Todos estos elementos, previamente obtenidos, permitieron dar forma al proyecto. La relación de las distintas proporciones, geometrías y estéticas, me llevaron a observar escalas y dimensiones que se repetían, de esta manera todo fue encontrando su lugar en pos del conjunto.

El trabajo de seleccionar y sacar la pintura a todo lo encontrado, de limpiar el terreno, de sacar escombros y ripio, de subir el material, de erigir los muros perimetrales y contenciones, fue arduo y prolongado. Mas este tiempo, fue necesario para entender la geografía, probar distintas configuraciones y darle forma definitiva al programa. Consideré las siguientes aristas como esenciales:

1. Que toda la estructura, exceptuando los muros cortafuegos, fuesen en tabiquería en madera reciclada y ensamblada.
2. Que fuese eficiente energéticamente mediante el uso de distintas técnicas en tierra cruda- según orientación: quincha seca, quincha húmeda y adobillo-, y sistemas de ventilación pasiva
3. Que tuviese techo vivo y un sistema integral de reciclaje de aguas grises y aguas lluvias. Se usoron biofiltros en base a plantas, además de un sistema de captación de humedad mediante drenajes colocados bajo todos los pavimentos exteriores
4. Y por último, que estuviese rodeada de vegetación, permitiendo así, la regeneración del hábitat inmediato.

Más de diez mil fueron los ladrillos pejesapos reciclados. Fueron utilizados en contenciones, cortafuegos y pavimentos exteriores. A esta estructura se acopló parte de la carpintería en madera, donde basas de 8” por 8” en roble hicieron de cadenas. Los adobillos se ocuparon en los muros que dan al norte y al poniente; la quincha seca en los muros que dan al sur; la quincha húmeda en los tabiques que separan las habitaciones. Un sistema de ventilación pasiva se extiende entre todos los recintos de la casa, permitiendo la posibilidad de circulación de la corriente sur-norte.

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